Francia se derrumba... y Macron juega a las sillas musicales
![[Img #29015]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/10_2025/7931_screenshot-2025-10-08-at-11-11-40-emmanuel-macron-buscar-con-google.png)
Hospitales saturados. Escuelas abandonadas. Policías agotados. Fronteras destrozadas. Identidad pisoteada. Inseguridad generalizada. Inflación galopante. Salarios bajos. Impuestos aplastantes. Y mientras tanto... Macron se divierte cambiando de primer ministro.
Otra vez.
Un año, dos sustitutos, ¿pronto un tercero? Como si el problema fuera el sillón. No el que se sienta en él...
Los franceses ya no pueden más.
Ya no pueden más de ser despreciados, gravados, traicionados.
Ya no esperan una enésima remodelación, una enésima disolución.
Esperan un cambio radical.
Y ese cambio radical comienza con una palabra: ¡DIMISIÓN!
Francia se merece algo mejor.
Y se merece volver a elegir su destino.
Michel Barnier fue nombrado sin legitimidad popular y no ha hecho nada: ni recortes en el gasto, ni reformas, ni resultados.
François Bayrou ha sido igual de ineficaz: ¡ha bloqueado Francia sin haber hecho nada!
Sébastien Lecornu batió todos los récords al dimitir tras 27 días.
Estos tres primeros ministros no dejan nada, pero se embolsarán unas jubilaciones doradas. ¡Es escandaloso!
Francia es hoy ingobernable: dividida en tres bloques políticos que no pueden unirse ni gobernar juntos...
Macron ni siquiera mantiene su mayoría y cambia de primer ministro como de camisa, sin ofrecer soluciones de fondo.
¿Y quién paga la factura? Los franceses.
Macron ya no tiene ninguna legitimidad: ya en 2022, evitó el debate presidencial y abusó del contexto internacional para eludir cualquier confrontación real.
¿El resultado? Las elecciones presidenciales no han decidido nada: él se ha quedado, el sistema se ha bloqueado y Francia se hunde.
¡Ya basta! Es hora de recuperar el poder y reconciliar a los franceses con la política.
La única solución viable es una nueva elección presidencial.
¡MACRON, DIMITE!
Hospitales saturados. Escuelas abandonadas. Policías agotados. Fronteras destrozadas. Identidad pisoteada. Inseguridad generalizada. Inflación galopante. Salarios bajos. Impuestos aplastantes. Y mientras tanto... Macron se divierte cambiando de primer ministro.
Otra vez.
Un año, dos sustitutos, ¿pronto un tercero? Como si el problema fuera el sillón. No el que se sienta en él...
Los franceses ya no pueden más.
Ya no pueden más de ser despreciados, gravados, traicionados.
Ya no esperan una enésima remodelación, una enésima disolución.
Esperan un cambio radical.
Y ese cambio radical comienza con una palabra: ¡DIMISIÓN!
Francia se merece algo mejor.
Y se merece volver a elegir su destino.
Michel Barnier fue nombrado sin legitimidad popular y no ha hecho nada: ni recortes en el gasto, ni reformas, ni resultados.
François Bayrou ha sido igual de ineficaz: ¡ha bloqueado Francia sin haber hecho nada!
Sébastien Lecornu batió todos los récords al dimitir tras 27 días.
Estos tres primeros ministros no dejan nada, pero se embolsarán unas jubilaciones doradas. ¡Es escandaloso!
Francia es hoy ingobernable: dividida en tres bloques políticos que no pueden unirse ni gobernar juntos...
Macron ni siquiera mantiene su mayoría y cambia de primer ministro como de camisa, sin ofrecer soluciones de fondo.
¿Y quién paga la factura? Los franceses.
Macron ya no tiene ninguna legitimidad: ya en 2022, evitó el debate presidencial y abusó del contexto internacional para eludir cualquier confrontación real.
¿El resultado? Las elecciones presidenciales no han decidido nada: él se ha quedado, el sistema se ha bloqueado y Francia se hunde.
¡Ya basta! Es hora de recuperar el poder y reconciliar a los franceses con la política.
La única solución viable es una nueva elección presidencial.
¡MACRON, DIMITE!