"Madrit"
Nuestra asociación, junto con Impulso Ciudadano, Galicia Bilingüe y las AEBs, presentó recurso contra el desarrollo normativo de la LOMCE. La consellera Rigau se enfada porque le recuerdan que no cumple la ley (ni la piensa cumplir, ¡fuera caretas!). El TSJC obliga a otros cuatro centros a impartir el 25% de castellano. No hay español en el transporte urbano. ¿La solución es la cooficialidad de todas las lenguas en el estado? ¿Sería el español oficial en una Cataluña independiente? La Generalitat se dispone a fingir que cumple con la LOMCE, a su manera, es decir, con trampas. Y en Galicia se repite el patrón lingüísticovictimista.
Los ‘asesores’ del ‘prusés’ aconsejan una secesión unilateral (aunque no cuente con el apoyo del pueblo –por lo menos, del pueblo que ve 8TV–), al tiempo que se planean 50 nuevas ‘embajadas’ (mientras los niños siguen en barracones y los hospitales en proporción desventajosa). La futura constitución catalana, obviamente, no ampara la secesión; los líderes, a la greña. Dicen que el partido del gobierno va a empezar a tomar iniciativas (?) y el CGPJ se prepara para actuar contra el juez Vidal. Los secesionistas se disponen a crear una junta electoral ‘propia’. Artur y Oriol no consiguen salir del laberinto de este proceso en el que las constantes comillas que precisan sus términos revelan que está lleno de ‘rarezas’ (hasta en cosas tan remotas como la meteorología).
El desánimo parece cundir entre las filas secesionistas, algo diezmadas, donde arrecian las críticas, ¿a dónde va el proceso? ¿no será ésta la política de la impotencia? Eso no quita que se sigan escribiendo editoriales como éste, que difundimos como lección. En ‘Madrit’, se lo toman a pitorreo; el último episodio del Barça con Neymar ha sido la puntilla. Ahora bien, el cachondeo no va a impedir que continúe la violencia de baja intensidad, ni va a cambiar la timidez de la respuesta de la sociedad catalana.
Todo ello ocurre porque el nacionalismo utiliza de modo equívoco la idea de identidad nacional, lo que permite que, envueltos en la bandera, sus líderes oculten sus vergüenzas. No es cosa de ahora, ya tiene historia (por suerte, siempre ha habido también mentes libres). Lo malo es que no sabemos si entre ellas estarán los líderes europeos y cabría esperar lo peor viendo cómo crece el virus a nuestro alrededor.
Mención especial merece Podemos a quien, entre muchísimas otras páginas, se dedican unas cuantas que fijan la atención sobre su nuevo acento nacionalista (español); se les compara con Syriza y se desvela su discurso. Para los secesionistas, sin embargo, forman parte de la misma odiada España. El PSC hace autocrítica, pero pasa de puntillas sobre la cuestión ‘nacional’. Es la proximidad de las elecciones; también Pedro Sánchez se viste con piel de cordero (por más que parece difícil que engañe ya a nadie agitando el sonajero federal). Por otro lado, PP y PSOE han firmado un pacto de estado contra el yihadismo, una loable iniciativa que debería extenderse a otros pilares fundamentales de la vida en común. Pese a ello y a que se ha tratado de modificar para abarcar los crímenes de ETA, ha sido manifestación de un consenso avergonzado que, además, se disolverá como humo.
El aniversario del asesinato de Joseba Pagaza trae novedades y propuestas. Juanfer F. Calderín, que presentó con COVITE una de las sesiones del último ciclo de cine, publica un descorazonador libro sobre los errores de la Justicia frente a ETA y la Audiencia Nacional parecería que se da por aludida. Siguen en el candelero los extorsionados por ETA.
Y algo Mas hay, no se crean.
Nuestra asociación, junto con Impulso Ciudadano, Galicia Bilingüe y las AEBs, presentó recurso contra el desarrollo normativo de la LOMCE. La consellera Rigau se enfada porque le recuerdan que no cumple la ley (ni la piensa cumplir, ¡fuera caretas!). El TSJC obliga a otros cuatro centros a impartir el 25% de castellano. No hay español en el transporte urbano. ¿La solución es la cooficialidad de todas las lenguas en el estado? ¿Sería el español oficial en una Cataluña independiente? La Generalitat se dispone a fingir que cumple con la LOMCE, a su manera, es decir, con trampas. Y en Galicia se repite el patrón lingüísticovictimista.
Los ‘asesores’ del ‘prusés’ aconsejan una secesión unilateral (aunque no cuente con el apoyo del pueblo –por lo menos, del pueblo que ve 8TV–), al tiempo que se planean 50 nuevas ‘embajadas’ (mientras los niños siguen en barracones y los hospitales en proporción desventajosa). La futura constitución catalana, obviamente, no ampara la secesión; los líderes, a la greña. Dicen que el partido del gobierno va a empezar a tomar iniciativas (?) y el CGPJ se prepara para actuar contra el juez Vidal. Los secesionistas se disponen a crear una junta electoral ‘propia’. Artur y Oriol no consiguen salir del laberinto de este proceso en el que las constantes comillas que precisan sus términos revelan que está lleno de ‘rarezas’ (hasta en cosas tan remotas como la meteorología).
El desánimo parece cundir entre las filas secesionistas, algo diezmadas, donde arrecian las críticas, ¿a dónde va el proceso? ¿no será ésta la política de la impotencia? Eso no quita que se sigan escribiendo editoriales como éste, que difundimos como lección. En ‘Madrit’, se lo toman a pitorreo; el último episodio del Barça con Neymar ha sido la puntilla. Ahora bien, el cachondeo no va a impedir que continúe la violencia de baja intensidad, ni va a cambiar la timidez de la respuesta de la sociedad catalana.
Todo ello ocurre porque el nacionalismo utiliza de modo equívoco la idea de identidad nacional, lo que permite que, envueltos en la bandera, sus líderes oculten sus vergüenzas. No es cosa de ahora, ya tiene historia (por suerte, siempre ha habido también mentes libres). Lo malo es que no sabemos si entre ellas estarán los líderes europeos y cabría esperar lo peor viendo cómo crece el virus a nuestro alrededor.
Mención especial merece Podemos a quien, entre muchísimas otras páginas, se dedican unas cuantas que fijan la atención sobre su nuevo acento nacionalista (español); se les compara con Syriza y se desvela su discurso. Para los secesionistas, sin embargo, forman parte de la misma odiada España. El PSC hace autocrítica, pero pasa de puntillas sobre la cuestión ‘nacional’. Es la proximidad de las elecciones; también Pedro Sánchez se viste con piel de cordero (por más que parece difícil que engañe ya a nadie agitando el sonajero federal). Por otro lado, PP y PSOE han firmado un pacto de estado contra el yihadismo, una loable iniciativa que debería extenderse a otros pilares fundamentales de la vida en común. Pese a ello y a que se ha tratado de modificar para abarcar los crímenes de ETA, ha sido manifestación de un consenso avergonzado que, además, se disolverá como humo.
El aniversario del asesinato de Joseba Pagaza trae novedades y propuestas. Juanfer F. Calderín, que presentó con COVITE una de las sesiones del último ciclo de cine, publica un descorazonador libro sobre los errores de la Justicia frente a ETA y la Audiencia Nacional parecería que se da por aludida. Siguen en el candelero los extorsionados por ETA.
Y algo Mas hay, no se crean.