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Pablo Mosquera
Miércoles, 10 de Diciembre de 2025 Tiempo de lectura:

¿Dónde estábamos en 1978?

Tengo en mi poder el libro escrito por Juan Carlos de Borbón. Me parece inoportuno, una mala traducción, ajuste de cuentas en positivo y negativo, despedida por cómo se encuentra, a veces ausencias y a veces versión irreal cargada con victimismo -"Nunca he sido libre"-.

 

La Restauración Borbónica se la debemos a Franco. La transformación de una dictadura en democracia se la debemos a Torcuato Fernández Miranda que supo orientar al Monarca sobre formas y fondo de la cuestión para reconciliar a las dos Españas y consensuar un texto Constitucional que lo aguanta todo, hasta las interpretaciones más torticeras que hicieron o hacen determinados mandarines.

 

Vuelve a ser muy útil hacer examen de conciencia personal, temporal e ideológico. Desde: ¿dónde estábamos, quien éramos, que aportamos a la sociedad y como hemos llegado hasta aquí?.

 

Los de mi generación estábamos desde hacía más de diez años trabajando, con título universitario, deseando ser y ejercer como europeos y superar aquellos estigmas de la España cañí. Casi el mismo tiempo en que J.M. Serrat nos había impregnado con los versos de D. Antonio Machado para despertar nuestras conciencias aletargadas por la propaganda de una autocracia militar que se victimizaba con la teoría de la conspiración júdeo masónica. 

 

¿Tenían autoridad intelectual los ponentes del texto Constitucional?. Rotundamente, sí. Hoy sería muy complicado encontrar tales talentos objetivos y más allá de su militancia política en Las Cortes. No hay más que analizar al "personal" allí sentado, sus méritos profesionales y sus discursos o artículos, a no ser que como dice un funcionario que sufro en mi escalera, no sólo es normal, es que además es ejemplo para tolerar el comportamiento de los vecinos que él preside, por tanto la ignorancia anima al uso y abuso del insulto sin más...

 

Mientras se avanzaba para la reconstrucción del Estado español, los de nuestra generación éramos poseedores de trabajos y distinciones ganadas por oposiciones duras y abiertas sin casos de grupos beneficiados por sus antecedentes en lo que se vino a denominar "restringido o con derecho específico por ser hijos de gentes leales al régimen". Caso del funcionario al que me he referido antes. Gana una oposición a secretario de ayuntamiento de tercera por maniobra de la UCD que necesita disponer leales que controlen e impulsen desde los ayuntamientos y gobiernos civiles la composición de lo que serán las Cortes Constitucionales. Claro que tal bicoca se les acaba en el otoño de 1982 cuando gana las elecciones el dúo Felipe-Alfonso que serán los que modernicen la España impulsada desde la Zarzuela. De ahí ese Toisón de Oro a Don Felipe González Márquez. ¡Lo tiene bien merecido por el pasado y el presente!.

     

En aquel 1978 se hace uso del consenso. Algo que requiere cesiones por parte de todos los partidos políticos con representación en Las Cortes. A eso sumo aquellos Senadores nombrados por S.M. El Rey en razón a su valía profesional. Y no debemos olvidar como el Profesor Tierno Galván redacto el preámbulo.

 

Desde una ciudad como Vitoria que paseaba por la calle Dato desde la plaza de España hasta la estación de la RENFE con parada en el Círculo dónde todavía veteranos carlistas contaban la batalla de Villarreal y no asimilaban los sucesos de la huelga revolucionaria de 1976 con cinco muertos y los dos hospitales -Santiago y Arana- llenos de heridos en el enfrentamiento entre la policía armada y los huelguistas en el barrio de Zaramaga. Y desde luego los sucesos de Montejurra.

 

El Hospital de Txagorritxu en Vitoria-Gasteiz fue inaugurado en 1978, aunque originalmente se llamaba Nueva Residencia Sanitaria de la Seguridad Social Ortiz de Zárate y en 1986 se solicitó el cambio de nombre a Txagorritxu, que significa "casita roja", nombre popular por el barrio donde se ubica. Tal servicio público significó que Álava contaría con dos magníficos hospitales -Santiago Apóstol y nuevo hospital de la Seguridad Social- Creación de empleo de calidad con magníficos salarios para el personal a cargo de Instituto Nacional de Previsión. La gestión la realizamos un grupo de médicos llegados desde Barcelona y los Jefes de Servicio que ganaron sus plazas por oposición centralizada desde Madrid. La UCD quiso utilizar tal evento para su campaña electoral con la presencia del Ministro Sánchez de León, que fue contestada por una protesta en el acto inaugural pues las vascongadas ya se debatían entre el nacionalismo radical con atentados de ETA y la transición de la dictadura a la democracia. A la espera de alcanzar un Estatuto de Autonomía que contuviera máximas competencias y reconocimiento de los "derechos forales convertidos en derechos históricos". Por cierto. A los autores de la gestión record -en seis meses pusimos a funcional el nuevo hospital, nadie nos dio las gracias o simple felicitación-

 

El PNV jugó un papel ambivalente en la Constitución de 1978: no votó a favor en el pleno, pero tampoco en contra, optando por la abstención tras no lograr incluir el reconocimiento de Euskadi como nación y el derecho de autodeterminación en el texto, aunque sí apoyó otros aspectos cruciales como la Monarquía por pragmatismo, demostrando una postura de desacuerdo fundamental con el modelo de Estado, pero buscando avances en el autogobierno vasco y cediendo en otros puntos, lo que finalmente llevó a un pacto de no agresión en el referéndum. Esteban recuerda que EAJ-PNV ni aprobó en 1978 ni aprobaría hoy una Constitución Española que no reconozca a Euskadi como nación.

 

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