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Lunes, 03 de Noviembre de 2025 Tiempo de lectura:
Según un informe interno

La BBC manipuló de forma burda un discurso de Donald Trump para criminalizar al presidente de Estados Unidos

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La BBC acaba de protagonizar su peor pesadilla periodística desde el escándalo "Crowngate" de 2007. Un memorándum interno de 19 páginas, ahora en manos de The Telegraph y circulando por los despachos de Whitehall, desmonta pieza por pieza cómo la corporación comunicacional británica "manipuló" un discurso de Donald Trump para hacerle decir exactamente lo que nunca dijo.

 

La acusación es demoledora: el programa Panorama, un  referente para las élites globalsocialistas, emitió hace apenas unos meses un reportaje especial donde Donald Trump aparecía alentando directamente el asalto al Capitolio. Música siniestra de fondo, imágenes de manifestantes irrumpiendo en el edificio y, en el centro de todo, las palabras del entonces candidato presidencial: "Vamos a marchar al Capitolio, yo estaré con vosotros, y lucharemos. Lucharemos como el infierno". El problema es que Trump jamás pronunció esa frase.

 

Lo que los editores de la BBC hicieron fue un ejercicio de ingeniería narrativa: tomaron tres fragmentos distintos del discurso de Trump —separados por casi una hora entre sí— y los ensamblaron como si fueran una única declaración fluida. Sin cortes visibles. Sin advertencias al espectador. Sin el menor indicio de que lo que estaban viendo era una reconstrucción artificial.

 

La realidad era muy distinta. Lo que Trump dijo realmente fue: "Vamos a marchar al Capitolio y vamos a animar a nuestros valientes senadores y congresistas... Sé que todos aquí pronto marcharán hacia el edificio del Capitolio para hacer oír sus voces de manera pacífica y patriótica".

 

Casi una hora después, cuando hablaba de corrupción electoral en un contexto completamente diferente, dijo: "Luchamos como el infierno y si no luchas como el infierno, ya no vas a tener un país".

 

La BBC fundió ambos momentos en uno solo, creando una falsa cronología que convertía a Trump en el incitador directo de una turba violenta. Como remate, intercalaron imágenes de grupos marchando hacia el Capitolio que, según demuestra el informe, fueron grabadas antes de que Trump siquiera comenzara a hablar.

 

El silencio cómplice de la cúpula de la BBC

 

Michael Prescott, el autor del memorándum —ex asesor del Comité de Directrices y Estándares Editoriales de la BBC durante tres años—, no podía creerlo. Cuando elevó sus preocupaciones a la dirección de la corporación, esperaba una rectificación inmediata. En su lugar, encontró un muro de negación institucional.

 

Jonathan Munro, controlador senior de contenido informativo, defendió la edición arguyendo que era "práctica normal condensar discursos en clips cortos". Deborah Turness, directora ejecutiva de BBC News, justificó el montaje citando el informe demócrata del Congreso sobre el 6 de enero. Tim Davie, director general, y Samir Shah, presidente de la BBC, permanecieron en silencio durante las reuniones donde se discutió el escándalo.

 

Cuando Prescott escribió directamente a Shah advirtiendo del "precedente extremadamente peligroso" que se estaba sentando, no recibió respuesta alguna.

 

Ecos de un escándalo que derribó cabezas

 

El propio Prescott compara este caso con el "Crowngate", el escándalo de 2007 que costó el puesto al controlador de BBC One. En aquella ocasión, un tráiler había sido editado para hacer parecer que la reina Isabel II abandonaba airada una sesión de fotos, cuando en realidad las imágenes estaban fuera de secuencia. Fue suficiente para provocar dimisiones y una investigación exhaustiva.

 

La diferencia es que ahora no estamos hablando de un tráiler promocional, sino de un programa insignia emitido una semana antes de unas elecciones presidenciales estadounidenses, ante millones de espectadores, sobre un tema de máxima sensibilidad política: la presunta responsabilidad de Donald Trump en el asalto al Capitolio.

 

El programa, emitido el 28 de octubre de 2024 bajo el título "Trump: ¿Una segunda oportunidad?", presentaba a diez críticos de Trump frente a un solo defensor. Curiosamente, no existió programa complementario alguno examinando el historial de su rival, Kamala Harris.

 

Las consecuencias apenas comienzan

 

El informe de Prescott, enviado en septiembre a cada miembro del consejo de la BBC, ha trascendido ahora a departamentos gubernamentales justo cuando la corporación se prepara para negociar su financiación con el gobierno británico. La secretaria de Cultura, Lisa Nandy, ya advirtió que "ninguna opción está fuera de la mesa" respecto al futuro del modelo de financiación de la BBC, cuyo estatuto real expira en 2027.

 

Para la Casa Blanca, donde Donald Trump comienza su segundo mandato, la revelación llega como un torpedo a la línea de flotación de la relación con la prensa británica. La BBC había sido acusada en numerosas ocasiones de sesgo anti-Trump, pero nunca con pruebas tan contundentes y procedentes de sus propias entrañas.

 

El portavoz de la BBC se limitó a declarar que "cuando recibimos observaciones, las tomamos en serio y las consideramos cuidadosamente", añadiendo que Prescott es "un ex asesor de un comité del consejo donde se discuten y debaten rutinariamente diferentes puntos de vista y opiniones sobre nuestra cobertura".

 

Una respuesta que, en su asepsia corporativa, parece confirmar precisamente lo que denuncia el memorándum: la incapacidad de la BBC para reconocer que lo sucedido no fue un simple "punto de vista diferente", sino una manipulación editorial que convirtió el periodismo en propaganda.

 

Porque fabricar las palabras de un líder político no es edición creativa. Es falsificación. Y cuando lo hace una institución que se financia con dinero público y presume de ser el estándar dorado del periodismo mundial, el escándalo adquiere dimensiones sísmicas.

 

La pregunta que flota en el ambiente de Broadcasting House es la misma que planteó Prescott en su informe: "Si se permite a los periodistas de la BBC editar vídeos para hacer que la gente 'diga' cosas que nunca dijo, entonces ¿qué valor tienen las directrices de la corporación, por qué debería confiarse en la BBC, y dónde terminará todo esto?"

 

Por ahora, la respuesta es el silencio atronador de quienes deberían rendir cuentas.


Nota: Este artículo se basa en la información publicada por The Telegraph sobre un memorándum interno de la BBC.

 

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