Un científico del Pentágono rompe el silencio y revela secretos del mayor programa ovni de EE.UU.
Durante décadas, el gobierno de Estados Unidos negó cualquier interés real en los objetos voladores no identificados. Pero detrás de los desmentidos oficiales se desarrollaba, en el más absoluto secreto, una de las investigaciones más ambiciosas de la historia moderna. Ahora, el hombre que dirigió aquel proyecto habla por primera vez a través de una entrevista mantenida con el canal de televisión de Las Vegas 8 News Now (EE.UU.)
El Dr. James Lacatski, exanalista de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), ha revelado que el programa OSAP (Advanced Aerospace Weapon System Applications Program) —financiado con 22 millones de dólares aprobados por el entonces senador Harry Reid— se dedicó durante más de dos años a estudiar la tecnología de los ovnis, con un objetivo claro: comprender su propulsión y replicarla antes que Rusia o China. “No era una cuestión de creencias. Era una carrera tecnológica, y aún sigue en marcha”, afirma Lacatski.
El proyecto, dirigido desde Las Vegas y alojado en una filial de Bigelow Aerospace, contó con un equipo de 50 investigadores a tiempo completo. Juntos crearon el mayor archivo de datos sobre fenómenos aéreos anómalos del planeta, con 115 informes clasificados que aún hoy permanecen ocultos al público.
Inspirado por los extraños sucesos de Skinwalker Ranch, un enclave en Utah célebre por sus avistamientos y fenómenos paranormales, Lacatski convenció a la DIA de que aquello era tanto una amenaza como una oportunidad. Su visita al rancho, acompañado del magnate Robert Bigelow, le cambió la vida: “Tuve mi propia experiencia allí. Fue suficiente para saber que necesitábamos estudiarlo”.
Según el científico, los investigadores del OSAP examinaron casos en los que pilotos comerciales fueron perseguidos por naves gigantes que cambiaban de forma, y analizaron testimonios de testigos que sufrieron efectos fisiológicos inexplicables tras encuentros cercanos. Algunos llegaron a presentar lesiones médicas severas.
Pero la revelación más explosiva llega cuando Lacatski admite abiertamente que el gobierno estadounidense posee al menos una nave recuperada de origen desconocido. “No tiene alas, ni motores, ni depósitos de combustible. Y, sin embargo, es una máquina”, asegura. Aunque no existen pruebas públicas de ese hallazgo, la afirmación de Lacatski coincide con testimonios recientes de altos cargos militares que han denunciado programas de ingeniería inversa sobre materiales “no humanos”.
El proyecto OSAP se desarrolló en silencio hasta que, inesperadamente, fue interrumpido. Según Lacatski, el responsable fue el propio Harry Reid, quien temía que la filtración del programa perjudicara su carrera política. “Había un espía en su oficina filtrando información a su rival electoral”, explica el científico. Aun así, Reid mantuvo su promesa de continuar el trabajo “en alguna forma”.
El nuevo libro de Lacatski, New Insights: Inside the U.S. Government’s UFO Program, recopila información inédita del programa: avistamientos, mutilaciones de animales, apariciones de entidades y fenómenos paranormales ocurridos dentro y fuera del Skinwalker Ranch. “No estamos lidiando con humanos”, concluye el investigador.
El veterano periodista George Knapp, quien reveló originalmente la existencia del programa, define las nuevas declaraciones como “una pieza más en el rompecabezas del secreto mejor guardado del Pentágono”.
Mientras los gobiernos de medio mundo callan o niegan, Lacatski afirma que la carrera por descifrar la tecnología de los no-humanos sigue activa. “Rusia y China están en ella, y no podemos permitirnos perder”, advierte.
Y así, desde el desierto de Nevada, emerge la pregunta más inquietante de nuestro tiempo: ¿Y si el futuro de la humanidad dependiera de una tecnología que no nació en la Tierra?
Durante décadas, el gobierno de Estados Unidos negó cualquier interés real en los objetos voladores no identificados. Pero detrás de los desmentidos oficiales se desarrollaba, en el más absoluto secreto, una de las investigaciones más ambiciosas de la historia moderna. Ahora, el hombre que dirigió aquel proyecto habla por primera vez a través de una entrevista mantenida con el canal de televisión de Las Vegas 8 News Now (EE.UU.)
El Dr. James Lacatski, exanalista de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), ha revelado que el programa OSAP (Advanced Aerospace Weapon System Applications Program) —financiado con 22 millones de dólares aprobados por el entonces senador Harry Reid— se dedicó durante más de dos años a estudiar la tecnología de los ovnis, con un objetivo claro: comprender su propulsión y replicarla antes que Rusia o China. “No era una cuestión de creencias. Era una carrera tecnológica, y aún sigue en marcha”, afirma Lacatski.
El proyecto, dirigido desde Las Vegas y alojado en una filial de Bigelow Aerospace, contó con un equipo de 50 investigadores a tiempo completo. Juntos crearon el mayor archivo de datos sobre fenómenos aéreos anómalos del planeta, con 115 informes clasificados que aún hoy permanecen ocultos al público.
Inspirado por los extraños sucesos de Skinwalker Ranch, un enclave en Utah célebre por sus avistamientos y fenómenos paranormales, Lacatski convenció a la DIA de que aquello era tanto una amenaza como una oportunidad. Su visita al rancho, acompañado del magnate Robert Bigelow, le cambió la vida: “Tuve mi propia experiencia allí. Fue suficiente para saber que necesitábamos estudiarlo”.
Según el científico, los investigadores del OSAP examinaron casos en los que pilotos comerciales fueron perseguidos por naves gigantes que cambiaban de forma, y analizaron testimonios de testigos que sufrieron efectos fisiológicos inexplicables tras encuentros cercanos. Algunos llegaron a presentar lesiones médicas severas.
Pero la revelación más explosiva llega cuando Lacatski admite abiertamente que el gobierno estadounidense posee al menos una nave recuperada de origen desconocido. “No tiene alas, ni motores, ni depósitos de combustible. Y, sin embargo, es una máquina”, asegura. Aunque no existen pruebas públicas de ese hallazgo, la afirmación de Lacatski coincide con testimonios recientes de altos cargos militares que han denunciado programas de ingeniería inversa sobre materiales “no humanos”.
El proyecto OSAP se desarrolló en silencio hasta que, inesperadamente, fue interrumpido. Según Lacatski, el responsable fue el propio Harry Reid, quien temía que la filtración del programa perjudicara su carrera política. “Había un espía en su oficina filtrando información a su rival electoral”, explica el científico. Aun así, Reid mantuvo su promesa de continuar el trabajo “en alguna forma”.
El nuevo libro de Lacatski, New Insights: Inside the U.S. Government’s UFO Program, recopila información inédita del programa: avistamientos, mutilaciones de animales, apariciones de entidades y fenómenos paranormales ocurridos dentro y fuera del Skinwalker Ranch. “No estamos lidiando con humanos”, concluye el investigador.
El veterano periodista George Knapp, quien reveló originalmente la existencia del programa, define las nuevas declaraciones como “una pieza más en el rompecabezas del secreto mejor guardado del Pentágono”.
Mientras los gobiernos de medio mundo callan o niegan, Lacatski afirma que la carrera por descifrar la tecnología de los no-humanos sigue activa. “Rusia y China están en ella, y no podemos permitirnos perder”, advierte.
Y así, desde el desierto de Nevada, emerge la pregunta más inquietante de nuestro tiempo: ¿Y si el futuro de la humanidad dependiera de una tecnología que no nació en la Tierra?





