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Martes, 14 de Octubre de 2025 Tiempo de lectura:
Autor del libro "De ETA al Movimiento Socialista: el rearme del comunismo"

Fernando José Vaquero Oroquieta: "El fantasma del comunismo se reencarna en Europa"

[Img #29053]Acaba de ver la luz De ETA al Movimiento Socialista: el rearme del comunismo el que seguramente sea el primer libro sobre el autodenominado Movimiento Socialista, un conjunto de organizaciones marxistas-leninistas de gente muy joven, cuyo origen radica en el País Vasco y Navarra, a partir de su ruptura con la izquierda abertzale. Su autor, Fernando José Vaquero Oroquieta, conocido por los lectores de La Tribuna del País Vasco por sus otros libros aquí reseñados, así como por la columna Disidente por obligación, responde a nuestras preguntas acerca de este fenómeno tan novedoso como poco conocido en el resto de España.

 

Ikasle Abertzaleak, GKS, Itaia, EHKS…, ¿constituye una nueva corriente u organización política por completo independiente, orgánica y doctrinalmente, o sigue formando parte de la izquierda abertzale?

 

Efectivamente, todas las organizaciones que has mencionado, que integran el autodenominado Movimiento Socialista (MS), rompen, a partir de 2018, con la izquierda abertzale de la que venían formando parte y en la que se habían fogueado y madurado en la acción política; concretamente en sus organizaciones juveniles Ernai y el citado sindicato Ikasle Abertzaleak. Aquellos pioneros de la nueva alternativa comunista fueron entendiendo, poco a poco, que el “nuevo ciclo de la izquierda abertzale”, tras el abandono de las armas por ETA y la opción por la vía parlamentaria por parte de Sortu, les presentaba como jóvenes proletarios y abertzales no pocas carencias e insuficiencias; por ejemplo al limitar su capacidad de maniobra, así como una falta de respuestas ante los problemas juveniles de la precarización laboral o su imposible acceso a la vivienda. En su búsqueda de interpretaciones “de conjunto”, que no encontraron en las ofrecidas por la dirección de las organizaciones abertzales oficialistas, “descubrieron” al marxismo, decantándose finalmente por construir una alternativa “independiente” y con “perspectiva de clase”. De hecho, aunque en los medios de comunicación se les suele presentar como “disidentes”, ellos entienden que no lo son, pues tal categoría implicaría asumir la mayor parte de su programa de origen, mientras que, en su desarrollo, ya no se reconocen propiamente como abertzales, sino como comunistas proletarios, comunistas revolucionarios.

 

Entonces, sus enfrentamientos callejeros y dialécticos con la izquierda abertzale, ¿son sinceros, reales por tanto, o forman parte de una táctica diversificadora al servicio de un fin último compartido?

 

Es cierto que hay autores, caso de los siempre interesantes Imanol Lizarralde o Tomás Abendaño, que consideran que esta nueva corriente-organización formaría parte del “todo” abertzale, al compartir las tesis históricas del MLNV. Conforme esta perspectiva, todos ellos se repartirían el trabajo: la izquierda abertzale, la vía institucional, el nuevo movimiento comunista, la acción revolucionaria…; compartiendo el horizonte final de una Euskal Herria reunificada, socialista, ecologista, antipatriarcal y euskaldún. No obstante, tanto unos como otros, rechazan tal planteamiento desde sus respectivos análisis estratégicos. Así, la izquierda abertzale de Sortu entiende que el Movimiento Socialista, al anteponer el internacionalismo proletario al nacionalismo, traicionaría al pueblo vasco poniéndose al servicio del españolismo; tratándose, en definitiva, de otra variedad de ETA Berri, o Euskadikos 2.0, décadas después. A su vez, estos jóvenes comunistas entienden que Euskal Herria únicamente puede sobrevivir desde una revolución proletaria mundial; no al revés. Ciertamente, ambos se han descalificado y excluido recíproca y duramente… Por otra parte, desde otros medios de la izquierda abertzale, por ejemplo en el caso del sindicalismo de LAB, se les ha reprochado que carecerían de experiencia laboral y de alternativas específicas al mundo del trabajo… Sin embargo, entiendo, en este último análisis subyace una esperanza subrepticia de que los hoy jóvenes comunista, ya adultos e insertados laboralmente en un futuro próximo, se vayan reintegrando poco a poco en los cauces de la izquierda abertzale, a base de “golpes de realidad” o de “presión ambiental”; siempre desde la acción y capacidad de presión de unas potentes y veteranas secciones sindicales de larga trayectoria.

 

[Img #29054]Tampoco se presentan a las elecciones...

 

Ya, es cierto, de manera que también pudiera entenderse, conforme al citado criterio de Lizarralde y Abendaño, que su inhibición electoral beneficiaría en realidad a la izquierda abertzale más que a ningún otro, al no suponerles competencia en votos. Lo cierto es que las campañas realizadas en favor de la abstención, en algún caso desde el MS, no ha afectado para nada a los resultados siempre en alza de EH Bildu. Pero, desde una coherente perspectiva comunista, sus objetivos no pasan por presentarse a unas elecciones que pudieran empujarles, acaso, al reformismo y a su propio aburguesamiento; lo que, en definitiva, les desviaría de sus objetivos revolucionarios. No en vano, desprecian del todo a las instituciones estatales, por entenderlas burguesas y capitalistas -ni siquiera están legalizados como partido político- y su objetivo es destruirlas y no el cambiarlas desde dentro; que es, esta segunda, la táctica socialdemócrata con la que se desmoviliza y traiciona, siempre según su criterio, al proletariado.

 

Los jóvenes alistados a estas organizaciones, ¿son muchos?

 

Sí, varios miles, mayormente en País Vasco y Navarra. Seguramente, en sus diversas escisiones, han arrastrado a más del 50% del total de la juventud militante abertzale de entonces. Y, recientemente, han llegado a movilizar, entre sus dos convocatorias simultaneas en Bilbao y Pamplona, en enero pasado, a más de 8.000 jóvenes… Es por ello que no creo que sea imprudente afirmar que conforman el mayor movimiento de juventud en estos territorios. En todo caso, están muy por encima de los números y presencia de los Boys Scouts o de cualquier sección juvenil de los partidos políticos parlamentarios. Las organizaciones juveniles abertzales oficialistas, en el caso de Ernai e Ikama, en su paciente reconstrucción del movimiento abertzale en aquellos medios, aparentemente habrían recuperado cerca de un 50% de su antigua capacidad de movilización; según pudo observarse en Berriozar con ocasión de su Gazte Topagunea de 2025 previo al Aberri Eguna.

 

¿Cómo se explica semejante impacto numérico?

 

Pues que no partían de cero, sino desde un particular ecosistema comunitario militante muy amplio, inexistente en el resto de Europa. Son miles las familias abertzales cuyos vástagos, en entorno inmediato de muchos pueblos y barrios, al llegar a los 15, 16 o 17 años se plantean, como opción natural, la militancia política; una circunstancia inexistente en el resto de España. De esta manera, quieren exportar y multiplicar al resto de España y Europa aquella modalidad de escisión, tan exitosa, para integrarlas en una nueva organización comunista revolucionaria internacional. Sin embargo, este tejido comunitario, virtualmente revolucionario, es casi inexistente en el resto de territorios europeos, decíamos, lo que sin duda les generará una gran dificultad en su extensión y crecimiento, pues el modelo militante típico de los grupos comunistas “quema” a la gente en un par de años como máximo, salvo en el caso de los inasequibles al desaliento cuyo objetivo vital acaso sea la de integrarse en la estructura dirigente de los respectivos grupos. En todo caso, el proyecto revolucionario del MS precisa siempre de nuevos y  entregados contingentes militantes; lo que parece muy complejo en una sociedad posmoderna, individualista y atomizada, en la que lo colectivo casi nunca es contemplado como prioritario por el individuo, prevaleciendo siempre las “salidas” personales.

 

Esta pregunta da miedo incluso pronunciarla… ¿plantean un retorno a la vía terrorista?

 

Semejante temor es del todo lógico... Pero, conforme las categorías marxistas de las que se sirven, entiendo que no concurren ahora ni condiciones objetivas ni subjetivas que faciliten su opción por aquella vía. En el pasado, cuando nace ETA, por ejemplo, la incidencia social y política del movimiento anticolonial, de las organizaciones guerrilleras en el Tercer Mundo e incluso de otras formaciones terroristas en Europa (el IRA, Brigadas Rojas, RAF, Acción Directa…) era muy importante. Ello coincidió con la eclosión de organizaciones trotskistas o maoístas muy activas que aparentaban “comerse el mundo”, aunque desaparecerían casi por completo y muy rápidamente. Pero aquel ciclo histórico se agotó... De hecho, hablan de que se aproxima otro “nuevo ciclo revolucionario”, lo que no quiere decir que sus tácticas vayan a ser las mismas que las de entonces. En general, aunque marxistas-leninistas ortodoxos, no son por completo dogmáticos, hasta el punto de señalar límites, por insuficientes hoy, a ciertos principios del leninismo; lo que para otros grupos marxistas-leninistas constituye una verdadera herejía.

 

¿Y en relación a la kale borroka…?

 

En sus orígenes, y años siguientes, se perpetraron numerosas acciones de kale borroka coincidentes con la configuración de aquellas primeras disidencias de la izquierda abertzale, si bien no siempre estuvo clara su autoría. Por una parte se estructuró el Movimiento Socialista, comunistas netos según estamos viendo, y por otra, los “nostálgicos del MLNV” de Jarki y la coordinadora Jardun, Herritar Batasuna o Amnistía Ta Askatasuna. Sin duda, estos jóvenes comunistas mantienen una peculiar dialéctica y atracción con la violencia política, como no puede ser de otra manera entre marxistas que, con una mirada de futuro, hablan en algunos momentos incluso de futuras “milicias obreras permanentes” o de la “destrucción del orden y del Estado burgués”, por ejemplo, frente a los ejércitos actuales y demás estructuras estatales, económicas y sociales de factura burguesa. También denuncian, conforme sus términos, al “rearme autoritario del Estado”, la legislación de excepción, el endurecimiento de la legislación laboral o la persecución de las “organizaciones proletarias”. Y, por otra, en el terreno de los hechos, vienen acosando a los puestos callejeros de Vox o polemizan hasta el extremo con algunas policías municipales de determinados ayuntamientos, por ejemplo, tal y como se ha visto este verano pasado en diversas fiestas patronales. Seguramente se trata de una herencia de la cultura política de sus orígenes, a la que se suma su rebeldía juvenil, su desprecio por el sistema burgués y todas sus normas y “mecanismos de dominación” y, cómo no, otras dimensiones derivadas de su perspectiva marxista-revolucionaria que les lleva a la conformación de “espacios de contra-poder comunista” y sus consiguientes confrontaciones con los actores sociales o políticos de “la burguesía”; una actualización, en definitiva, de aquel “ensanchemos las contradicciones del sistema” que escuchábamos en nuestra ya lejana juventud por parte de los insistentes militantes de tantos partidos de extrema izquierda por entonces existentes.

 

La izquierda abertzale les ha desautorizado sin paliativos, afirmando que el MS no forma parte de la misma. ¿Y el PNV?

 

Desde el PNV no mantienen un enfrentamiento tan directo, como en el caso del sostenido por la izquierda abertzale, pues el público objetivo del MS y Sortu es el mismo, compitiendo brutalmente, en ocasiones. Acaso sea por ello, al menos en parte, por lo que desde el propio PNV, o su entorno, se hayan manifestado respecto al MS en muy escasas ocasiones; si bien de manera igualmente terminante, aunque con otros razonamientos. Así, consideran que se trata de una propuesta fuera de lugar, al haber sido derrotado el comunismo con la caída de la URSS, además de entenderla totalmente contraria a los intereses del pueblo vasco, pues allí donde triunfó el comunismo, implantó regímenes liberticidas; según los términos más o menos literales de Andoni Ortuzar. Seguramente, en el viejo alderdi, están mucho más preocupados a corto y medio plazo por el imparable ascenso electoral de Sortu y sus socios, y la posible y ulterior pérdida de cargos públicos y poder real, caso de ceder el primer puesto en las próximas elecciones, que por la relevancia y penetración social del MS.

 

Respecto a la inmigración, ¿se posicionan de manera análoga al Frente Obrero, en el resto de España, o al modo del izquierdista BSW alemán?

 

No, para nada. En ellos no hay tentación rojiparda alguna… En el MS entienden que los inmigrantes se integrarán, antes o después, en su estrategia comunista de clase, por coincidir sus intereses y compartir idéntico rol, en la producción capitalista, como mano de obra barata explotada. Su solidaridad, por ejemplo, con los manteros en Bilbao en sus últimas fiestas, ante las intervenciones de la policía municipal, son del todo coherentes con aquellos análisis; si bien considero que, a causa de su concreto y estricto marxismo, excluyen los aspectos culturales, religiosos y familiares-tribales de aquellas comunidades de origen que tanto marcan a los inmigrantes, lo que acaso les aleje de un más certero análisis global en el que la dimensión económica no sea la más determinante. No obstante, al menos de momento, por lo que he podido observar, en sus manifestaciones son muy pocos los sujetos “racializados” participantes, pero ello no quiere decir que con el tiempo su agit-prop no cale en aquellos segmentos. Ya se verá...

 

Según estamos comprobando, existe un cierto revival del comunismo en España: Frente Obrero, las vanguardias de Santiago Armesilla, Soberanía y Trabajo, Ezker Nazionala, nuevas editoriales y revistas comunistas...

 

En cierto modo es verdad, pero los grupos citados responden a dinámicas y filosofías muy diversas. Así, el Frente Obrero no deja de ser una presunta plataforma transversal desde un partido comunista ortodoxo, el PML(rc), extensión en todo caso de la personalidad de Roberto Vaquero, a fin de agrupar nuevas voluntades desde un cierto patriotismo revolucionario y la denuncia de la emigración como fenómeno contrario a la cultura española que además deprecia las condiciones laborales de los autóctonos. Armesilla invoca, por otra parte, a una nueva propuesta intelectual comunista, iberófona, materialista y patriota, como encarnación de la que define “séptima generación izquierdista”. Soberanía y Trabajo, cuyos promotores proceden de Podemos, en sus casos más significativos, pretende ser una izquierda anti-woke, “clásica”, al modo de la encarnada por el BSW alemán. Y en ello coincide en gran medida con Ezker Nazionala, un pequeño grupo que se identifica como izquierda abertzale, pero no comunista, entiendo, más preocupado por la supervivencia del pueblo vasco ante el declive demográfico y su incierto futuro identitario con la presencia y futura llegada de cientos de miles de inmigrantes que difícilmente se convertirán en unos típicos sujetos vascos “de pura cepa”. Y es que, para los anteriores, no es absurdo preguntarse, al contrario, es dramático e inaplazable, tal y como lo viene haciendo también Adrián Zelaia, del Ekai Center, en su denuncia del posmocapitalismo: ¿para qué una política nacionalista si los vascos se están extinguiendo?

 

¿Qué incidencia está teniendo este fenómeno del MS en el resto de España?

 

Bastante…, en cantidad y calidad. De hecho, ha arrastrado a la mayor parte de las juventudes de la CUP en Cataluña y País Valenciano, Arran, dando lugar a la Organització Juvenil Socialista (OJS), así como a Bastida en Mallorca. Poco después, la histórica Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE) del Partido Comunista de España (PCE) sufriría una convulsión similar, otra más, marchándose en gran parte y generando la Coordinadora Juvenil Socialista (CJS), presente en buena parte de España, quien viene desplegando un notable calendario de movilizaciones. Les seguirían Creba Socialista y la muy reciente Coordinadora da Mocidade Socialista (CMS), en Galicia; Purna, una pequeña organización juvenil independentista aragonesista, se disolvería finalmente, integrándose sus últimos militantes en la CJS. Bien puede afirmarse que la extrema izquierda, más allá de Podemos y Sumar, se muestra un tanto revolucionada ante la aparición de este nuevo movimiento, que se pretende embrión de un futuro Partido Comunista Internacional de ámbito europeo. Pero no olvidemos que el impacto de los comunistas-revolucionarios -en su conjunto- no se limita al entorno inmediato de sus específicas siglas partidarias, pues están presentes en múltiples sindicatos de trabajadores y estudiantes, editoriales y librerías, centros sociales, en el movimiento vecinal y antifascista, con múltiples publicaciones impresas y digitales, webs y portales de todo tipo, pódcast y canales de Youtube, etc., etc. De todo ello también hablo en el libro...

 

¿Qué posición mantienen ante la guerra en Gaza y las movilizaciones en apoyo a la “flotilla”?

 

Vienen participando de una manera muy activa y visible, cuando no capitalizándolas, en las diversas movilizaciones desplegadas por toda España, con sus propias comitivas; siempre muy cohesionadas, sus banderas rojas y características pancartas y proclamas... y su propio análisis. En el plano político, son partidarios -estoy pensando en un escrito elaborado al respecto por la OJS- del “desmantelamiento del estado colonial de Israel”, por entenderlo una imposición imperialista occidental en la región y, en consecuencia, son contrarios a la “falsa solución de dos estados” (palestino e israelí). Como leninistas, vinculan “la lucha contra el genocidio sionista con la lucha contra la burguesía de los países occidentales, llevando la confrontación con el belicismo en el centro del debate político”. Es por todo ello que suelen hacerse eco de las posturas del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), una antigua formación comunista integrante de la OLP partidaria de un estado palestino con las fronteras anteriores a la Nakba, el éxodo palestino tras la guerra de 1948.

 

¿Has hablado con ellos, lo has intentado?

 

En cierto modo sí, lo he intentado… pero discretamente y sin mucho entusiasmo. Y es que todas las organizaciones del MS disponen de un documento central, o estratégico, en sus respectivas webs. Sin embargo en el caso de la organización catalana, el suyo no figura, habiendo existido en su día un enlace, no operativo hace tiempo, desde el que, según comprobé en redes, podría descargarse su “Propuesta política de la  Organització Juvenil Socialista”. Dado que en el libro desarrollo un largo estudio comparativo de los demás textos, reproduciéndolos en parte, escribí a la redacción de su órgano de expresión, Horitzó, solicitándolo, y de paso explorar una vía de contacto y, acaso, de diálogo previo, pues tenía algunas dudas orgánicas y conceptuales, que fueron desvaneciéndose conforme avanzaba en la redacción final del libro. Pero no obtuve respuesta... lo que me desanimó. A ello se le junta que ya tenía serias dudas acerca de la posibilidad real de algún tipo de diálogo, pues vengo observando que no están interesados tanto en encuentros intelectuales o personales -que seguramente entenderían como diletantes-, como en la propaganda y la difusión de sus propuestas; lo que comprendo, pues deben economizar esfuerzos. Soy muy consciente, por otra parte, de que dada mi trayectoria profesional y como escritor, en base a su innegable tendencia a calificar inmediatamente a toda persona o iniciativa conforme sus esquemas preconcebidos de “clase”, “papel objetivo y subjetivo que desempeña”, etc., me hubieran incluido inmediatamente, sin posibilidad de réplica, en alguna categoría más bien poco amable del tipo “enemigo de clase”, “escritor anticomunista”, etc. Soy consciente de este riesgo, que valoro en todo caso como un reduccionismo, injusto incluso, pues mi intención -y el libro lo acredita-, no es deconstruir una organización de este tipo -pretensión que ni me interesa ni compete-, como entender y describir un fenómeno juvenil inesperado que observo como muy significativo, aunque con sus claroscuros como toda realidad humana, en su respuesta a un mundo estructuralmente injusto que presenta una nueva crisis social creciente de tremendas consecuencias antropológicas.

 

¿Qué retos presenta el futuro a esta generación de jóvenes comunistas?

 

Muchos, ciertamente. De entrada, vienen apostando fuerte por su intervención en el movimiento por la vivienda y anti-deshaucios con sus “sindicatos de vivienda socialista” en Cataluña, País Vasco, Navarra y Valladolid, enfrentándose también con algunos pequeños propietarios, por ejemplo, y siempre con una perspectiva de confrontación y afirmación desde sus propios espacios de contra-poder comunista. Pero del resultado de esta iniciativa depende en gran medida su prestigio y su propio futuro. Lo mismo sucede con su perspectiva de construcción de un Partido Comunista de ámbito europeo, lo que constituye un planteamiento teórico muy atractivo y geopolíticamente del todo razonable. Un tercer reto es su relación con el mundo del trabajo, una vez se incorporen al mismo, dado que en gran parte son estudiantes. A nivel teórico, a partir de su rechazo del sindicalismo “clásico”, que entienden socialdemócrata y que traiciona a los intereses de la clase obrera, ya están realizando algunas aproximaciones teóricas novedosas que pretenden ir más allá de los viejos esquemas leninistas, en su concepción de partido comunista en ramas de producción, distribución y consumo. También vienen ensayado algunas actuaciones orgánicas de “defensa laboral”, de carácter más puntual, cuya evolución y resultados desconozco. En todo caso, una vez entren en masa al mundo del trabajo, encontrarán unos cauces sindicales burocráticos muy consolidados, unas presiones ambientales muy fuertes y, en no pocos casos, una gran soledad. Tal vez, por ello, han mantenido algún tipo de diálogo, según afirmaron hace unos meses y del que a nivel de contenidos o resultados no ha trascendido nada en público, con el sindicato ELA quien, aunque de origen social-cristiano y afín al PNV pero ya desenganchado del viejo alderdi, se ha deslizado hacia posiciones más a la izquierda que las del propio LAB, el sindicato abertzale. En suma, y para no extenderme más, de la superación de tales retos, entre otros, depende su prestigio intelectual y, con él, su consolidación orgánica y la mismísima viabilidad de su ambicioso proyecto revolucionario. No en vano, la única alternativa a una marcha ascendente, la constituye su deriva hacia una estrecha secta comunista más.

 

 ¿Que acogida esperas de tu libro?

 

Pues, en verdad, no me hago grandes ilusiones, no en vano Pompaelo es una editorial muy modesta y más bien dirigida a un tipo de lector poco afín al tema que trato en esta ocasión. Además, por una parte, se trata de un libro sobre la extrema izquierda de un autor que no lo es, cuando casi siempre son marxistas quienes abordan estas cuestiones. Empero, he pretendido que prevaleciera una dimensión descriptiva del fenómeno; de ahí que también tenga un marcado carácter teórico a partir de la transcripción de buena parte de los documentos programáticos y otros materiales de las organizaciones del MS. Por otra, dadas las controversias que mantienen con la izquierda abertzale, no excluyo que pudiera ser utilizado a modo de arma arrojadiza por unos u otros; lo que no implicaría para nada un mayor volumen de lecturas y ventas, pues en general, aunque se polemice en exceso en redes sociales, se lee poco y, ambos contendientes compartirán -seguramente- una desautorización a priori de este trabajo. Y por lo que respecta al panorama marxista-revolucionario español, de entrada, vengo observando en el mismo no pocas reticencias y unos -de momento- escasos análisis dogmáticos, en ocasiones muy críticos con los planteamientos y la misma irrupción del MS, de manera que la recepción de este libro en aquel entorno me resulta un enigma. En todo caso, respecto a un público más general, creo que le puede proporcionar una imagen muy completa, tanto de sus orígenes, sus relaciones con la izquierda abertzale y el movimiento comunista, sus planteamientos tácticos y estratégicos; un verdadero vademécum del panorama comunista español que, en contra de lo que piensa buena parte de la sociedad española, y especialmente una derecha mayormente indiferente ante toda cuestión que no le afecte expresamente, está muy vivo y se muestra, más que ayer, especialmente creativo. Y es que, si está acaeciendo tamaño fenómeno, lo es en gran medida a causa de méritos propios, pero también debido a la existencia de una crisis social y antropológica tremenda; de ahí la oportunidad insospechada e imprevisible de un movimiento revolucionario.

 

 

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