El gusano que despertó tras 46.000 años: el organismo que desafió a la muerte
Durante casi medio millón de siglos, un ser diminuto permaneció sellado en el hielo eterno de Siberia. No respiraba. No comía. No se movía. Su vida era una pausa tan absoluta que, para cualquier criatura conocida, equivaldría a la muerte. Pero no estaba muerto.
Un equipo de investigadores, al analizar muestras de permafrost del río Kolyma, encontró un nematodo congelado que pertenecía a una especie hasta entonces desconocida: un organismo que había sobrevivido en un estado de animación suspendida similar al dauer de Caenorhabditis elegans. Tras descongelarlo y rehidratarlo, el gusano volvió a la vida, reanudando su metabolismo como si su letargo milenario hubiese sido solo una breve siesta.
Nota: Los suscriptores de La Tribuna del País Vasco pueden solicitar una copia del estudio por los canales habituales: [email protected] o en el teléfono 650114502
El hallazgo, que se ha publicado recientemente, no solo reveló una nueva especie, sino que confirmó que los mecanismos biológicos para detener casi por completo la actividad vital pueden ser mucho más poderosos de lo imaginado. Su fisiología, según detalla el estudio, conserva rutas metabólicas similares a las del nematodo modelo C. elegans, diseñadas para soportar situaciones extremas mediante un estado criptobiótico prolongado.
Los científicos estiman que el nematodo permaneció congelado durante más de 46.000 años, desde la Edad del Pleistoceno, cuando mamuts y tigres dientes de sable aún caminaban sobre la Tierra. Hoy, ese pequeño gusano —resucitado en un laboratorio— altera radicalmente lo que creíamos saber sobre los límites de la vida.
Durante casi medio millón de siglos, un ser diminuto permaneció sellado en el hielo eterno de Siberia. No respiraba. No comía. No se movía. Su vida era una pausa tan absoluta que, para cualquier criatura conocida, equivaldría a la muerte. Pero no estaba muerto.
Un equipo de investigadores, al analizar muestras de permafrost del río Kolyma, encontró un nematodo congelado que pertenecía a una especie hasta entonces desconocida: un organismo que había sobrevivido en un estado de animación suspendida similar al dauer de Caenorhabditis elegans. Tras descongelarlo y rehidratarlo, el gusano volvió a la vida, reanudando su metabolismo como si su letargo milenario hubiese sido solo una breve siesta.
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El hallazgo, que se ha publicado recientemente, no solo reveló una nueva especie, sino que confirmó que los mecanismos biológicos para detener casi por completo la actividad vital pueden ser mucho más poderosos de lo imaginado. Su fisiología, según detalla el estudio, conserva rutas metabólicas similares a las del nematodo modelo C. elegans, diseñadas para soportar situaciones extremas mediante un estado criptobiótico prolongado.
Los científicos estiman que el nematodo permaneció congelado durante más de 46.000 años, desde la Edad del Pleistoceno, cuando mamuts y tigres dientes de sable aún caminaban sobre la Tierra. Hoy, ese pequeño gusano —resucitado en un laboratorio— altera radicalmente lo que creíamos saber sobre los límites de la vida.




