Informe del Royal United Services Institute (RUSI)
Europa bajo la amenaza nuclear de China: El despertar de una amenaza silenciosa
Durante décadas, Europa vivió bajo el amparo estratégico de la disuasión nuclear estadounidense, confiando en que cualquier amenaza de alto nivel sería respondida desde Washington con la contundencia necesaria. Pero un informe reciente del Royal United Services Institute (RUSI), el think tank de defensa más antiguo del mundo, advierte de un giro inquietante: el auge nuclear de China está proyectando una amenaza directa sobre el continente europeo, alterando el equilibrio de poder global y obligando a la OTAN a reconsiderar los cimientos de su seguridad colectiva.
El autor del informe, el analista belga Alexander Mattelaer, sostiene que la expansión acelerada del arsenal nuclear chino no solo rebasa a potencias europeas como Francia y el Reino Unido, sino que está erosionando la credibilidad de la disuasión extendida de Estados Unidos en Europa. “Si China desarrolla la capacidad de neutralizar o amenazar directamente al territorio continental de EE.UU., entonces la seguridad europea dejará de ser un compromiso automático”, advierte.
China ha pasado de ser un actor secundario en la guerra fría a convertirse en la tercera potencia nuclear del mundo, con un crecimiento sin precedentes. Solo en los últimos años, ha superado las 600 ojivas nucleares y ha construido más de 350 silos para misiles intercontinentales (ICBM), con capacidad para alcanzar Europa y América del Norte.
Además, ha adoptado una estrategia de "triplicar la disuasión": desarrollar simultáneamente capacidades de segundo ataque, plataformas de lanzamiento móviles, y un sistema de mando y control nuclear más autónomo. Según Mattelaer, si la tendencia continúa, China alcanzará la paridad con Estados Unidos y Rusia en menos de una década.
Frente a este nuevo escenario tripolar (EE.UU., Rusia, China), Europa se encuentra en una situación delicada. Aunque Francia y el Reino Unido disponen de fuerzas nucleares estratégicas, estas no están diseñadas para disuadir directamente a China. Y la OTAN, aunque técnicamente una alianza nuclear, depende de forma abrumadora del compromiso estadounidense.
El informe plantea una pregunta incómoda: ¿Estaría dispuesto Estados Unidos a arriesgar Nueva York para defender Berlín, si eso significa desencadenar una guerra nuclear con China? La respuesta ya no es tan clara como en los tiempos de la Guerra Fría.
Recomendaciones clave del informe:
Modernizar la disuasión nuclear de la OTAN: incluyendo misiles de medio alcance en Europa, plataformas móviles, y cabezas nucleares de bajo rendimiento más flexibles.
Crear una arquitectura de defensa común frente a China: incluyendo el espacio, el ciberespacio y el dominio nuclear.
Reforzar la autonomía estratégica europea: sin romper la alianza atlántica, pero asumiendo más responsabilidad propia ante el nuevo escenario.
“No actuar ahora podría salirnos caro más adelante”, concluye Mattelaer. Europa se enfrenta a un dilema estratégico: mantenerse en su dependencia tradicional o asumir que el mundo ha cambiado y que la disuasión nuclear ya no es un asunto reservado a Washington y Moscú.
En juego no está solo la arquitectura militar, sino la credibilidad política y estratégica de Europa como actor global. Si el continente no logra adaptarse a este nuevo orden nuclear, corre el riesgo de quedar irrelevante en la mesa donde se decide el equilibrio del mundo.
Voces desde el continente:
“El rearme nuclear de China no es un problema asiático, es un desafío global. Europa ya no puede permitirse mirar hacia otro lado”.
— Isabelle Verdier, experta en seguridad europea, Sciences Po
“La doctrina de la OTAN debe actualizarse. Ya no basta con disuadir a Rusia. China está aquí, silenciosa pero determinada”.
— Lt. Gen. Henrik Jorgensen, excomandante de la defensa danesa
Algunos analistas sugieren que Europa podría iniciar una era de “nuclear sharing estratégico”, ampliando el número de países implicados en la disuasión, o incluso creando un comando nuclear europeo autónomo. Pero esa posibilidad tropieza con enormes barreras políticas, especialmente en países como Alemania o España, donde la aversión a lo nuclear es profunda.
Sin embargo, como concluye el informe, “la sombra nuclear de China ya ha llegado. La pregunta ahora es cómo responderá Europa. Y cuánto tiempo le queda para hacerlo”.
Durante décadas, Europa vivió bajo el amparo estratégico de la disuasión nuclear estadounidense, confiando en que cualquier amenaza de alto nivel sería respondida desde Washington con la contundencia necesaria. Pero un informe reciente del Royal United Services Institute (RUSI), el think tank de defensa más antiguo del mundo, advierte de un giro inquietante: el auge nuclear de China está proyectando una amenaza directa sobre el continente europeo, alterando el equilibrio de poder global y obligando a la OTAN a reconsiderar los cimientos de su seguridad colectiva.
El autor del informe, el analista belga Alexander Mattelaer, sostiene que la expansión acelerada del arsenal nuclear chino no solo rebasa a potencias europeas como Francia y el Reino Unido, sino que está erosionando la credibilidad de la disuasión extendida de Estados Unidos en Europa. “Si China desarrolla la capacidad de neutralizar o amenazar directamente al territorio continental de EE.UU., entonces la seguridad europea dejará de ser un compromiso automático”, advierte.
China ha pasado de ser un actor secundario en la guerra fría a convertirse en la tercera potencia nuclear del mundo, con un crecimiento sin precedentes. Solo en los últimos años, ha superado las 600 ojivas nucleares y ha construido más de 350 silos para misiles intercontinentales (ICBM), con capacidad para alcanzar Europa y América del Norte.
Además, ha adoptado una estrategia de "triplicar la disuasión": desarrollar simultáneamente capacidades de segundo ataque, plataformas de lanzamiento móviles, y un sistema de mando y control nuclear más autónomo. Según Mattelaer, si la tendencia continúa, China alcanzará la paridad con Estados Unidos y Rusia en menos de una década.
Frente a este nuevo escenario tripolar (EE.UU., Rusia, China), Europa se encuentra en una situación delicada. Aunque Francia y el Reino Unido disponen de fuerzas nucleares estratégicas, estas no están diseñadas para disuadir directamente a China. Y la OTAN, aunque técnicamente una alianza nuclear, depende de forma abrumadora del compromiso estadounidense.
El informe plantea una pregunta incómoda: ¿Estaría dispuesto Estados Unidos a arriesgar Nueva York para defender Berlín, si eso significa desencadenar una guerra nuclear con China? La respuesta ya no es tan clara como en los tiempos de la Guerra Fría.
Recomendaciones clave del informe:
Modernizar la disuasión nuclear de la OTAN: incluyendo misiles de medio alcance en Europa, plataformas móviles, y cabezas nucleares de bajo rendimiento más flexibles.
Crear una arquitectura de defensa común frente a China: incluyendo el espacio, el ciberespacio y el dominio nuclear.
Reforzar la autonomía estratégica europea: sin romper la alianza atlántica, pero asumiendo más responsabilidad propia ante el nuevo escenario.
“No actuar ahora podría salirnos caro más adelante”, concluye Mattelaer. Europa se enfrenta a un dilema estratégico: mantenerse en su dependencia tradicional o asumir que el mundo ha cambiado y que la disuasión nuclear ya no es un asunto reservado a Washington y Moscú.
En juego no está solo la arquitectura militar, sino la credibilidad política y estratégica de Europa como actor global. Si el continente no logra adaptarse a este nuevo orden nuclear, corre el riesgo de quedar irrelevante en la mesa donde se decide el equilibrio del mundo.
Voces desde el continente:
“El rearme nuclear de China no es un problema asiático, es un desafío global. Europa ya no puede permitirse mirar hacia otro lado”.
— Isabelle Verdier, experta en seguridad europea, Sciences Po
“La doctrina de la OTAN debe actualizarse. Ya no basta con disuadir a Rusia. China está aquí, silenciosa pero determinada”.
— Lt. Gen. Henrik Jorgensen, excomandante de la defensa danesa
Algunos analistas sugieren que Europa podría iniciar una era de “nuclear sharing estratégico”, ampliando el número de países implicados en la disuasión, o incluso creando un comando nuclear europeo autónomo. Pero esa posibilidad tropieza con enormes barreras políticas, especialmente en países como Alemania o España, donde la aversión a lo nuclear es profunda.
Sin embargo, como concluye el informe, “la sombra nuclear de China ya ha llegado. La pregunta ahora es cómo responderá Europa. Y cuánto tiempo le queda para hacerlo”.