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Lunes, 11 de Agosto de 2025 Tiempo de lectura:
Un artículo de Carlos X. Blanco

La marroquinización de España

El rey de Marruecos y su herederoEl rey de Marruecos y su heredero

Uno de los errores que la izquierda española va a pagar más caro es el de negar y falsear la historia de todo un pueblo. España nació en Covadonga, y nació católica y en armas. Nació enfrentada al mayor imperio del momento, un imperio musulmán. 

 

Asturias, en el siglo VIII, fue la Cuba o el Vietnam invictos ante el Monstruo imperialista del momento. El Washington de entonces era Bagdad, Damasco, Córdoba.

 

En el instante mismo en que aparecen supuestos “problemas de convivencia” con las comunidades islámicas presentes en España, los también supuestos garantes del progresismo se lanzan a la arena con sus manidas admoniciones y consignas: “el mito de la Reconquista”, “ser español no es idéntico a ser católico”, el “racismo hacia el otro”, “el musulmán como nuevo judío de Auschwitz o nuevo negro del apartheid” y bla, bla.

 

 

 Error y traición cometen al decir tales tonterías. La Reconquista asturiana de España fue , en realidad, libertad e independencia. 

 

Junto a las camisetas con Fidel y el Che, deberían las izquierdas estampar la efigie de don Pelayo.

 

El español y el cristiano ama a todos sus hermanos, vengan de donde vengan. Con muchos musulmanes, la verdad, la convivencia en España es buena. Aquí no tenemos una lucha de credos. Hasta la creencia religiosa más alejada puede ser vista con caridad y paciencia, sabiendo el europeo que no es la suya y que nunca lo será. Acoger al Otro no significa ser imbécil ni renegado.

 

Aquellos rebeldes e insumisos asturianos del siglo VIII supieron discernir entre invitados e invasores. Los moros vinieron a someterlos y explotarlos. Lo hacen los imperios invasores siempre.

 

Es un error hablar de “islamización” de España. Más bien hay “marroquinización” de España, que es cosa muy distinta.

 

 

Los políticos españoles (no solo socialistas) son las putas baratas del sultán de Marruecos. No tenemos problema con el creyente si este no impone su credo. Tenemos problemas con un Estado extranjero (inexistente antes de 1956) que nos putea, envía su droga, su excedente demográfico y carcelario y se aprovecha de la competencia desleal, todo posible con la casta política del Régimen del 78. No se engañe nadie.

 

No es el islam lo que te ha de quitar el sueño, es ese Marruecos que se va a quedar en tu casa y te sacará los ojos. 

 

Abascal, mira: tu amado “Bibi” no tiene problema con los “moros”. Es muy amigo del Sultán. Esa estrella de David y la media luna se ciernen sobre Melilla. Pronto caerá nuestro Sur. No podrás servir a dos amos.

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