Organización Mundial de la Salud
La OMS alerta: los hombres siguen siendo los “olvidados” de la salud global
Los hombres viven menos, enferman más y mueren antes que las mujeres, pero continúan sin figurar como grupo vulnerable en la mayoría de las políticas sanitarias del mundo. Así lo denuncia un artículo publicado en el Bulletin of the World Health Organization (Organización Mndial de la Salud) (julio de 2025), donde la investigadora Morna Cornell subraya que la salud masculina ha sido históricamente objeto de una “negligencia sistemática” por parte de gobiernos y organismos internacionales.
Nota: Los suscriptores de La Tribuna del País Vasco pueden solicitar una copia del estudio por los canales habituales: [email protected] o en el teléfono 650114502
Según los datos citados, en 2023 la esperanza de vida global fue de 71 años para los hombres frente a 76 en las mujeres, una brecha que se mantiene desde 1950. La mortalidad también refleja esa desigualdad: 176 muertes por cada mil hombres frente a 113 por cada mil mujeres. La situación es aún más crítica en colectivos marginados por raza, pobreza, discapacidad u orientación sexual.
El informe recuerda que factores estructurales como la violencia, el alcohol y el acceso a armas son decisivos. En Sudáfrica, por ejemplo, el 87% de las víctimas de homicidio en 2017 eran hombres jóvenes. Al mismo tiempo, muchos programas globales siguen entendiendo el género exclusivamente en términos de políticas para mujeres, dejando fuera a los hombres, salvo como instrumentos para proteger la salud femenina.
Algunos países y territorios han comenzado a revertir la situación. Irlanda, Australia, Brasil, Sudáfrica o Quebec han diseñado políticas específicas de salud masculina, con iniciativas que van desde la promoción de una “masculinidad positiva” hasta programas de prevención del suicidio o vacunación contra el virus del papiloma humano, tanto en niñas como en niños. Sin embargo, la mayoría de estos planes carece de metas claras, sistemas de monitoreo y evaluaciones periódicas.
Cornell concluye que mejorar la salud de los hombres requiere un enfoque más ambicioso, centrado en los determinantes sociales —las condiciones de vida, trabajo y envejecimiento— y en una integración real dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. “Abordar las inequidades de género en salud, incluidas las que afectan a los hombres, es esencial para garantizar que nadie se quede atrás”, advierte la investigadora.
Los hombres viven menos, enferman más y mueren antes que las mujeres, pero continúan sin figurar como grupo vulnerable en la mayoría de las políticas sanitarias del mundo. Así lo denuncia un artículo publicado en el Bulletin of the World Health Organization (Organización Mndial de la Salud) (julio de 2025), donde la investigadora Morna Cornell subraya que la salud masculina ha sido históricamente objeto de una “negligencia sistemática” por parte de gobiernos y organismos internacionales.
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Según los datos citados, en 2023 la esperanza de vida global fue de 71 años para los hombres frente a 76 en las mujeres, una brecha que se mantiene desde 1950. La mortalidad también refleja esa desigualdad: 176 muertes por cada mil hombres frente a 113 por cada mil mujeres. La situación es aún más crítica en colectivos marginados por raza, pobreza, discapacidad u orientación sexual.
El informe recuerda que factores estructurales como la violencia, el alcohol y el acceso a armas son decisivos. En Sudáfrica, por ejemplo, el 87% de las víctimas de homicidio en 2017 eran hombres jóvenes. Al mismo tiempo, muchos programas globales siguen entendiendo el género exclusivamente en términos de políticas para mujeres, dejando fuera a los hombres, salvo como instrumentos para proteger la salud femenina.
Algunos países y territorios han comenzado a revertir la situación. Irlanda, Australia, Brasil, Sudáfrica o Quebec han diseñado políticas específicas de salud masculina, con iniciativas que van desde la promoción de una “masculinidad positiva” hasta programas de prevención del suicidio o vacunación contra el virus del papiloma humano, tanto en niñas como en niños. Sin embargo, la mayoría de estos planes carece de metas claras, sistemas de monitoreo y evaluaciones periódicas.
Cornell concluye que mejorar la salud de los hombres requiere un enfoque más ambicioso, centrado en los determinantes sociales —las condiciones de vida, trabajo y envejecimiento— y en una integración real dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. “Abordar las inequidades de género en salud, incluidas las que afectan a los hombres, es esencial para garantizar que nadie se quede atrás”, advierte la investigadora.