Miércoles, 17 de Diciembre de 2025

Actualizada Miércoles, 17 de Diciembre de 2025 a las 10:49:34 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

La Tribuna del País Vasco
Miércoles, 17 de Diciembre de 2025 Tiempo de lectura:

Una felicitación sin alma: Para la Corona inútil de Felipe VI no existe la Navidad, no existe el cristianismo y tampoco existe la nación española

[Img #29409]

 

Hay imágenes que no dicen nada. Y hay imágenes que, precisamente por no decir nada, dicen demasiado. La felicitación oficial de 2025 de la Casa Real española pertenece a esta segunda categoría: una postal pulcra, amable, perfectamente intercambiable por la imagen vacua de un calendario comercial… y absolutamente carente de significado.

 

Nada en ella remite a la Navidad. Nada recuerda el nacimiento de Cristo, fundamento histórico, cultural y espiritual de Europa. Nada alude a la identidad cristiana de España, que no es una opinión ni una consigna ideológica, sino un hecho histórico verificable. No hay símbolo, no hay referencia, no hay siquiera un gesto. La Navidad queda reducida a un decorado invisible, aséptico, casi incómodo, como si mencionar su nombre y su origen fuese un acto de mal gusto o una incorrección política.

 

Felipe VI ha optado, una vez más, por no molestar a nadie. Y en ese intento obsesivo de no incomodar, ha terminado por despojarse de todo aquello que lo legitima a él y a su familia. Porque una monarquía que renuncia a la tradición, a la memoria y a los símbolos que le dan sentido, deja de ser una monarquía para convertirse en una memez institucional cara y sin contenido, en una suerte de ONG protocolaria con, eso sí, mucho presupuesto público.

 

Pero el problema va más allá de lo religioso. La imagen tampoco dice nada de España. No hay referencia alguna a la nación, a su historia, a su cultura, a su continuidad. El entorno elegido es deliberadamente ambiguo: podría ser un rincón rural de cualquier punto del planeta, un parque genérico, un paisaje neutro sin identidad. España desaparece del encuadre, como si, alentado por los sinvergüenzas que domeñan el país, Felipe VI considerara que nombrar o sugerir la nación fuese ya de por sí un riesgo. 

 

Y aquí conviene decirlo con claridad: si no hay nación, no hay realeza. Una Corona sin reino no es símbolo de unidad; es un adorno inútil e inservible. La monarquía parlamentaria no flota en el vacío: se sostiene sobre una comunidad histórica concreta, con raíces, con una cultura, con una tradición que no se improvisa ni se borra sin consecuencias. 

 

Lo verdaderamente inquietante de esta felicitación no es su sobriedad, sino su renuncia consciente a significar algo. No es neutralidad: es autoanulación. No es modernidad: es miedo. Miedo a afirmar, miedo a nombrar, miedo a recordar quiénes somos y de dónde venimos.

 

Mientras Europa entera vive una crisis de identidad sin precedentes —cultural, espiritual y política—, la Casa Real española decide sumarse al silencio, a la indefinición, a la nada. Como es habitual en Felipe Vi, en lugar de ejercer un valiente y expresivo liderazgo simbólico, apuesta por la cobardía y el esconderse. En lugar de custodiar la herencia histórica, la diluye.

 

La Corona nació para encarnar continuidad, no para competir con las campañas “navideñas” idiotas de multinacionales ignorantes y wokes como Google, que hablan de “temporada navideña” para no mencionar la Navidad con mayúsculas. La Corona, cuando renuncia a recordar el nacimiento de Jesucristo, cuando renuncia a España, cuando renuncia a su propia razón de ser, no está siendo inclusiva: está traicionando su función.

 

La felicitación de la Casa Real no ofende por lo que dice, sino por lo que calla. Y ese silencio, en una institución que vive únicamente del símbolo, es ensordecedor. Porque una monarquía que se avergüenza de su historia termina, inevitablemente, haciéndose innecesaria y prescindible.

 

https://amzn.to/3WHw7Hx

 

 

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.