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Martes, 21 de Octubre de 2025 Tiempo de lectura:

Peter Thiel y el “anticristo”: el magnate tecnológico que mezcla teología, poder y Silicon Valley

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En una ciudad acostumbrada a los discursos sobre innovación, inteligencia artificial y futuro digital, pocas cosas han sorprendido tanto como la aparición de Peter Thiel hablando del “anticristo”. El cofundador de PayPal y Palantir, uno de los inversores más influyentes del ecosistema tecnológico estadounidense, lleva semanas ofreciendo una serie de conferencias privadas en San Francisco centradas en un tema que parece sacado del púlpito más que del laboratorio: la llegada del anticristo y su posible vínculo con la tecnología moderna.

 

La serie, según diversas filtraciones y registros de eventos, consta de cuatro charlas celebradas en el Commonwealth Club, un prestigioso espacio de conferencias ubicado junto al Embarcadero. Convocadas bajo el título genérico The Antichrist Lectures y organizadas por la fundación sin ánimo de lucro Acts 17 Collective —que se define como una entidad dedicada a “reconocer a Cristo en la tecnología y la sociedad”—, las sesiones son estrictamente off the record. No se permite grabar, tomar fotografías ni publicar transcripciones. Aun así, varios extractos y testimonios de asistentes han comenzado a circular, revelando una mezcla insólita de teología, filosofía política y advertencias tecnológicas.

 

En sus intervenciones, Thiel habría esbozado una tesis inquietante: la figura del anticristo —más que un individuo concreto, dice— representaría un sistema global de control, cimentado sobre el miedo, la burocracia y la tecnocracia. Según su interpretación, la regulación excesiva de la inteligencia artificial, la vigilancia masiva, el centralismo digital y los movimientos de unificación política podrían constituir los pilares de esa futura entidad “antihumana”. En un pasaje particularmente comentado, Thiel habría afirmado que “regular la IA es acelerar la llegada del anticristo”, en referencia a los intentos de los gobiernos de imponer límites a la investigación privada y al libre desarrollo tecnológico.

 

La línea argumental mezcla referencias al Apocalipsis de San Juan con diagnósticos contemporáneos. Thiel, que se define como cristiano ortodoxo de orientación filosófica, habría sugerido que el mundo actual vive “un proceso de sustitución espiritual”: el ser humano, dijo, ha delegado su libertad en sistemas que prometen seguridad, eficiencia y comodidad, mientras el alma se disuelve entre algoritmos. En otra de las charlas, según publicó The Washington Post, Thiel llegó incluso a advertir que ciertos movimientos globales en torno al cambio climático o la inteligencia artificial “prefiguran la adoración de un dios falso”.

 

El magnate no es ajeno a la controversia. Su apoyo a Donald Trump en 2016 y su desconfianza hacia las instituciones tradicionales lo convirtieron en una figura divisiva dentro de Silicon Valley. Pero con estas conferencias parece haber ido más allá: no se trata solo de política o de tecnología, sino de una visión casi escatológica del futuro. “El anticristo no llega con cuernos, sino con apps, promesas de bienestar y un plan maestro para salvar al mundo”, habría dicho en tono provocador, según una fuente citada por The Guardian.

 

Las reacciones no se han hecho esperar. Grupos de manifestantes izquierdistas se concentraron en el exterior del Commonwealth Club durante la tercera sesión, algunos disfrazados de figuras apocalípticas y otros portando pancartas en las que se leía “Big Brother = Antichrist”. Las redes sociales también se incendiaron: mientras unos acusan a Thiel de propagar teorías conspirativas con barniz bíblico, otros ven en su discurso una advertencia legítima sobre el rumbo tecnocrático de la civilización.

 

The Washington Post y Reuters coinciden en que Thiel aprovechó una de las conferencias para revelar que aconsejó a Elon Musk no sumarse al Giving Pledge, la iniciativa filantrópica de Bill Gates y Warren Buffett. “No regales tu dinero al sistema”, habría dicho Thiel. “Cada institución que tocas acaba sirviendo a la misma maquinaria espiritual que dice querer salvarte”.

 

A falta de grabaciones oficiales o transcripciones íntegras, buena parte del contenido sigue envuelto en misterio. Pero los fragmentos filtrados bastan para delinear el tono: entre la advertencia profética y el manifiesto político, Thiel parece estar construyendo un relato donde la lucha contra el “anticristo” se traduce en resistencia frente al globalismo, la corrección política y el control tecnológico centralizado.

 

La pregunta es si estas ideas, nacidas en un entorno cerrado de Silicon Valley, se quedarán en el terreno simbólico o acabarán influyendo en decisiones reales. En un mundo cada vez más dependiente de los algoritmos que Thiel ayudó a crear, su giro teológico podría no ser un capricho excéntrico, sino el síntoma de una élite que empieza a mirar a la tecnología con miedo. Y quizá, también, con culpa.

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