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Miércoles, 08 de Octubre de 2025 Tiempo de lectura:

La CIA y el misterio de los ovnis: revelaciones y dudas sobre un presunto programa de recuperación de naves alienígenas

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Un reportaje que acaba de publicar el periódico británico The Daily Mail ha reavivado el debate sobre los programas secretos del gobierno estadounidense dedicados a los Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP, por sus siglas en inglés). Según este medio, la CIA habría mantenido desde hace dos décadas una oficina interna encargada de localizar y recuperar objetos de origen desconocido en distintos puntos del planeta.

 

La información, basada en testimonios anónimos de supuestos exfuncionarios de inteligencia, describe la existencia de una unidad llamada Office of Global Access (OGA), dependiente de la Dirección de Ciencia y Tecnología de la Agencia Central de Inteligencia. Su función sería coordinar operaciones de recuperación de aparatos caídos —algunos “dañados”, otros presuntamente “intactos”— detectados mediante sistemas de vigilancia avanzada.

 

Según esas fuentes, el programa habría permitido recuperar al menos nueve objetos no identificados desde comienzos de los años 2000, aunque el contenido de las misiones, la naturaleza de los materiales y su actual localización no han sido verificados de forma independiente.

 

Las afirmaciones se suman al testimonio presentado el año pasado ante el Congreso por David Grusch, antiguo oficial de inteligencia que aseguró tener conocimiento de un “programa de ingeniería inversa” sobre tecnología no humana y del hallazgo de “biologías no humanas” en algunos casos. Grusch, sin embargo, no ha aportado pruebas físicas ni documentación oficial que sustente sus declaraciones, aunque su comparecencia provocó que varios legisladores impulsaran investigaciones y peticiones de transparencia.

 

Fuentes del Pentágono y de la NASA han reiterado que, hasta la fecha, no existen evidencias verificables de que los objetos observados en distintos incidentes tengan origen extraterrestre. El informe más reciente de la NASA sobre ovnis, publicado en septiembre de 2023, reconoció la existencia de fenómenos “que desafían la caracterización científica”, pero subrayó que la mayoría de los datos disponibles son insuficientes o carecen de calidad.

 

El Office of Global Access (OGA), citado en el artículo del Daily Mail, sí figura en organigramas internos de la CIA como una división de apoyo a operaciones globales, especializada en extracción y transporte de activos sensibles en entornos hostiles. Sin embargo, no existe documentación pública que vincule al OGA con actividades relacionadas con UAP o tecnología de origen no humano.

 

Expertos en seguridad nacional advierten que muchas de las supuestas operaciones de “recuperación de ovnis” podrían corresponder a proyectos de recuperación de tecnología militar extranjera, un tipo de actividad rutinaria en los programas de inteligencia técnica desde la Guerra Fría.

 

“Cuando un dron ruso o chino cae en un país aliado, la recuperación se realiza bajo máxima discreción, y esas misiones suelen clasificarse como sensibles o incluso secretas”, explicó un antiguo analista del Departamento de Defensa citado por Reuters. “Es posible que parte de este debate mezcle hechos reales con interpretaciones extraordinarias.”

 

En los últimos años, el Congreso estadounidense ha impulsado iniciativas para esclarecer el alcance de los programas sobre UAP. En 2023, el líder demócrata Chuck Schumer propuso una enmienda que obligaría a las agencias federales a divulgar materiales o registros relacionados con tecnología “no humana”. El texto fue finalmente suavizado antes de su aprobación, pero reflejó el creciente interés político y mediático por el tema.

 

Mientras tanto, el Pentágono mantiene en funcionamiento la All-domain Anomaly Resolution Office (AARO), encargada de recopilar y analizar informes de UAP. En sus últimas actualizaciones públicas, la AARO ha confirmado la investigación de cientos de casos, aunque la gran mayoría han sido explicados como fenómenos atmosféricos, equipos civiles o aeronaves convencionales.

 

La posibilidad de que existan materiales no humanos en manos de agencias estadounidenses sigue siendo una hipótesis sin prueba empírica. Los testimonios y filtraciones alimentan un relato que combina espionaje, tecnología avanzada y el eterno misterio del contacto extraterrestre, pero sin documentación verificable ni confirmación oficial.

 

Hasta ahora, la única certeza es la creciente disposición del Congreso a exigir transparencia y el interés persistente de la opinión pública por un fenómeno que, entre la curiosidad y la desconfianza, mantiene viva la pregunta que nunca ha podido cerrarse del todo: qué sabemos realmente sobre lo que ocurre en nuestros cielos.

 

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