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Martes, 09 de Septiembre de 2025 Tiempo de lectura:
Un artículo de Gianni Petrosillo (Conflitti & Strategie)

Las razones de la razón

Artie NavarreArtie Navarre

Si el logos, la razón, realmente existiera, no tendríamos posturas tan divergentes. Pero basta con compararnos con los demás para comprender que no es así. ¿Quién tiene razón entonces? Ciertamente no la razón, que es una mera abstracción, sino quien logra imponer su propia razón o razones de vez en cuando.

 

Por eso el conflicto en la sociedad humana es inevitable y puede adoptar diversas formas, desde el diálogo hasta la violencia, según las circunstancias y las oportunidades.

 

 

Puede ocurrir que alguien tenga más razón que otro en determinadas circunstancias, pero esto nunca ocurre en nombre de una razón universal. Este, casi siempre, es el engaño en el que se basan los argumentos de los abusadores. Y los matones de hoy, tras acusar a sus oponentes de ser "pro-Putin" y defender a un dictador que agredió a pueblos, tras armar y enviar a ucranianos a luchar en una guerra que no les pertenecía como carne de cañón, ahora intentan convencernos de que los crímenes rápidos y sangrientos cometidos por los israelíes no son genocidio, porque "el agresor tiene derecho a defenderse".

 

Un giro de 180 grados, justificado únicamente por la necesidad de proteger sus propios crímenes y los de sus aliados. Nuestros gobernantes, genocidas ellos mismos, incluso suministran armas a estos aliados criminales para que puedan cometer más. O mintieron antes, o mienten ahora, o siempre han mentido.

 

Esto demuestra que la razón y su parafernalia (derechos, democracia, libertad) no son más que instrumentos contundentes, utilizados para golpear a los desafortunados que discrepan de las razones de los poderosos. Y esto ocurre no solo en la guerra, sino en toda circunstancia social. En realidad, los llamados "buenos", aquellos que afirman tener toda la razón, son hoy los verdaderos carniceros violentos.

 

 

Los dictadores, hoy en día, ya no están en Moscú ni en Pekín, ni en Venezuela ni en Afganistán. Incluso los talibanes parecen mejores que los sirvientes que nos gobiernan, empeñados en seguir a sus amos estadounidenses. Cualquiera que afirme que Rusia o China representan una amenaza para nuestras democracias miente a sabiendas. Lo hacen solo para ocultar un peligro mucho más real: la sumisión y el sometimiento a la Casa Blanca.

 

Si un ejército extranjero y sus servicios de inteligencia tienen libertad para recorrer nuestro territorio, imponernos "consejos" que no podemos rechazar, influir en nuestras decisiones e incluso atacarnos desde dentro, si así lo desean, entonces es evidente que el verdadero riesgo no proviene de las amenazas rusas o chinas, a miles de kilómetros de distancia, sino de quienes están apostados en nuestro propio patio trasero, llamándose "aliados" y actuando como amos.

 

A estas alturas debería quedar claro quiénes son esos títeres políticos y supuestos expertos (y cuánto valen) que agitan espantapájaros mientras humillan a su propio pueblo. Llegará el momento en que tendrán que tragarse estos amargos argumentos, y entonces tendrán poco que pontificar. No debe haber ninguna simpatía por estos sinvergüenzas, aunque se escuden en títulos académicos o gubernamentales.

 

Con nuestro verdadero enemigo, y este es el único argumento que consideraremos, temporalmente, innegociable. Y quién sabe qué pasará con todas esas campañas publicitarias que dan visibilidad a títeres y gallinas que se ofenden ante cualquier insulto.

 

Dicho sin rodeos, como ha sucedido en el pasado, cuando la guerra llame a nuestra puerta, ocurrirán cosas realmente malas. Con los idiotas que nos gobiernan hoy, las cosas solo se acelerarán. La violencia y el abuso dejarán de ser virtuales para convertirse en reales.

 

Sabemos, por ejemplo, que uno de los instrumentos de la guerra es la violación y la tortura. Afectan tanto a mujeres como a hombres, porque la guerra es un negocio para psicópatas. Entonces, ¿quién seguirá queriendo grabar un video para una broma sexista, llorar por una violación psicológica fantasma o por una foto robada inapropiadamente? ¿Quién irá (y adónde) a denunciar los agravios sufridos?

 

Demos importancia a las cosas, porque la vida pronto se encargará de ello. Quienes, antes que nosotros, hablaban de la guerra como "higiene mundial" no eran idiotas con destellos de imbecilidad.

 

Traducción: Carlos X. Blanco

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