Isabel Díaz Ayuso deja la Conferencia de Presidentes ante la ridícula y vergonzante provocación del Lehendakari Pradales farfullando en euskera
![[Img #28277]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/06_2025/1923_screenshot-2025-06-06-at-14-07-49-isabel-diaz-ayuso-conferencia-presidentes-buscar-con-google.png)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha abdonado la sala donde se celebraba la Conferencia de Presidentes tras comenzar su intervención el lehendakari Imanol Pradales hablando en euskera, un gesto que Ayuso ha interpretado como una provocación deliberada.
Pradales, que en su vida cotidiana utiliza el castellano y no procede de un entorno vascoparlante, optó por expresarse en euskera en un foro en el que la mayoría de los asistentes no comprenden esa lengua. La reacción de Ayuso fue inmediata. Tal y como había advertido un día antes en la Asamblea de Madrid, se levantó y se marchó. «Todo lo que me tengan que decir en los pasillos en español, o lo dicen dentro en el mismo idioma, o me saldré», había declarado con claridad.
La presidenta madrileña ya había acusado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de utilizar la pluralidad lingüística como una herramienta de "provincianismo" y de querer convertir el foro de presidentes autonómicos en un acto al servicio de su "gloria personal". A pesar del abandono temporal, Ayuso regresó a la sesión cuando se reanudaron las intervenciones en español.
El gesto de Ayuso fue duramente criticado por el Gobierno vasco, que lo calificó como una “intolerable falta de respeto” al euskera, al lehendakari y al pueblo vasco. En un comunicado tan ridículo como vergonzante, el Ejecutivo autonómico sostuvo que "respetar las lenguas oficiales no es un gesto menor: es una cuestión de derechos, de igualdad lingüística, respeto institucional, cultural y democrático", obviando que el euskera sólo es lengua cooficial en el País Vasco y en parte de Navarra, no en el conjunto del Estado.
Desde la delegación vasca también se lamentó que otros presidentes autonómicos no utilizaran el sistema de traducción habilitado para facilitar la comprensión mutua entre representantes institucionales, lo que habría generado, según las mismas fuentes, un "profundo malestar".
A las críticas del Gobierno vasco se sumó la vicepresidenta segunda del Ejecutivo, la radical de extrema izquierda Yolanda Díaz, quien, en un mensaje publicado en gallego en la red social Bluesky, consideró que “la diversidad lingüística del país sólo ofende a quienes tienen una visión muy limitada de España”. “Nuestras lenguas y culturas nos hacen mejores”, añadió.
La escena, más allá de la anécdota, refleja la creciente tensión entre un modelo de Estado basado en la fragmentación lingüística institucionalizada y quienes defienden la unidad idiomática como herramienta de convivencia y eficacia en la gestión pública. Para Ayuso, el uso del euskera en ese contexto no fue una reivindicación cultural, sino una maniobra política disfrazada de pluralismo.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha abdonado la sala donde se celebraba la Conferencia de Presidentes tras comenzar su intervención el lehendakari Imanol Pradales hablando en euskera, un gesto que Ayuso ha interpretado como una provocación deliberada.
Pradales, que en su vida cotidiana utiliza el castellano y no procede de un entorno vascoparlante, optó por expresarse en euskera en un foro en el que la mayoría de los asistentes no comprenden esa lengua. La reacción de Ayuso fue inmediata. Tal y como había advertido un día antes en la Asamblea de Madrid, se levantó y se marchó. «Todo lo que me tengan que decir en los pasillos en español, o lo dicen dentro en el mismo idioma, o me saldré», había declarado con claridad.
La presidenta madrileña ya había acusado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de utilizar la pluralidad lingüística como una herramienta de "provincianismo" y de querer convertir el foro de presidentes autonómicos en un acto al servicio de su "gloria personal". A pesar del abandono temporal, Ayuso regresó a la sesión cuando se reanudaron las intervenciones en español.
El gesto de Ayuso fue duramente criticado por el Gobierno vasco, que lo calificó como una “intolerable falta de respeto” al euskera, al lehendakari y al pueblo vasco. En un comunicado tan ridículo como vergonzante, el Ejecutivo autonómico sostuvo que "respetar las lenguas oficiales no es un gesto menor: es una cuestión de derechos, de igualdad lingüística, respeto institucional, cultural y democrático", obviando que el euskera sólo es lengua cooficial en el País Vasco y en parte de Navarra, no en el conjunto del Estado.
Desde la delegación vasca también se lamentó que otros presidentes autonómicos no utilizaran el sistema de traducción habilitado para facilitar la comprensión mutua entre representantes institucionales, lo que habría generado, según las mismas fuentes, un "profundo malestar".
A las críticas del Gobierno vasco se sumó la vicepresidenta segunda del Ejecutivo, la radical de extrema izquierda Yolanda Díaz, quien, en un mensaje publicado en gallego en la red social Bluesky, consideró que “la diversidad lingüística del país sólo ofende a quienes tienen una visión muy limitada de España”. “Nuestras lenguas y culturas nos hacen mejores”, añadió.
La escena, más allá de la anécdota, refleja la creciente tensión entre un modelo de Estado basado en la fragmentación lingüística institucionalizada y quienes defienden la unidad idiomática como herramienta de convivencia y eficacia en la gestión pública. Para Ayuso, el uso del euskera en ese contexto no fue una reivindicación cultural, sino una maniobra política disfrazada de pluralismo.