33.213 menores en riesgo severo de exclusión social
Bildu hunde a Guipúzcoa en la miseria
Casi cuatro años después de la llegada de Bildu a la Diputación Foral de Guipúzcoa, el territorio se hunde en sus niveles más elevados de miseria. Según datos de la propia institución dirigida por Martin Garitano, la provincia más pequeña del País Vasco cierra 2014 con 33.213 menores en riesgo severo de exclusión social, lo que significa que uno de cada cuatro pequeños guipuzcoanos sufre esta situación. De éstos, además, 10.068 sufren una privación material grave (8,1%).
Ander Rodríguez, diputado de Política Social de la formación filoterrorista, ha explicado que en el territorio donde gobierna su partido desde 2011 hay en estos momentos 160.600 personas que se encuentran en riesgo de pobreza, lo que supone un 22,7% de la población. De éstas, algo más de 33.000 padecen una situación de privación material severa (5,2%).
Mientras Guipúzcoa camina decididamente hacia la indigencia colectiva, hay que recordar que los gobernantes de Bildu han dilapidado más de 70 millones de euros de los fondos públicos en detener la construcción de una incineradora cuya puesta en marcha ya estaba pactada con un grupo de empresas. Además, mientras cada vez más niños y niñas de Guipúzcoa han visto empobrecerse sus hogares, el Gobierno de Bildu ha dedicado desde 2011 más de 60 millones de euros a políticas para potenciar el aprendizaje y el uso de un idioma minoritario e impuesto como el euskera y ha ido desgranando centenares de ayudas y subvenciones destinadas a dar soporte económico al proyecto ideológico de la banda terrorista ETA. Dos ejemplos recientes: 100.000 euros a fondo perdido para subvencionar la realización de la película “Lasa y Zabala” y otros 100.000 euros para cambiar algunos paneles informativos de las carreteras guipuzcoanas con el fin de que en ellos aparezca el término “Euskal Herria”, una inexistente realidad geográfica y territorial.
33.213 menores padecen riesgo de exclusión social en Guipúzcoa, pero Bildu ha fijado de una forma abracadabrante la utilización del euskera en el mundo económico guipuzcoano como el elemento clave de su apuesta por la innovación, ha establecido las políticas contra el desarrollo infraestructural como el objetivo fundamental de su gestión y, por si todo esto fuera poco, ha convertido a los emprendedores y los empresarios en su principal enemigo. Hace exactamente un año, el máximo responsable de la patronal guipuzcoana, Peio Guibelalde, lo explicaba muy claramente: “El empresario guipuzcoano está muy cansado, muy agotado, no por trabajar más, sino porque no ve una configuración social positiva en ningún ámbito hacia la figura del empresario y muchas veces se encuentra solo ante sus problemas. (…) Guipúzcoa cuenta con grandes desventajas para competir, ya que cuenta con los salarios más altos de la comunidad y del Estado (equiparables a los europeos de más alta competitividad), jornadas laborales más bajas que en Alemania y costes energéticos y financieros más altos. Y no es un territorio muy atractivo para inversiones, ya que hay unos condicionantes muy importantes que hacen que los empresarios guipuzcoanos tengan problemas al margen de los que tiene cualquier empresa por el mero hecho de serlo”.
Este es, en definitiva, el triste legado del Gobierno de quienes vienen de “de la confrontación, cuando no del chantaje o la extorsión”, como recordó el Ejecutivo de Vitoria hace algunos meses.
Casi cuatro años después de la llegada de Bildu a la Diputación Foral de Guipúzcoa, el territorio se hunde en sus niveles más elevados de miseria. Según datos de la propia institución dirigida por Martin Garitano, la provincia más pequeña del País Vasco cierra 2014 con 33.213 menores en riesgo severo de exclusión social, lo que significa que uno de cada cuatro pequeños guipuzcoanos sufre esta situación. De éstos, además, 10.068 sufren una privación material grave (8,1%).
Ander Rodríguez, diputado de Política Social de la formación filoterrorista, ha explicado que en el territorio donde gobierna su partido desde 2011 hay en estos momentos 160.600 personas que se encuentran en riesgo de pobreza, lo que supone un 22,7% de la población. De éstas, algo más de 33.000 padecen una situación de privación material severa (5,2%).
Mientras Guipúzcoa camina decididamente hacia la indigencia colectiva, hay que recordar que los gobernantes de Bildu han dilapidado más de 70 millones de euros de los fondos públicos en detener la construcción de una incineradora cuya puesta en marcha ya estaba pactada con un grupo de empresas. Además, mientras cada vez más niños y niñas de Guipúzcoa han visto empobrecerse sus hogares, el Gobierno de Bildu ha dedicado desde 2011 más de 60 millones de euros a políticas para potenciar el aprendizaje y el uso de un idioma minoritario e impuesto como el euskera y ha ido desgranando centenares de ayudas y subvenciones destinadas a dar soporte económico al proyecto ideológico de la banda terrorista ETA. Dos ejemplos recientes: 100.000 euros a fondo perdido para subvencionar la realización de la película “Lasa y Zabala” y otros 100.000 euros para cambiar algunos paneles informativos de las carreteras guipuzcoanas con el fin de que en ellos aparezca el término “Euskal Herria”, una inexistente realidad geográfica y territorial.
33.213 menores padecen riesgo de exclusión social en Guipúzcoa, pero Bildu ha fijado de una forma abracadabrante la utilización del euskera en el mundo económico guipuzcoano como el elemento clave de su apuesta por la innovación, ha establecido las políticas contra el desarrollo infraestructural como el objetivo fundamental de su gestión y, por si todo esto fuera poco, ha convertido a los emprendedores y los empresarios en su principal enemigo. Hace exactamente un año, el máximo responsable de la patronal guipuzcoana, Peio Guibelalde, lo explicaba muy claramente: “El empresario guipuzcoano está muy cansado, muy agotado, no por trabajar más, sino porque no ve una configuración social positiva en ningún ámbito hacia la figura del empresario y muchas veces se encuentra solo ante sus problemas. (…) Guipúzcoa cuenta con grandes desventajas para competir, ya que cuenta con los salarios más altos de la comunidad y del Estado (equiparables a los europeos de más alta competitividad), jornadas laborales más bajas que en Alemania y costes energéticos y financieros más altos. Y no es un territorio muy atractivo para inversiones, ya que hay unos condicionantes muy importantes que hacen que los empresarios guipuzcoanos tengan problemas al margen de los que tiene cualquier empresa por el mero hecho de serlo”.
Este es, en definitiva, el triste legado del Gobierno de quienes vienen de “de la confrontación, cuando no del chantaje o la extorsión”, como recordó el Ejecutivo de Vitoria hace algunos meses.