El 14% de población extranjera comete el 50% de los delitos en el País Vasco
Hay cifras que incomodan. No porque sean nuevas, sino porque confirman lo que demasiadas veces se intenta negar. El último balance de delitos realizado por la Ertzaintza correspondiente a los nueve primeros meses de 2025 —detenciones e investigaciones según el lugar de nacimiento de las personas implicadas— dibuja un paisaje delictivo que obliga a mirar de frente una realidad que rara vez aparece en los titulares nacionales: la creciente presión delincuencial vinculada a la inmigración y el peso desproporcionado de ciertos colectivos en los delitos más agresivos y recurrentes.
A pesar de lo que digan los nacionalsocialistas vascos, las estadísticas no son “fachas” ni de “extrema-derecha”: son contundentes. De las más de 17.000 actuaciones policiales registradas entre enero y septiembre de 2025, casi la mitad corresponden a delitos contra el patrimonio: hurtos, robos en viviendas, robos con fuerza, estafas y tráfico de drogas y una parte muy destacada de éstos han sido cometidos por ciudadanos extranjeros.
El hurto continúa siendo el gran agujero negro de la seguridad en Euskadi. Es el delito que más colapsa a la policía, y es también el que presenta una dinámica más preocupante: la mayoría de los detenidos por hurto son extranjeros, especialmente procedentes de: Europa no comunitaria (Europa del Este); Magreb y Latinoamérica.
En algunos subtipos, la proporción supera ampliamente la mitad del total de arrestos.
No es casualidad. Es un patrón.
Lesiones, violencia doméstica y estafas: predominio de españoles
No todo el peso recae en la inmigración. Los delitos de lesiones, malos tratos en el ámbito familiar y buena parte de las estafas mantienen como perfil predominante a personas nacidas en España. Pero incluso dentro de estas categorías aparecen segmentos extranjeros muy significativos, sobre todo en agresiones callejeras y peleas grupales. En cambio, la violencia de ámbito doméstico sigue siendo, mayoritariamente, un fenómeno interno: el ertzaina que acude a una llamada por malos tratos casi siempre encuentra a un agresor nacido aquí.
Delitos sexuales: una cifra que debería levantar debate
Si hay un punto especialmente sensible es éste: Los delitos contra la libertad sexual presentan cifras que muestran una sobrerrepresentación de varones extranjeros, especialmente procedentes del Magreb y Latinoamérica.
La Ertzaintza registró 293 actuaciones por delitos sexuales en nueve meses.
La proporción de extranjeros, en términos estadísticos, no se ajusta al peso real de la población extranjera en Euskadi, lo que indica un problema estructural que las instituciones siguen sin querer abordar más allá de eslóganes woke y falsamente progresistas.
No se trata de señalar colectivamente. Se trata de mirar los datos sin filtros ideológicos.
Homicidios: Euskadi sigue siendo un territorio seguro
Los homicidios y tentativas apenas suman 25 casos. Es una cifra baja, muy baja.
Euskadi sigue siendo, en términos estadísticos, una de las regiones más seguras de Europa en cuanto a delitos letales.
Pero la seguridad no se mide solo por los muertos, sino por la sensación de orden —o desorden— que se respira en las calles.
El peso de la inmigración en el crimen: un debate inevitable
De los más de 17.000 detenidos o investigados en este periodo:
- 7.433 nacieron en España
- 6.072 son extranjeros
- El resto, origen no especificado
Que casi uno de cada dos implicados sea extranjero debería bastar para abrir un debate serio sobre modelos migratorios, integración y políticas de control. El aumento de bandas itinerantes, la presencia de delincuencia organizada extranjera en hurtos y robos y la consolidación de estructuras criminales vinculadas al narcotráfico internacional están moldeando una nueva realidad criminológica en Euskadi.
Y esta realidad es incompatible con discursos que insisten en que relacionar delincuencia e inmigración es “alarmismo”. Lo alarmante es que se pretenda silenciar los datos.
Una Ertzaintza saturada y un discurso institucional que no acompaña
La policía vasca mantiene una actividad operativa intensa.
Más de 17.000 intervenciones con persona identificada en nueve meses hablan de una presión policial constante. Pero también revelan una carga de trabajo que no siempre encuentra respaldo político.
Mientras los agentes se enfrentan a hurtos repetidos, robos con violencia o estafadores profesionales que actúan en redes internacionales, el discurso institucional insiste en conceptos como “convivencia”, “narrativas inclusivas” o “propuestas educativas”. Los ciudadanos, sin embargo, miden la convivencia por algo más sencillo: si pueden caminar tranquilos por sus ciudades.
Conclusión: los datos son el espejo que ya no se puede romper
Este informe de la Ertzaintza refleja un cambio profundo en el mapa delictivo vasco. Un cambio que nadie provocó, pero que todos sufrirán si no se toma en serio: la creciente influencia de redes criminales extranjeras, la internacionalización del delito, la sobrerrepresentación extranjera en delitos violentos, y un fenómeno que no puede ni debe taparse: el aumento real de la delincuencia importada.
La seguridad no es una cuestión de ideología.
Es una cuestión de hechos.
Y los hechos están ahí, en negro sobre blanco, en el último balance emitido por la policía vasca.
Hay cifras que incomodan. No porque sean nuevas, sino porque confirman lo que demasiadas veces se intenta negar. El último balance de delitos realizado por la Ertzaintza correspondiente a los nueve primeros meses de 2025 —detenciones e investigaciones según el lugar de nacimiento de las personas implicadas— dibuja un paisaje delictivo que obliga a mirar de frente una realidad que rara vez aparece en los titulares nacionales: la creciente presión delincuencial vinculada a la inmigración y el peso desproporcionado de ciertos colectivos en los delitos más agresivos y recurrentes.
A pesar de lo que digan los nacionalsocialistas vascos, las estadísticas no son “fachas” ni de “extrema-derecha”: son contundentes. De las más de 17.000 actuaciones policiales registradas entre enero y septiembre de 2025, casi la mitad corresponden a delitos contra el patrimonio: hurtos, robos en viviendas, robos con fuerza, estafas y tráfico de drogas y una parte muy destacada de éstos han sido cometidos por ciudadanos extranjeros.
El hurto continúa siendo el gran agujero negro de la seguridad en Euskadi. Es el delito que más colapsa a la policía, y es también el que presenta una dinámica más preocupante: la mayoría de los detenidos por hurto son extranjeros, especialmente procedentes de: Europa no comunitaria (Europa del Este); Magreb y Latinoamérica.
En algunos subtipos, la proporción supera ampliamente la mitad del total de arrestos.
No es casualidad. Es un patrón.
Lesiones, violencia doméstica y estafas: predominio de españoles
No todo el peso recae en la inmigración. Los delitos de lesiones, malos tratos en el ámbito familiar y buena parte de las estafas mantienen como perfil predominante a personas nacidas en España. Pero incluso dentro de estas categorías aparecen segmentos extranjeros muy significativos, sobre todo en agresiones callejeras y peleas grupales. En cambio, la violencia de ámbito doméstico sigue siendo, mayoritariamente, un fenómeno interno: el ertzaina que acude a una llamada por malos tratos casi siempre encuentra a un agresor nacido aquí.
Delitos sexuales: una cifra que debería levantar debate
Si hay un punto especialmente sensible es éste: Los delitos contra la libertad sexual presentan cifras que muestran una sobrerrepresentación de varones extranjeros, especialmente procedentes del Magreb y Latinoamérica.
La Ertzaintza registró 293 actuaciones por delitos sexuales en nueve meses.
La proporción de extranjeros, en términos estadísticos, no se ajusta al peso real de la población extranjera en Euskadi, lo que indica un problema estructural que las instituciones siguen sin querer abordar más allá de eslóganes woke y falsamente progresistas.
No se trata de señalar colectivamente. Se trata de mirar los datos sin filtros ideológicos.
Homicidios: Euskadi sigue siendo un territorio seguro
Los homicidios y tentativas apenas suman 25 casos. Es una cifra baja, muy baja.
Euskadi sigue siendo, en términos estadísticos, una de las regiones más seguras de Europa en cuanto a delitos letales.
Pero la seguridad no se mide solo por los muertos, sino por la sensación de orden —o desorden— que se respira en las calles.
El peso de la inmigración en el crimen: un debate inevitable
De los más de 17.000 detenidos o investigados en este periodo:
- 7.433 nacieron en España
- 6.072 son extranjeros
- El resto, origen no especificado
Que casi uno de cada dos implicados sea extranjero debería bastar para abrir un debate serio sobre modelos migratorios, integración y políticas de control. El aumento de bandas itinerantes, la presencia de delincuencia organizada extranjera en hurtos y robos y la consolidación de estructuras criminales vinculadas al narcotráfico internacional están moldeando una nueva realidad criminológica en Euskadi.
Y esta realidad es incompatible con discursos que insisten en que relacionar delincuencia e inmigración es “alarmismo”. Lo alarmante es que se pretenda silenciar los datos.
Una Ertzaintza saturada y un discurso institucional que no acompaña
La policía vasca mantiene una actividad operativa intensa.
Más de 17.000 intervenciones con persona identificada en nueve meses hablan de una presión policial constante. Pero también revelan una carga de trabajo que no siempre encuentra respaldo político.
Mientras los agentes se enfrentan a hurtos repetidos, robos con violencia o estafadores profesionales que actúan en redes internacionales, el discurso institucional insiste en conceptos como “convivencia”, “narrativas inclusivas” o “propuestas educativas”. Los ciudadanos, sin embargo, miden la convivencia por algo más sencillo: si pueden caminar tranquilos por sus ciudades.
Conclusión: los datos son el espejo que ya no se puede romper
Este informe de la Ertzaintza refleja un cambio profundo en el mapa delictivo vasco. Un cambio que nadie provocó, pero que todos sufrirán si no se toma en serio: la creciente influencia de redes criminales extranjeras, la internacionalización del delito, la sobrerrepresentación extranjera en delitos violentos, y un fenómeno que no puede ni debe taparse: el aumento real de la delincuencia importada.
La seguridad no es una cuestión de ideología.
Es una cuestión de hechos.
Y los hechos están ahí, en negro sobre blanco, en el último balance emitido por la policía vasca.










