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Domingo, 28 de Diciembre de 2025 Tiempo de lectura:
Se extienden los ataques ante el silencio globalsocialista

Los terroristas del Estado Islámico instan a asesinar a cristianos «a martillazos»

[Img #29463]Los terroristas islamistas del Estado Islámico (ISIS) han difundido un nuevo mensaje propagandístico en el que instan abiertamente a sus seguidores a perpetrar ataques individuales y directos contra los cristianos durante el periodo navideño. El llamamiento, difundido el propio día de Navidad, reconoce las crecientes dificultades para ejecutar atentados masivos en mercadillos y eventos festivos debido al refuerzo de las medidas de seguridad en los países occidentales.

 

En un editorial publicado en su semanario An Naba, los propagandistas yihadistas admiten que la vigilancia policial, los controles y la presencia permanente de fuerzas de seguridad han frustrado su estrategia violenta tradicional. Sin embargo, lejos de interpretarlo como un fracaso, el autodenominado Estado Islámico presenta este escenario como un “éxito”, asegurando que ha logrado provocar el cierre de mercados, la cancelación de actos públicos y un clima generalizado de miedo y ansiedad durante las fiestas.

 

El texto incluye una llamada explícita a la violencia extrema. Literalmente, insta a “matarlos a martillazos”, en referencia a los cristianos, con el objetivo de “arrancar la Trinidad de sus mentes”. En su bárbera retórica habitual, los ideólogos yihadistas describen la Navidad como un momento especialmente propicio para sembrar el terror y afirman que las ciudades europeas viven “en estado de guerra” durante estas fechas, como prueba —según ellos— del impacto de su estrategia.

 

El mensaje anima de forma directa a los simpatizantes del ISIS, especialmente a jóvenes, a atacar barrios cristianos y judíos, presentándolo como la máxima expresión de compromiso con la causa islamista. Al mismo tiempo, reconoce la fuerte presencia de policías armados, agentes de inteligencia de paisano y sistemas de vigilancia terrestre y aérea en Europa, un entorno que la organización considera hostil, pero también altamente simbólico para sus acciones terroristas.

 

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Este llamamiento coincide con una escalada militar de Estados Unidos contra posiciones del ISIS en Nigeria, en respuesta a la persecución y asesinato sistemático de comunidades cristianas en la región. En un mensaje difundido en redes sociales, Donald Trump afirmó que había advertido previamente a los terroristas de que, si las masacres continuaban, la respuesta sería contundente. Según sus palabras, las fuerzas estadounidenses llevaron a cabo ataques “precisos y letales” contra objetivos del ISIS, en una operación que describió como un golpe decisivo contra la organización yihadista.

 

En este contexto de incitación islamista a la violencia contra los cristianos, un nuevo episodio ha sacudido uno de los templos más emblemáticos de París: la iglesia de La Madeleine. El pasado sábado por la mañana, alrededor de las 10:30 horas, un inmigrante ilegal con una orden de expulsión en vigor agredió brutalmente a un sacristán en el interior del templo.

 

Según relataron las autoridades, el sacristán y un empleado de mantenimiento sorprendieron a un hombre comiendo dentro del recinto sagrado y le pidieron amablemente que abandonara el lugar. El individuo reaccionó con extrema agresividad: profirió amenazas de muerte reiteradas, golpeó al sacristán en el rostro y trató de estrangularlo, en un intento claro de causarle daños graves. Tras la agresión, huyó a pie, pero fue detenido diez minutos después, a las 10:40 horas, en el Boulevard Malesherbes, gracias a la descripción facilitada por la víctima.

 

El sacristán sufrió heridas leves, pero el impacto psicológico y simbólico del ataque es considerable. Presentó una denuncia inmediata y la investigación quedó a cargo de la comisaría del VIII distrito de París. La Fiscalía ha calificado los hechos como “violencia sin incapacidad cometida por motivos de raza, etnia, nación o religión”, “amenazas de muerte reiteradas por los mismos motivos”, “alteración del orden en un lugar de culto con el fin de impedir o interrumpir el ejercicio del culto” y “rebelión”. Estos cargos subrayan no solo la brutalidad del ataque, sino también su posible motivación antirreligiosa, en un país donde, bajo el mandato de Emmanuel Mascron, los templos cristianos son objeto recurrente de profanaciones.

 

El perfil del agresor agrava aún más la situación. Se trata de un inmigrante ilegal sujeto a una Obligación de Abandonar el Territorio Francés (OQTF), una medida administrativa que exige la salida inmediata del país. Durante su detención, opuso resistencia a los agentes, lo que motivó una denuncia adicional por parte de uno de ellos. No obstante, la custodia policial fue levantada prematuramente al considerarse su estado de salud incompatible con la detención. Aunque no se han hecho públicos su nombre, edad o nacionalidad, fuentes policiales confirmaron su situación ilegal y la orden de expulsión en vigor.

 

Este no es un episodio aislado en La Madeleine. El pasado 26 de julio, el templo fue escenario de otra profanación durante una misa dominical. Cinco activistas pro-palestinos irrumpieron en el momento culminante de la Eucaristía, gritando consignas políticas como “¡Viva Palestina!” y “¡Basta de genocidio en Gaza!”. El rector del templo, monseñor Patrick Chauvet, intentó apelar al respeto por el carácter sagrado del lugar, pero los activistas ignoraron sus peticiones. Finalmente, la policía intervino y expulsó a los intrusos. Posteriormente se supo que planeaban repetir acciones similares en otras iglesias parisinas.

 

Estos episodios reflejan un patrón preocupante en Francia y en otros países europeos: el aumento de ataques, profanaciones y agresiones contra iglesias cristianas, a menudo protagonizados por perfiles radicales o personas en situación ilegal. En julio, la profanación se realizó en nombre de una militancia política que despreciaba abiertamente el culto católico. Ahora, un inmigrante ilegal con orden de expulsión ataca físicamente a un servidor de la iglesia.

 

Las políticas migratorias laxas de la Unión Europea y del Gobierno francés, bajo la presidencia de Emmanuel Macron, han sido duramente criticadas por permitir que decenas de miles de personas en situación irregular permanezcan en el territorio sin un control efectivo. Según datos del Ministerio del Interior francés, solo en 2024 se emitieron más de 100.000 OQTF, pero menos del 10 % fueron ejecutadas. Esta situación genera un caldo de cultivo para la inseguridad, el radicalismo y la violencia. En una ciudad cada vez más tensionada como París, los lugares de culto se convierten en objetivos fáciles. La iglesia de La Madeleine, símbolo histórico y espiritual de Francia, encarna una herencia cristiana que muchos consideran hoy amenazada.

 

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