Una peligrosa élite subversiva ha logrado infiltrarse en los niveles más altos de las instituciones y gobiernos occidentales para implementar el plan criminal de la Agenda 2030.

En muchos estados que se dicen "democráticos", las voces que denuncian este golpe global están siendo silenciadas mediante la censura, la intimidación, la psiquiatrización e incluso el arresto.

Entre las víctimas del régimen totalitario que se establece discretamente en Europa, Canadá, Australia y otras naciones vasallas de las Naciones Unidas, la OTAN, la Organización Mundial de la Salud y el Foro Económico Mundial (todas entidades privadas financiadas por las mismas potencias), se encuentra el abogado Reiner Fuellmich, injustamente encarcelado y aún a la espera de un juicio justo. Su delito es haberse atrevido a decir la verdad en un mundo de mentiras criminales. Hago un llamamiento a los católicos y a todas las personas de buena voluntad para que alcen la voz en defensa de quienes son perseguidos por el régimen globalista. No es el abogado Fuellmich quien debería estar en prisión, sino quienes cometieron el mayor crimen contra la humanidad: Anthony Fauci, Bill Gates, Klaus Schwab, George Soros, Ursula von der Leyen, Albert Bourla y todos sus cómplices y emisarios, especialmente aquellos en cargos institucionales.