Despliegue terrestre
EEUU Lanza una operación terrestre de gran envergadura contra el Estado Islámico en Somalia
Puntlandia (Somalia).— Según ha podido saber La Tribuna del País Vasco de fuentes británicas, Estados Unidos ha lanzado una operación terrestre de gran envergadura contra el Estado Islámico en la Provincia de Somalia (ISSP), según confirmaron fuentes de seguridad regionales. La ofensiva, en marcha desde las últimas horas, se desarrolla en el valle de Baalade, en pleno corazón montañoso de Puntlandia, donde el grupo islamista mantiene algunos de sus enclaves más antiguos y fortificados.
La intervención —una acción directa sobre el terreno, poco habitual en el teatro somalí— implica el despliegue de alrededor de un centenar de operadores de fuerzas especiales estadounidenses. Los combates se concentran principalmente en la cordillera de Cal Miskaad, un bastión estratégico que durante años ha servido de refugio a células del ISSP.
Lo que se conoce hasta ahora:
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Enfrentamientos armados intensos entre fuerzas estadounidenses y combatientes de ISIS-Somalia.
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Ataques directos contra posiciones montañosas del grupo, consideradas centros logísticos y de mando.
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Despliegue terrestre profundo, alejado de los habituales esquemas de asesoramiento y operaciones con drones.
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Objetivo inmediato: romper el punto de apoyo histórico del ISSP y desmantelar sus santuarios de montaña.
Un movimiento con implicaciones regionales
El lanzamiento de una acción terrestre estadounidense en Somalia adquiere especial relevancia en el contexto geopolítico actual del Cuerno de África, una región donde convergen intereses militares, energéticos y estratégicos de potencias globales y regionales:
1. Rivalidad entre grandes potencias
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China afianza su presencia en Yibuti con su primera base militar en el extranjero, clave para el control del Mar Rojo y del estratégico estrecho de Bab el-Mandeb.
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Rusia, a través del Grupo Wagner y su sucesor Afrikanski Korpus, busca ampliar su influencia en países del Sahel y en Sudán, generando una competencia indirecta con Washington.
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Estados Unidos trata de evitar que estas potencias aprovechen vacíos de poder provocados por la inestabilidad somalí.
La operación en Puntlandia también envía un mensaje: Washington no está dispuesto a ceder espacio en una zona donde se juega la seguridad marítima global, incluido el tránsito de mercancías hacia Europa y Asia.
Seguridad marítima en el Índico
El auge de la piratería somalí en los últimos meses, junto con los ataques hutíes en el Mar Rojo, ha reactivado la preocupación internacional por las rutas comerciales. Una Somalia inestable —y con presencia activa de ISIS— representa un riesgo directo para la navegación internacional, desde el Golfo de Adén hasta el Canal de Suez.
La expansión silenciosa del ISSP
El Estado Islámico en la Provincia de Somalia ha logrado mantener un núcleo operativo en Puntlandia a pesar de la presión militar. Su presencia permite conexiones con:
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Células en Mozambique y la RDC.
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Redes financieras dispersas entre Yemen, Sudáfrica y el Golfo.
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Tráfico de armas que llega a través del mar Arábigo.
La operación estadounidense se interpreta como un intento de cortar esas líneas de continuidad antes de que el grupo consolide un área de influencia transregional.
4. Reconfiguración de la política somalí
La acción llega en un momento en que Somalia intenta fortalecerse tras su reciente admisión en la Comunidad de África Oriental (EAC) y en pleno proceso de reformas militares apoyadas por Turquía, Catar y Estados Unidos.
La capacidad del gobierno federal de controlar Puntlandia —históricamente semiautónoma— será clave para evaluar el impacto a largo plazo de esta ofensiva.
Un mensaje estratégico: EE. UU. vuelve al terreno en África
Si se confirma la intensidad y duración de esta operación terrestre, estaríamos ante una señal inequívoca de que Washington está recalibrando su política antiterrorista en África, pasando de un enfoque de contención —basado en drones y operaciones remotas— a acciones más directas contra objetivos considerados prioritarios.
El despliegue en Cal Miskaad sugiere que Estados Unidos percibe una amenaza ascendente, ya sea por un crecimiento interno del ISSP o por información de inteligencia que indique riesgos inminentes para intereses norteamericanos en la región.
La operación en Puntlandia no es un episodio aislado: forma parte de un tablero geopolítico en plena mutación.
A medida que China, Rusia, Turquía y potencias del Golfo expanden su influencia en el Cuerno de África, Somalia se convierte en una pieza crítica.
La ofensiva estadounidense contra ISSP es, por tanto, algo más que un golpe táctico: es un movimiento estratégico para evitar que una de las regiones más sensibles del planeta caiga en manos de actores que podrían alterar el equilibrio global.
Puntlandia (Somalia).— Según ha podido saber La Tribuna del País Vasco de fuentes británicas, Estados Unidos ha lanzado una operación terrestre de gran envergadura contra el Estado Islámico en la Provincia de Somalia (ISSP), según confirmaron fuentes de seguridad regionales. La ofensiva, en marcha desde las últimas horas, se desarrolla en el valle de Baalade, en pleno corazón montañoso de Puntlandia, donde el grupo islamista mantiene algunos de sus enclaves más antiguos y fortificados.
La intervención —una acción directa sobre el terreno, poco habitual en el teatro somalí— implica el despliegue de alrededor de un centenar de operadores de fuerzas especiales estadounidenses. Los combates se concentran principalmente en la cordillera de Cal Miskaad, un bastión estratégico que durante años ha servido de refugio a células del ISSP.
Lo que se conoce hasta ahora:
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Enfrentamientos armados intensos entre fuerzas estadounidenses y combatientes de ISIS-Somalia.
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Ataques directos contra posiciones montañosas del grupo, consideradas centros logísticos y de mando.
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Despliegue terrestre profundo, alejado de los habituales esquemas de asesoramiento y operaciones con drones.
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Objetivo inmediato: romper el punto de apoyo histórico del ISSP y desmantelar sus santuarios de montaña.
Un movimiento con implicaciones regionales
El lanzamiento de una acción terrestre estadounidense en Somalia adquiere especial relevancia en el contexto geopolítico actual del Cuerno de África, una región donde convergen intereses militares, energéticos y estratégicos de potencias globales y regionales:
1. Rivalidad entre grandes potencias
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China afianza su presencia en Yibuti con su primera base militar en el extranjero, clave para el control del Mar Rojo y del estratégico estrecho de Bab el-Mandeb.
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Rusia, a través del Grupo Wagner y su sucesor Afrikanski Korpus, busca ampliar su influencia en países del Sahel y en Sudán, generando una competencia indirecta con Washington.
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Estados Unidos trata de evitar que estas potencias aprovechen vacíos de poder provocados por la inestabilidad somalí.
La operación en Puntlandia también envía un mensaje: Washington no está dispuesto a ceder espacio en una zona donde se juega la seguridad marítima global, incluido el tránsito de mercancías hacia Europa y Asia.
Seguridad marítima en el Índico
El auge de la piratería somalí en los últimos meses, junto con los ataques hutíes en el Mar Rojo, ha reactivado la preocupación internacional por las rutas comerciales. Una Somalia inestable —y con presencia activa de ISIS— representa un riesgo directo para la navegación internacional, desde el Golfo de Adén hasta el Canal de Suez.
La expansión silenciosa del ISSP
El Estado Islámico en la Provincia de Somalia ha logrado mantener un núcleo operativo en Puntlandia a pesar de la presión militar. Su presencia permite conexiones con:
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Células en Mozambique y la RDC.
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Redes financieras dispersas entre Yemen, Sudáfrica y el Golfo.
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Tráfico de armas que llega a través del mar Arábigo.
La operación estadounidense se interpreta como un intento de cortar esas líneas de continuidad antes de que el grupo consolide un área de influencia transregional.
4. Reconfiguración de la política somalí
La acción llega en un momento en que Somalia intenta fortalecerse tras su reciente admisión en la Comunidad de África Oriental (EAC) y en pleno proceso de reformas militares apoyadas por Turquía, Catar y Estados Unidos.
La capacidad del gobierno federal de controlar Puntlandia —históricamente semiautónoma— será clave para evaluar el impacto a largo plazo de esta ofensiva.
Un mensaje estratégico: EE. UU. vuelve al terreno en África
Si se confirma la intensidad y duración de esta operación terrestre, estaríamos ante una señal inequívoca de que Washington está recalibrando su política antiterrorista en África, pasando de un enfoque de contención —basado en drones y operaciones remotas— a acciones más directas contra objetivos considerados prioritarios.
El despliegue en Cal Miskaad sugiere que Estados Unidos percibe una amenaza ascendente, ya sea por un crecimiento interno del ISSP o por información de inteligencia que indique riesgos inminentes para intereses norteamericanos en la región.
La operación en Puntlandia no es un episodio aislado: forma parte de un tablero geopolítico en plena mutación.
A medida que China, Rusia, Turquía y potencias del Golfo expanden su influencia en el Cuerno de África, Somalia se convierte en una pieza crítica.
La ofensiva estadounidense contra ISSP es, por tanto, algo más que un golpe táctico: es un movimiento estratégico para evitar que una de las regiones más sensibles del planeta caiga en manos de actores que podrían alterar el equilibrio global.











