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La Tribuna del País Vasco
Viernes, 11 de Julio de 2025 Tiempo de lectura:

¿Hasta cuándo va a consentir el País Vasco el recorte de libertades que promueven los herederos de ETA?

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En pleno siglo XXI, en la localidad vizcaína de Arrigorriaga, gobernada por la extrema izquierda de EH Bildu, se ha consumado un acto de censura inadmisible: la cancelación de la actuación de la Orquesta Vulcano por la “vestimenta de sus mujeres”. Se trata de una agresión a la libertad de expresión, un repunte de autoritarismo cultural camuflado bajo códigos morales anacrónicos. Es grave cuando un ayuntamiento, en manos de la formación política vinculada al entorno de ETA, se convierte en censor de manifestaciones artísticas, imponiendo su visión estrecha de lo que debe o no debe mostrarse en público.

 

No podemos tolerar que se utilice la moral como escudo para implementar la desaparición del pensamiento crítico. La supuesta preocupación por la “vestimenta” no es otra cosa que un intento de someter la creación cultural a los dictados de un puritanismo autoritario comunista. Esto no es más que un modo de vulnerar el derecho fundamental a expresarse, a ser creativos, a bailar, a sentirnos libres.

 

Que sea precisamente un ayuntamiento bajo el control de EH Bildu, socios en el Gobierno del tirano Pedro Sánchez, refleja un proyecto político cuyo talante democrático sigue siendo inquietantemente endeble. La misma coalición que no condena con firmeza su pasado —o que incluso exalta a los psicópatas asesinos que lo alumbraron— ahora se autoregala el rol de moralista censor cultural. Un ataque a la diversidad y un retroceso hacia sistemas de vigilancia ideológica absolutamente totalitaria.


Quienes ejercen el poder en nombre de la política no pueden erigirse en árbitros del arte ni diseñar el vestuario de la libertad. La cultura, y en especial la música, rompe cerrojos, amplía mentes, escapa de jaulas. Con la cancelación de Vulcano, se alza un traje de gala del fanatismo más rancio, que pretende silenciar ritmos, cuerpos y talento en nombre de una caduca moral socialista.

 

Instamos a que tanto la Diputación Foral de Vizcaya como las formaciones presuntamente democráticas del Parlamento Vasco alcen la voz con rotundidad. Exigimos medidas claras: que se reconozca públicamente el atropello liberticida, que se proteja a las orquestas, artistas, colectivos y mujeres que en su trabajo se expresan sin pedir permiso, y que se abra un expediente para responsabilizar a los responsables de esta censura institucional.


En La Tribuna del País Vasco siempre vamos a estar frente a quienes, como los antiguois nazis, tratan de imponernos con gestos totalitarios una moralk estrecha, miserable y caduca.  Mientras haya una guitarra, una voz, una mujer que vista como quiera, la libertad artística existirá. Para defenderla necesitamos la denuncia firme, el compromiso social, el rechazo rotundo a la censura promovida desde las instituciones bilduetarras. Hoy es la Orquesta Vulcano; mañana puede ser cualquier muestra de cultura diversa y en libertad.

 

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