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Arturo Aldecoa Ruiz
Viernes, 19 de Septiembre de 2025 Tiempo de lectura:

Una alternativa al Guggenheim en Urdaibai

Es difícil saber si finalmente se construirá un segundo Museo Guggenheim en Vizcaya, en concreto en Urdaibai. Muchos factores políticos y económicos pueden aún frustrar, o aplazar de nuevo “sine die”, la operación.

 

A mi juicio, el lugar elegido parece bastante inadecuado, salvo para dar un entorno natural al proyecto,  ya que la zona es una Reserva de la Biosfera que se puede ver alterada por el museo, sus infraestructuras y el acceso de miles de turistas. Y la preservación de los valores naturales de Urdaibai debe ser prioritaria frente a cualquier otro interés, incluido el turismo cultural.

 

Además el carácter inadecuado del lugar para acoger esta infraestructura cultural crecería de forma paralela al éxito que pudiera tener dicho museo. A más éxito, más visitantes y más afección al entorno y mayores riesgos de daños.

 

Para comprender el problema y buscar una posible solución alternativa, si al final se acuerda construir un segundo Guggenheim en Vizcaya, hay que analizar el tipo de  museo que promueve la Fundación norteamericana.

 

Actualmente hay cuatro museos Guggenheim en el mundo. Tres ya funcionando (Nueva York, Venecia y Bilbao), y otro a punto de inaugurarse en Abu Dabi. De construirse otro más en Vizcaya, esta albergaría un doblete de esta vanguardia del arte moderno, a la que sus críticos describen como una franquicia cultural.

 

La idea de tener un Museo Guggenheim ha peregrinado por otras muchas ciudades del mundo. En la mayoría no ha cuajado, y en algunas, como Berlín y Las Vegas, acabó cerrando un tiempo después de ponerse en marcha.

 

Inaugurado en 1997, el Guggenheim de Berlín fue un ejemplo de cooperación entre un banco, el Deutsche Bank, y la SRGF. Estaba situado en la prestigiosa avenida Unter den Linden, cerca de la Ópera Nacional.

 

La iniciativa surgió para revitalizar áreas urbanas después de la reunificación alemana. Los costos y la percepción de competencia con otras instituciones culturales existentes en Berlín llevaron a su cierre a finales del 2012.

 

El caso de Las Vegas fue distinto:  el llamado Museo Guggenheim Hermitage se ubicó  en El “Venetian”, uno de los hoteles más grandes del mundo situado en el strip urbano de la ciudad americana y fue montado con la colaboración del Museo del Hermitage en San Petersburgo.

 

Fue diseñado por Rem Koolhaas en el año 2000, inaugurado en octubre del 2001 y clausurado en 2008 para convertirse en un restaurante. Las razones de su cierre fueron el desinterés, los graves problemas económicos que atravesaba debidos a los enormes costes de su mantenimiento y el abandono de los socios benefactores.

 

Otros muchos Museos Guggenheim proyectados han acabado en “agua de borrajas”. Analizar los casos y las causas de los fracasos nos puede dar pistas para comprender las carencias y problemas del proyecto en Urdaibai.

 

En Nueva York ha habido varias propuestas en estas últimas décadas para extender el Guggenheim a diferentes lugares de la ciudad.  La falta de espacio y la complejidad de los trámites burocráticos han sido los obstáculos que lo han impedido.  Además, el Guggenheim ya tiene su sede principal allí, lo que hace que la expansión en la misma ciudad no sea una prioridad.

 

En  la década de los noventa se hizo un intento de establecer un Guggenheim en Los Ángeles, pero la propuesta fue abandonada debido a la oposición de grupos comunitarios y a la falta de consenso sobre la ubicación del museo.

 

Más tarde, en 2006, se volvió a plantear, pero el proyecto también fue cancelado. Se argumentó que el enfoque en otros proyectos culturales y el contexto económico desfavorable hicieron que el Guggenheim ya no fuera una prioridad para la ciudad californiana.

 

En 1998, en Múnich se propuso un Museo Guggenheim que iba a ser diseñado por el arquitecto Frank Gehry y fue rechazado en 1999 debido a conflictos presupuestarios y a la existencia de otros museos importantes en la ciudad que cubrían gran parte de la oferta cultural.

 

El rechazo también se debió a la resistencia local y a las preocupaciones sobre el impacto del museo en el paisaje urbano, así como a la falta de consenso en torno a la ubicación propuesta y la financiación  del proyecto.

 

A finales de los noventa se comenzó a discutir la idea de un Guggenheim en Bruselas. Aprovechando el cierre del museo de arte moderno, con colecciones del Estado federal, se dijo que hacía falta ambición y un gesto arquitectónico potente para llamar la atención del público y de los turistas hacia Bruselas. Y el modelo era entonces Bilbao.

 

Incluso se lanzó un concurso arquitectónico internacional para diseñar el futuro museo, que acogería hasta un millón de visitantes al año. La financiación superaba los 80 millones de euros, lo cual generó grandes discrepancias entre la clase política belga. A ellas  se unieron el caos competencial en materia urbanística y a los debates sobre su ubicación y su impacto ambiental. La oposición de grupos locales que veían el proyecto como una manera de “elitizar” el arte y la cultura, también contribuyeron a la cancelación del proyecto  de Bruselas.

 

Aunque hubo en la década de los 2000 propuestas para construir un Museo Guggenheim en México D.F., los planes se enfrentaron a desafíos significativos en términos de financiación y apoyo institucional.

 

En la década del 2000 hubo planes para un Museo Guggenheim en Rio de Janeiro. El proyecto fue cancelado debido a la priorización de otros proyectos urbanos en preparación para los Juegos Olímpicos de 2016. Las autoridades señalaron que los problemas de financiación y la inseguridad política y económica en el país jugaron un papel importante en su cancelación.

 

También en la década del 2000, la idea de un Guggenheim en Vilna (Lituania) se mencionó en algunas propuestas, pero no se formalizaron planes serios. La necesidad del desarrollo de una infraestructura adecuada y la consecución de suficiente financiación fueron factores claves que llevaron a que el proyecto no se materializara.

 

En 2003 se anunció un plan para construir un Museo Guggenheim en Taipei (Taiwan), diseñado por la arquitecta Zaha Hadid. El presupuesto inicial era de 200 millones de dólares. El proyecto enfrentó oposición política y pública debido a su alto costo y a preocupaciones sobre la viabilidad financiera. Además, hubo disputas sobre la ubicación del museo. Se desestimó en el 2005.

 

En 2004, se propuso una sede del Guggenheim en Salzburgo diseñada por el arquitecto Hans Hollein. El costo estimado era de 150 millones de euros. El proyecto fue cancelado en 2006 debido a la falta de financiación y a la oposición política.

 

En 2005 se consideró un Guggenheim en Rouen (Ruan, Francia) como parte de un proyecto cultural más amplio. La propuesta fue rechazada por razones económicas, además de que la infraestructura de la ciudad no se consideró adecuada para albergar un museo de tal magnitud. El proyecto fue descartado en 2008.

 

También alrededor del año 2005 hubo interés en establecer un Guggenheim en Guadalajara (México). El proyecto tenía un costo estimado de unos 200 millones de dólares. La propuesta fue criticada por su alto presupuesto y por considerarse un proyecto elitista en un país con necesidades sociales mucho más urgentes.

 

Del 2005 al 2007 se exploró la posibilidad de construir un museo Guggenheim en Singapur. El proyecto no avanzó debido a desacuerdos sobre el modelo de financiación y la falta de consenso entre las partes involucradas.

 

Hacia 2007 hubo conversaciones sobre la construcción de un Guggenheim en Bucarest, pero no se formalizó un proyecto específico, debido a las dificultades en el desarrollo de las infraestructuras culturales y las limitaciones financieras en Rumanía.

 

También en 2007, se estudió la construcción de un Museo Guggenheim en Hong Kong. Se desestimó rápidamente por las autoridades  chinas  en el 2008.

 

En 2008  se planteó un Museo Guggenheim en Tokio pero fue abandonado en 2012. Las diferencias culturales y logísticas, junto con la presencia de otras instituciones importantes, como el Museo de Arte Moderno de Tokio, impidieron su realización. La cancelación también se debió a problemas de financiación.

 

En 2010 se anunció un acuerdo para abrir un Guggenheim en Roma, pero el proyecto se desestimó en 2013 debido a problemas de financiación y desacuerdos sobre la ubicación y el concepto del museo. Las preocupaciones sobre el espacio público y el uso del patrimonio cultural e histórico existente también jugaron un papel importante en la decisión de no seguir adelante con el proyecto.

 

En 2011 se anunció que el Museo Guggenheim y el Museo del Hermitage exploraban la posibilidad de establecer una nueva sede en San Petersburgo que integrara las colecciones de ambos museos. La idea era crear un espacio que pudiera servir para exposiciones temporales y compartir colecciones, afín de fusionar la modernidad del Guggenheim con la colección histórica del Hermitage.

 

Las tensiones políticas, la incertidumbre económica y las diferencias en la visión del proyecto llevaron a que fuera finalmente desestimado en 2015.

 

En 2013 se propuso la creación de un Museo Guggenheim en el puerto de Helsinki. Las razones para desestimarlo tres años después incluyeron problemas sobre la viabilidad financiera del proyecto, su costo para los contribuyentes, y la idea de que la ciudad ya contaba con instituciones culturales significativas, lo que generó un gran debate sobre si realmente era necesario otro museo.

 

La apuesta por la fundación estadounidense implicaba reivindicar el turismo y la globalización como parte sustancial de la economía finesa. Lo global se oponía a lo local. Y Helsinki optó por lo local.

 

La conclusión final parece clara: toda esta larga lista de ciudades valoraron que a pesar de incurrir en importantes gastos previos para convertirse en aspirantes a contar con un Museo Guggenheim hay muchos factores a valorar para decidir finalmente si el proyecto, su ubicación, su costo y su afección al área urbana y a su vida cultural merecen la pena o es mejor renunciar a la idea. 

 

El lector habrá observado que el Guggenheim en sus diferentes proyectos es un museo urbano, que busca emplazamientos con altas densidades de población, bien comunicados y con amplias infraestructuras, pues son necesarias para su éxito con el turismo cultural.

 

Plantear un museo Guggenheim en una Reserva de la Biosfera como Urdaibai afectará con el tiempo a esta de forma irreparable, pues acabará generando todo un entorno de infraestructuras urbanas  que el museo demanda.

 

Y ello no cambia aunque para Urdaibai se presente inicialmente como proyecto una versión “descafeinada” de museo urbano para turismo cultural masivo para hacerla aparentemente menos agresiva hacia el entorno. Su objetivo sería el mismo de cualquier otro Museo Guggenheim: el éxito mediático  y atraer masivamente al público a las instalaciones.

 

Pero el rechazo a Urdaibai no significa que no pueda estudiarse ubicar un segundo Museo Guggenheim en Vizcaya, solo que debería plantearse en otra ubicación.

 

¿Hay alternativa a Urdaibai para ubicar este segundo Guggenheim en Vizcaya en un entorno de bellos paisajes, si es lo que se busca?

 

A mí juicio sí, y es mejor en muchos aspectos que Urdaibai, pues suma a un entorno natural impresionante la existencia de un área urbana con todos los servicios y excelentes comunicaciones:  el entorno de Durango, bien conectado por autopista con Bilbao, San Sebastián, Vitoria y sus aeropuertos, dispone de todos los servicios de un área urbana y de espacios en su barrios y zonas de crecimiento para acoger las nuevas infraestructuras culturales  de un nuevo Museo Guggenheim a los pies del Parque Natural de Urquiola.

 

Situar el segundo Guggenheim en Durango “bajo la protección y la mirada benévola” de la Dama del Amboto me parece mucho más sensato que hacerlo en Urdaibai, donde el toque de color natural con sus flores que da “Puppy” en Bilbao, lo daría el delicado ecosistema de la Reserva de la Biosfera, que es en si mismo una obra de arte de la Naturaleza más valiosa que las que se puedan mostrar en el Museo y que no debe ponerse en riesgo.

 

(*) Arturo Aldecoa Ruiz. Apoderado en las Juntas Generales de Bizkaia 1999 - 2019

 

Referencias: Txema García, Viento Sur, 3 de abril de 2025.

 

 

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