Campamento de verano con los Peregrinos de la Eucaristía: una semana para descubrir la fe
![[Img #28762]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/08_2025/2873_eucaristia.jpg)
En las playas de Nazaré, en Portugal, un grupo de adolescentes realizó un gesto aparentemente simple: plantar un tronco seco en la arena. Ese acto, propuesto al inicio del campamento de veranoorganizado por los Peregrinos de la Eucaristía, representó el deseo de sembrar la fe, incluso cuando las circunstancias parecen desfavorables.
A lo largo de siete días, los jóvenes vivieron una experiencia transformadora. Lejos del ruido cotidiano, encontraron un lugar donde jugar, orar y reflexionar. Allí entendieron que ser Peregrinoes avanzar con esperanza, guiado por la certeza de que Cristo camina a nuestro lado.
Un viaje con una meta concreta por parte de los Peregrinos de la Eucaristía
El grupo partió desde Madrid con jóvenes de distintas comunidades de España, como Navarra, Sevilla y la capital. El destino fue el Santuario de Fátima, donde cada jornada combinó dinámicas lúdicas, momentos de interioridad y espacios de verdadera fraternidad cristiana.
El lema del campamento fue “Tú eres mi meta”, impreso en camisetas decoradas con una custodia. Esa frase reflejó lo esencial del camino: que Jesús Eucaristía es tanto el punto de partida como el fin. Una ruta donde María también acompaña con su discreta y firme presencia.
Tres excursiones, una misma enseñanza
Durante la semana, los participantes realizaron tres salidas destacadas. La primera, a Nazaré, permitió conocer la vida del Venerable Guido Schäffer, surfista y seminarista brasileño, cuyo ejemplo de fe y entrega inspiró a todos. También visitaron un santuario mariano con siglos de historia.
En la segunda excursión recorrieron las Grutas da Moeda, una red de cuevas naturales impresionantes, y participaron en actividades deportivas que reforzaron la convivencia. La última jornada fue para visitar el Santuario de Fátima, donde oraron en la Capilla de las Apariciones y conocieron la historia de los pastorcitos.
A lo largo del campamento, se formaron equipos que competían no solo por ganar juegos, sino también por su actitud en el servicio y la generosidad. Esta dinámica enseñó que dar la vida en lo cotidiano, en lo pequeño, también es parte del camino de fe.
La noche en que la luz se compartió
Uno de los momentos más intensos fue la adoración nocturna. En un ambiente de silencio total, los adolescentes esperaban con una vela apagada. Cuando fue expuesto Jesús Eucaristía, comenzó una cadena de luz. Cada vela encendida representaba una decisión: abrirse a Cristo y dejarse iluminar.
La imagen de las luces multiplicándose fue inolvidable. En esa noche, muchos entendieron que la fe no se vive solo de forma personal, sino que cobra más fuerza cuando se comparte. La luz de Cristo, unida a la de los demás, transformó la oscuridad en una comunidad resplandeciente.
El campamento no fue una experiencia más. Para muchos, fue la primera vez que sentían a Jesús tan cerca. Aprendieron que construir sobre roca no es fácil, pero es la única forma de sostener la vida cuando llegan los desafíos. La fe auténtica necesita profundidad y constancia.
Al volver a casa, los jóvenes llevaban algo distinto en su interior. Supieron que ser Peregrino no termina con el campamento, sino que empieza con cada decisión diaria. Seguir a Jesús no es un ideal lejano, sino una elección concreta que da sentido a cada paso.
Misión, oración y entrega: así viven los Peregrinos de la Eucaristía
Los Peregrinos de la Eucaristíason una familia conformada por consagrados, consagradas, sacerdotes y laicos, donde cada miembro, según el carisma y la espiritualidad que lo identifica, realiza la ofrenda de su vida a Dios a semejanza del Cordero de Dios, para, como Él, ser auténticos servidores de Dios y de los hombres.
Su misión consiste en vivir la misma vida de Nuestro Señor Jesucristo, presente y vivo en el misterio de la Eucaristía, y comunicar esa vida a todos los que se acercan a ellos. Esta vivencia de ser Peregrino se expresa en los distintos apostolados con los que la comunidad es enriquecida, para poder dar respuesta a las necesidades pastorales concretas de cada uno de los lugares donde el Señor les envía, especialmente allí donde la fe necesita ser fortalecida: en contextos marcados por el dolor, la incertidumbre o el abandono. A través de la oración, la vida misionera y el compromiso fraterno, los Peregrinos de la Eucaristíabuscan ser testigos del amor de Dios, llevando la luz de Jesús Eucaristía a quienes más lo necesitan.
En las playas de Nazaré, en Portugal, un grupo de adolescentes realizó un gesto aparentemente simple: plantar un tronco seco en la arena. Ese acto, propuesto al inicio del campamento de veranoorganizado por los Peregrinos de la Eucaristía, representó el deseo de sembrar la fe, incluso cuando las circunstancias parecen desfavorables.
A lo largo de siete días, los jóvenes vivieron una experiencia transformadora. Lejos del ruido cotidiano, encontraron un lugar donde jugar, orar y reflexionar. Allí entendieron que ser Peregrinoes avanzar con esperanza, guiado por la certeza de que Cristo camina a nuestro lado.
Un viaje con una meta concreta por parte de los Peregrinos de la Eucaristía
El grupo partió desde Madrid con jóvenes de distintas comunidades de España, como Navarra, Sevilla y la capital. El destino fue el Santuario de Fátima, donde cada jornada combinó dinámicas lúdicas, momentos de interioridad y espacios de verdadera fraternidad cristiana.
El lema del campamento fue “Tú eres mi meta”, impreso en camisetas decoradas con una custodia. Esa frase reflejó lo esencial del camino: que Jesús Eucaristía es tanto el punto de partida como el fin. Una ruta donde María también acompaña con su discreta y firme presencia.
Tres excursiones, una misma enseñanza
Durante la semana, los participantes realizaron tres salidas destacadas. La primera, a Nazaré, permitió conocer la vida del Venerable Guido Schäffer, surfista y seminarista brasileño, cuyo ejemplo de fe y entrega inspiró a todos. También visitaron un santuario mariano con siglos de historia.
En la segunda excursión recorrieron las Grutas da Moeda, una red de cuevas naturales impresionantes, y participaron en actividades deportivas que reforzaron la convivencia. La última jornada fue para visitar el Santuario de Fátima, donde oraron en la Capilla de las Apariciones y conocieron la historia de los pastorcitos.
A lo largo del campamento, se formaron equipos que competían no solo por ganar juegos, sino también por su actitud en el servicio y la generosidad. Esta dinámica enseñó que dar la vida en lo cotidiano, en lo pequeño, también es parte del camino de fe.
La noche en que la luz se compartió
Uno de los momentos más intensos fue la adoración nocturna. En un ambiente de silencio total, los adolescentes esperaban con una vela apagada. Cuando fue expuesto Jesús Eucaristía, comenzó una cadena de luz. Cada vela encendida representaba una decisión: abrirse a Cristo y dejarse iluminar.
La imagen de las luces multiplicándose fue inolvidable. En esa noche, muchos entendieron que la fe no se vive solo de forma personal, sino que cobra más fuerza cuando se comparte. La luz de Cristo, unida a la de los demás, transformó la oscuridad en una comunidad resplandeciente.
El campamento no fue una experiencia más. Para muchos, fue la primera vez que sentían a Jesús tan cerca. Aprendieron que construir sobre roca no es fácil, pero es la única forma de sostener la vida cuando llegan los desafíos. La fe auténtica necesita profundidad y constancia.
Al volver a casa, los jóvenes llevaban algo distinto en su interior. Supieron que ser Peregrino no termina con el campamento, sino que empieza con cada decisión diaria. Seguir a Jesús no es un ideal lejano, sino una elección concreta que da sentido a cada paso.
Misión, oración y entrega: así viven los Peregrinos de la Eucaristía
Los Peregrinos de la Eucaristíason una familia conformada por consagrados, consagradas, sacerdotes y laicos, donde cada miembro, según el carisma y la espiritualidad que lo identifica, realiza la ofrenda de su vida a Dios a semejanza del Cordero de Dios, para, como Él, ser auténticos servidores de Dios y de los hombres.
Su misión consiste en vivir la misma vida de Nuestro Señor Jesucristo, presente y vivo en el misterio de la Eucaristía, y comunicar esa vida a todos los que se acercan a ellos. Esta vivencia de ser Peregrino se expresa en los distintos apostolados con los que la comunidad es enriquecida, para poder dar respuesta a las necesidades pastorales concretas de cada uno de los lugares donde el Señor les envía, especialmente allí donde la fe necesita ser fortalecida: en contextos marcados por el dolor, la incertidumbre o el abandono. A través de la oración, la vida misionera y el compromiso fraterno, los Peregrinos de la Eucaristíabuscan ser testigos del amor de Dios, llevando la luz de Jesús Eucaristía a quienes más lo necesitan.