Sin supervisión, sin saber hablar español y con absoluta libertad para vagar por Lanzarote, las niñas son presa fácil. Acechando en la isla volcánica, bandas profesionales de pedófilos y proxenetas están captando a jóvenes inmigrantes ilegales africanas e intentando traficarlas hacia Europa continental.

Según informa The Telegraph, es una historia que se repite en todas las Islas Canarias, cuyo sistema de asistencia social se está colapsando bajo el peso de la inmigración ilegal. Y el resultado es que las bandas de pedófilos están explotando las vulnerabilidades que esto genera.

El reciente caso de 13 niñas secuestradas de un centro de acogida en Lanzarote y vendidas como esclavas sexuales en Francia ha sacado a la luz una red de tráfico que opera en tres países.

Solo este año, 28.819 africanos han llegado a las Islas Canarias en balsas o en cayucos. Hace una década, la cifra era de 462, según datos de Frontex, la agencia europea de control de fronteras.

En todo el archipiélago, hay ahora casi 6.000 inmigrantes menores de edad viviendo hacinados en centros de acogida superpoblados. Las 86 casas repartidas por las islas acogen a más de un tercio (37%) de todos los menores no acompañados de España y todas ellas se encuentran al límite de su capacidad.

Las autoridades encargadas de velar por la seguridad de estos niños han admitido que apenas pueden controlar el paradero de sus tutelados. Francis Candil, viceconsejero de Bienestar Social del Gobierno de Canarias, ha afirmado: «No están bajo un estricto control las 24 horas del día. Cuando llevan un tiempo en el centro, salen solos, van al cine, realizan actividades, empiezan a tener una vida independiente». Según el Gobierno de Canarias, hay 300 casos abiertos de menores que se han fugado de los centros de acogida.

Una investigación policial sobre las niñas traficadas a Francia, denominada Operación Tritón, reveló cómo pedófilos de África Occidental y España habían creado una «red perfectamente organizada» para traficar con ellas a lo largo de 3.000 kilómetros. Se cree que las niñas fueron secuestradas de el único centro de acogida de inmigrantes existente en Arrecife, la capital de Lanzarote, entre noviembre del año pasado y mayo de este año. Otro niño, que se cree que es un varón, desapareció de un centro en el pequeño pueblo de San Bartolomé de Tirajana, en el suroeste de Gran Canaria.

Los detectives de la Policía Nacional española reconstruyeron cómo los delincuentes de Marruecos habían organizado el transporte y el paso de fronteras, y los estafadores de Costa de Marfil habían creado documentos de identidad falsos para engañar a la policía. Se había creado una red de casas francas en España para alojar temporalmente a los menores y gestionar su paso a Francia, el destino final previsto de la red.

Posteriormente, once personas fueron detenidas como sospechosas de tráfico de menores, nueve en Lanzarote, una en Las Palmas de Gran Canaria y otra en Madrid. De los detenidos, cuatro quedaron en prisión preventiva como presuntos autores de delitos que incluyen pertenencia a una organización criminal, falsificación de documentos, tráfico de personas, delitos contra los derechos de la familia, obstrucción a la justicia y pornografía infantil. La policía incautó un alijo de documentos falsos, dispositivos electrónicos y billetes de banco durante las redadas realizadas en dos casas de Lanzarote.

Los detectives iniciaron la investigación en mayo, después de que los agentes interceptaran a tres niñas que viajaban con un hombre mauritano adulto cuando intentaban embarcar en un vuelo a Madrid con documentos falsificados.

Las primeras investigaciones confirmaron que las menores estaban bajo la tutela de un centro de acogida de migrantes y que su traslado se estaba llevando a cabo sin permiso.

Más tarde se descubrió que una de las menores era una mujer adulta que se hacía pasar por una niña.

Los dos adultos fueron detenidos por falsificación de documentos, delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y secuestro de menores.

La policía española afirmó que la investigación seguía abierta.

«Vivimos en un mundo en el que existen monstruos»

Una fuente del Gobierno de Canarias ha declarado a The Telegraph que era imposible evitar que los migrantes adolescentes se fugaran de los hogares de acogida. Se cree que hay cientos de ellos desaparecidos, aunque a menudo los menores «llegan a nosotros con un pacto previo para trasladarse a otros destinos», afirmó.

Candil, en una entrevista con La Voz, un periódico online de Lanzarote, declaró: «Formamos permanentemente a nuestro personal en materia de detección, tratando de mejorar las situaciones y los protocolos.  La realidad es que vivimos en un mundo en el que existen monstruos. Para los niños bajo protección en la comunidad autónoma y para los que viven en familias normalizadas. Podría haber mafias detrás de esto, personas sin escrúpulos».

Las Islas Canarias se han convertido en un centro neurálgico para los inmigrantes ilegales procedentes de Mali, un país envuelto en un violento conflicto entre las fuerzas islamistas que luchan contra el Gobierno y los mercenarios del Grupo Wagner ruso.

Según ha sabido The Telegraph, también se está traficando con mujeres africanas desde el continente a través de Europa y se las obliga a prostituirse en las Islas Canarias. Una banda nigeriana formada por cuatro hombres y tres mujeres está siendo juzgada actualmente en Las Palmas de Gran Canaria por presuntamente obligar a mujeres a prostituirse y utilizar un ritual «vudú» para aterrorizarlas y obligarlas a obedecer.

La fiscalía alegó que las mujeres fueron trasladadas a través de Grecia a París y luego a Madrid con promesas de un viaje seguro y un trabajo bien remunerado. Según una de las víctimas, identificada en el escrito de acusación solo como «testigo protegido número dos», sus traficantes le dijeron que les debía una deuda de 55.000 euros por haberla traído a Europa. Si no la pagaba, le dijeron que harían daño a su familia en Nigeria.

La testigo describió que el 25 de septiembre de 2015 la llevaron en un vuelo de Ryanair de Madrid a Lanzarote, donde la recibió la presunta cabecilla, identificada solo como SO, originaria de Kano, Nigeria. La víctima afirmó que SO la obligó a prostituirse junto con otras mujeres en Puerto del Carmen, un complejo turístico de Lanzarote muy popular entre los turistas británicos. Cobraba entre 70 y 120 euros por sus servicios sexuales, que estaba obligada a entregar en su totalidad a SO o a los representantes de la madame, y sufría abusos físicos y psicológicos si no ganaba suficiente dinero para sus traficantes.

Después de que los agentes de policía de Lanzarote comenzaran a interrogar a la víctima sobre SO, esta afirmó que la llevaron en avión a Madrid, donde continuó siendo explotada como prostituta callejera, antes de trasladarla a un burdel de Vitoria llamado Manila y, posteriormente, de vuelta a Madrid cuando la policía lo desmanteló.

En 2016, escapó a Barcelona, pero siguió pagando a sus captores.

Seis de los siete acusados son residentes legales en España y se cree que ninguno tiene antecedentes penales en este país.