El fanático ambientalista Bill Gates cambia ahora su discurso climático: “Lo importante no es la temperatura sino el bienestar de las personas"
![[Img #29129]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/10_2025/8095_screenshot-2025-10-29-at-16-13-47-bill-gates-youtube-buscar-con-google.png)
A pocos días de la cumbre climática COP30, el activista ambientalista y cofundador de Microsoft, Bill Gates, ha sorprendido con un giro de enfoque en su manera de entender el cambio climático. En un texto titulado “Three Tough Truths About Climate”, publicado en su blog Gates Notes, el multimillonario afirma ahora que, aunque el calentamiento global sigue siendo una amenaza seria, “no acabará con la civilización humana”, y que la prioridad debería ser mejorar las condiciones de vida de las personas más vulnerables frente al cambio que ya está en marcha.
Durante años, Gates, apoyado por las élites globalsocialistas, fue uno de los defensores más influyentes de la idea de “llegar a cero emisiones” —el famoso get to zero— como objetivo innegociable para evitar una catástrofe planetaria. Sin embargo, en su nuevo artículo, el multimillonario estadounidense reconoce que su pensamiento ha evolucionado hacia un enfoque más pragmático y humano: “La temperatura global no es la mejor medida del progreso; lo que realmente importa es el bienestar de las personas”.
Gates plantea ahora lo que define como tres “verdades difíciles” sobre el cambio climático. La primera, que el fenómeno no destruirá la civilización, aunque sí provocará daños severos en regiones pobres y vulnerables. La segunda, que la lucha contra el cambio climático no puede medirse solo en grados Celsius o toneladas de CO₂, sino en términos de vidas mejoradas y sufrimiento evitado. Y la tercera, que las verdaderas defensas frente a un planeta más cálido no son los discursos o las cumbres, sino la prosperidad, la salud pública, la energía fiable y la capacidad de adaptación de las comunidades.
Este matiz representa un cambio importante en el debate climático internacional. Gates no reniega de la mitigación —seguir reduciendo emisiones sigue siendo crucial—, pero pide que la comunidad global equilibre esa meta con la adaptación y el desarrollo. En sus palabras, “si la gente tiene acceso a electricidad, atención médica y alimentos seguros, estará mucho mejor preparada para enfrentar un mundo más caluroso”.
El artículo aparece en un momento de creciente fatiga social ante los discursos catastrofistas y en vísperas de una cumbre que se celebrará en Brasil con un enfoque centrado precisamente en la adaptación y la equidad global. Para Gates, el mensaje es claro: la humanidad no está condenada, pero necesita cambiar su forma de medir el éxito climático.
“Debemos gastar los recursos donde más reduzcan el sufrimiento humano”, escribe. Y remata con una advertencia implícita a los líderes políticos: “Nuestro objetivo no debe ser solo enfriar el planeta, sino calentar la esperanza de quienes más sufren sus efectos”.
El cambio de tono ha sido recibido con sorpresa y debate. Algunos analistas aplauden el realismo del magnate, mientras que ciertos sectores del activismo climático temen que su mensaje suavice la urgencia de reducir emisiones. En cualquier caso, la voz de Bill Gates vuelve a situarse en el centro del diálogo global sobre el clima —esta vez, más práctica, más política y menos apocalíptica—.
![[Img #29129]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/10_2025/8095_screenshot-2025-10-29-at-16-13-47-bill-gates-youtube-buscar-con-google.png)
A pocos días de la cumbre climática COP30, el activista ambientalista y cofundador de Microsoft, Bill Gates, ha sorprendido con un giro de enfoque en su manera de entender el cambio climático. En un texto titulado “Three Tough Truths About Climate”, publicado en su blog Gates Notes, el multimillonario afirma ahora que, aunque el calentamiento global sigue siendo una amenaza seria, “no acabará con la civilización humana”, y que la prioridad debería ser mejorar las condiciones de vida de las personas más vulnerables frente al cambio que ya está en marcha.
Durante años, Gates, apoyado por las élites globalsocialistas, fue uno de los defensores más influyentes de la idea de “llegar a cero emisiones” —el famoso get to zero— como objetivo innegociable para evitar una catástrofe planetaria. Sin embargo, en su nuevo artículo, el multimillonario estadounidense reconoce que su pensamiento ha evolucionado hacia un enfoque más pragmático y humano: “La temperatura global no es la mejor medida del progreso; lo que realmente importa es el bienestar de las personas”.
Gates plantea ahora lo que define como tres “verdades difíciles” sobre el cambio climático. La primera, que el fenómeno no destruirá la civilización, aunque sí provocará daños severos en regiones pobres y vulnerables. La segunda, que la lucha contra el cambio climático no puede medirse solo en grados Celsius o toneladas de CO₂, sino en términos de vidas mejoradas y sufrimiento evitado. Y la tercera, que las verdaderas defensas frente a un planeta más cálido no son los discursos o las cumbres, sino la prosperidad, la salud pública, la energía fiable y la capacidad de adaptación de las comunidades.
Este matiz representa un cambio importante en el debate climático internacional. Gates no reniega de la mitigación —seguir reduciendo emisiones sigue siendo crucial—, pero pide que la comunidad global equilibre esa meta con la adaptación y el desarrollo. En sus palabras, “si la gente tiene acceso a electricidad, atención médica y alimentos seguros, estará mucho mejor preparada para enfrentar un mundo más caluroso”.
El artículo aparece en un momento de creciente fatiga social ante los discursos catastrofistas y en vísperas de una cumbre que se celebrará en Brasil con un enfoque centrado precisamente en la adaptación y la equidad global. Para Gates, el mensaje es claro: la humanidad no está condenada, pero necesita cambiar su forma de medir el éxito climático.
“Debemos gastar los recursos donde más reduzcan el sufrimiento humano”, escribe. Y remata con una advertencia implícita a los líderes políticos: “Nuestro objetivo no debe ser solo enfriar el planeta, sino calentar la esperanza de quienes más sufren sus efectos”.
El cambio de tono ha sido recibido con sorpresa y debate. Algunos analistas aplauden el realismo del magnate, mientras que ciertos sectores del activismo climático temen que su mensaje suavice la urgencia de reducir emisiones. En cualquier caso, la voz de Bill Gates vuelve a situarse en el centro del diálogo global sobre el clima —esta vez, más práctica, más política y menos apocalíptica—.











