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Blas Piñar Pinedo
Lunes, 15 de Diciembre de 2014 Tiempo de lectura:

El socialismo, enfermedad nacional

El socialismo funciona con consignas y no deja terreno a la meditación. Me contó Pío Moa que cuando dedicó un tiempo a meditar sobre la mentira económica del marxismo, dejó de seguir sus postulados: “la mentira no trae nada bueno.” Y así lo han pagado tantos humanos, porque el socialismo no ha resuelto nada, y sólo ha aportado nada más que miseria y muerte.  Es falso que en el XIX el socialismo despertara interés por los desfavorecidos, porque eso estaba resuelto desde Cristo y, a pesar de los disparates de tantos católicos y los errores de la Iglesia, la doctrina social católica aportaba luz en estos asuntos. Otra cosa es que casi nadie la conozca.

 

El socialismo repite, en esta dramática crisis, que es una crisis del capitalismo y que el neoliberalismo se quiere imponer. Son trucos del lenguaje. La crisis actual es una crisis moral, que se ha manifestado en un derroche que siempre fomentan los que dicen que lo público no es de nadie. Algunos confunden con empresarios a esos magnates que no son nadie sin el BOE y olvidan que las cajas fueron saqueadas por el poder político...

 

Cuando faltan principios, referencias, valores, entonces falta la responsabilidad que hace posible la auténtica libertad. La ausencia de personas libres y responsables es un triunfo del totalitarismo de cualquier color. Esto es, del socialismo, de derechas o de izquierdas, que no es ni más ni menos que un inmenso poder estatal que predomina sobre tu vida, para dirigirte y someterte.

 

Diríase que hay una alianza al modo de China: capitalismo financiero en un sistema socialista donde el ciudadano sólo consume hasta que se arruina, mientras los que mandan son más ricos. Esto es un triunfo hábil del socialismo, que siempre supo utilizar e infiltrar cualquier institución para imponer su cinismo. El socialismo arruina y endeuda, y luego protesta por los remedios de quienes exigen la responsabilidad que siempre se debe. Los que han leído Rebelión en la granja de Orwell saben de sobra que los cerdos instigaron la rebelión contra los propietarios para al final quedarse con el mando de la explotación y vivir como reyes, sometiendo al resto de los animales a una esclavitud peor. Pero aquí algunos quieren ver en los corruptos y comunistas de Podemos la regeneración política que urge.

 

El drama nacional, la enfermedad, el cáncer nacional, es que hay socialistas de todos los colores dirigiendo la nación y los ciudadanos, mayoritariamente, se han tragado la doctrina, siempre atractiva porque promete paraísos sin dejar lugar a la reflexión y todo parece muy cómodo.

 

El socialismo es derroche, porque el pensamiento –hasta lo dijo una ministra socialista- es que “el dinero público no es de nadie.”  El PP ha subido como nadie los impuestos porque aunque tengamos en muchos casos –en la clase media- una presión fiscal superior al 55% (IVA e IRPF) -más de la mitad de lo que ganamos es para Hacienda- la mayoría de la gente en España cree que ganar más de 25.000 € brutos por año es ser rico y que todos tenemos derecho a todo y gratis porque siempre pagaran otros. Pero aún no desgrava el seguro médico privado de los que nunca usan la Seguridad Social y pagan sus medicinas.

 

El socialismo es cínico, porque los pobres son sólo un argumento, una excusa para lograr el poder. Los sindicatos de izquierda nunca defendieron a los obreros, sino que les utilizaron para su revolución. Al socialismo no le interesa la verdad –por eso hace leyes para imponer lo que sólo es propaganda- sino lavar cerebros para evitar personas libres y responsables.

 

La solución es retomar el compromiso de la educación de verdad, armar ciudadanos decididos y responsables, que se acostumbren a que las cosas no son gratis y que todo tiene un precio –al menos, el del esfuerzo-; los ciudadanos deben saber que la igualdad por abajo es la mejor trampa de los que quieren ser distintos y fuertes por arriba, que los socialistas del poder siempre llevan a sus hijos a colegios privados y que además viven en las mejores urbanizaciones como auténticos capitalistas.

 

El socialismo es sencillamente mentira y sólo podremos vencerlo renunciando a creernos sus promesas. El socialismo ha arruinado tres veces a España en menos de 80 años y ahora pueden entender, el porqué de esta crisis, porque todos los partidos, en el fondo, han sucumbido a la trampa del socialismo. No se engañen: al socialismo nunca le importó la sociedad, ni la pobreza, ni la injustica –eso es sólo una hábil utilización de los conceptos a modo de herejía cristiana-, puesto que es el mejor sistema para destruirnos. No estamos en una crisis de la libertad sino ante el fracaso moral de los que creyeron que todo era gratis y que a todo tenían derecho. Espero que aprendamos la lección.

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