Viernes, 05 de Septiembre de 2025

Actualizada Viernes, 05 de Septiembre de 2025 a las 12:01:17 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Viernes, 18 de Julio de 2025 Tiempo de lectura:
Estudio de impacto

El duelo traumático: el nuevo daño psicológico que asola a Israel tras el 7 de octubre

[Img #28541]

 

Una nueva sombra recorre Israel. No es solo el eco de las sirenas ni el estruendo de los misiles. Es una herida invisible, pero latente, que se arraiga en la mente de miles: la pena traumática. No es duelo, no es solo terror. Es una mezcla brutal de ambos. Un abismo psicológico que amenaza con devorar a una nación.

 

El 7 de octubre de 2023 marcó un antes y un después. Más de 1.100 israelíes —en su mayoría civiles— fueron asesinados en sus casas por los comandos terroristas de Hamas. Familias quemadas vivas, jóvenes masacrados en un festival de música, niños ejecutados frente a sus padres. Las escenas eran más propias de una película de horror que de la realidad. Pero fueron reales. Lo siguen siendo.

 

Aquel sábado negro no solo desencadenó la guerra más brutal en años. También inauguró una crisis silenciosa: la explosión de un fenómeno psicológico devastador, que hasta ahora había permanecido en los márgenes de los manuales psiquiátricos. Se trata del duelo traumático (traumatic grief), una combinación letal de síntomas de estrés postraumático (TEPT) y duelo prolongado. Una especie de doble herida: se llora la pérdida del ser querido, pero también se reviven una y otra vez las circunstancias monstruosas de su muerte.

 

“Es una mezcla de horror y añoranza”, escriben los psicólogos Ilanit Hasson-Ohayon y Danny Horesh, autores de un revelador artículo publicado en el Journal of Traumatic Stress. “El paciente llora a su hijo, pero también teme cerrar los ojos por miedo a ver la escena de su asesinato. El amor se contamina con el terror”.

 

Nota: Los suscriptores de La Tribuna del País Vasco pueden solicitar una copia del artículo por los canales habituales: [email protected] o en el teléfono 650114502

 

Los testimonios que llegan a las clínicas son desgarradores. Madres que sueñan cada noche que corren entre llamas con sus hijos muertos en brazos. Hombres que tiemblan al oír un timbre porque les recuerda la última vez que vieron vivo a su padre. Adolescentes que, incapaces de aceptar lo vivido, se niegan a creer que sus amigos murieron mutilados.

 

Y sin embargo, la psiquiatría oficial todavía no reconoce el duelo traumático como una categoría diagnóstica. “No es TEPT. No es depresión. No es solo duelo. Es algo nuevo. Y necesitamos nombrarlo para poder tratarlo”, afirman los autores.

 

En Israel, miles de psicólogos trabajan contrarreloj en esta emergencia emocional. Pero las herramientas tradicionales se quedan cortas. Las terapias de exposición, por ejemplo, pueden reactivar no solo el miedo, sino también la angustia del amor perdido. El paciente revive no solo el trauma, sino también el deseo imposible de volver a abrazar a su ser querido.

 

“Nunca habíamos visto esto”, dice un terapeuta en Tel Aviv. “No hay palabras para describir el grado de devastación emocional. Cada caso es una bomba de relojería”.

 

Los autores del artículo, ambos expertos en trauma y duelo, proponen que esta tragedia impulse un cambio histórico en la psiquiatría, como ocurrió con el TEPT tras la guerra de Vietnam. La historia, dicen, puede y debe forzar a la ciencia a evolucionar. Y si el 7 de octubre fue un terremoto emocional, su réplica podría ser diagnóstica: el reconocimiento del duelo traumático como una nueva entidad clínica.

 

Porque hay heridas que no sangran. Y sin embargo, matan.

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.