Reforma de Anoeta: mimetismo patético
No puede catalogarse de otro modo la ampliación del Estadio de Anoeta. Como en Bilbao han inaugurado –aunque nunca debió hacerse- el Nuevo San Mamés, en San Sebastián también quieren otro. La vida política vasca se reduce al “culo veo, culo quiero”.
Y da lo mismo el coste (entre 40 y 45 millones de euros), la situación económica, el rendimiento deportivo de la Real Sociedad –la entidad que disfruta de las instalaciones de Anoeta prácticamente en solitario – y el “sursum corda”. Lo importante es que San Sebastián tenga lo mismo que Bibao y viceversa. ¿El coste? Eso da igual. ¿Es necesario? A nadie importa eso. ¿Es rentable? Qué más da eso en la arcadia feliz de Iñigo Urkullu…
Como toda administración pública que se precie, los bildutarras comandados por su alcalde separatista de Igueldo quieren edificar un monumento en San Sebastián que impida su olvido en la historia. Izaguirre y su tropa han hecho de la reforma de Anoeta una cuestión cercana al honor. De ahí que el independentista igeldotarra haya criticado duramente el fallo del OARC (Órgano Administrativo de Recursos Contractuales, dependiente del Gobierno Vasco) que paraliza, con bastante lógica, la mastodóntica e innecesaria reforma de un Estadio que no se llena –y sin perspectiva de hacerlo- ni cuando juega la Real Sociedad contra el Real Madrid.
Recordemos, llegados a este punto, lo que dice el OARC respecto al concurso de remodelación de Anoeta:
"Es claro que la cláusula 1 del pliego atribuye a la Real Sociedad una cualificada ventaja respecto a cualquier otra empresa potencialmente interesada en la adjudicación del contrato, [la cual] podría habilitar a la Real Sociedad para opinar sobre los proyectos de sus posibles rivales en la licitación, algo totalmente contrario al principio de igualdad de trato".
Y, por si no fuera poco, el OARC afirma que “el convenio en liza configura una situación en la que la mayor parte de la explotación del estadio está blindada en favor de la Real Sociedad hasta 2033, sin que ninguna otra empresa pueda acceder a este negocio".
Dicho en otras palabras, el OARC alerta de posible chanchullo y de la existencia de un trato de favor por parte del consistorio donostiarra hacia la Real Sociedad en los pliegos del concurso en cuestión.
Sin embargo, Izaguirre lo ve de otro modo. En vez optar por el silencio o la rectificación, el de Bildu se desmelena con unas declaraciones realizadas –cómo no- a “El Diario Vasco”. En las páginas del decano de la prensa guipuzcoana, Izaguirre insinúa que la resolución del OARC “no es normal” e, incluso, va más allá afirmando que “nos genera dudas que un órgano dependiente de la institución que ha estado al corriente de todos los pasos -en alusión al Gobierno Vasco- y otro como el OARC sea el que resuelva".
Lo que “no es normal” y “general dudas” es que una corporación municipal como la de Bildu, que va de anticapitalista, antisistema, antilibremercado, antinegocio, antioccidente y todo lo ‘anti’ que sea necesario –menos anti ETA, claro está-, tenga como objetivo gastar más de 40 millones de euros confiscados del contribuyente en ampliar un estadio de fútbol –el deporte/negocio rey absoluto- mediante un proyecto en el que se constata, recordemos, “una cualificada ventaja respecto a cualquier otra empresa potencialmente interesada en la adjudicación del contrato”.
Habrá que seguir con atención este asunto. Huele a gato encerrado.
No puede catalogarse de otro modo la ampliación del Estadio de Anoeta. Como en Bilbao han inaugurado –aunque nunca debió hacerse- el Nuevo San Mamés, en San Sebastián también quieren otro. La vida política vasca se reduce al “culo veo, culo quiero”.
Y da lo mismo el coste (entre 40 y 45 millones de euros), la situación económica, el rendimiento deportivo de la Real Sociedad –la entidad que disfruta de las instalaciones de Anoeta prácticamente en solitario – y el “sursum corda”. Lo importante es que San Sebastián tenga lo mismo que Bibao y viceversa. ¿El coste? Eso da igual. ¿Es necesario? A nadie importa eso. ¿Es rentable? Qué más da eso en la arcadia feliz de Iñigo Urkullu…
Como toda administración pública que se precie, los bildutarras comandados por su alcalde separatista de Igueldo quieren edificar un monumento en San Sebastián que impida su olvido en la historia. Izaguirre y su tropa han hecho de la reforma de Anoeta una cuestión cercana al honor. De ahí que el independentista igeldotarra haya criticado duramente el fallo del OARC (Órgano Administrativo de Recursos Contractuales, dependiente del Gobierno Vasco) que paraliza, con bastante lógica, la mastodóntica e innecesaria reforma de un Estadio que no se llena –y sin perspectiva de hacerlo- ni cuando juega la Real Sociedad contra el Real Madrid.
Recordemos, llegados a este punto, lo que dice el OARC respecto al concurso de remodelación de Anoeta:
"Es claro que la cláusula 1 del pliego atribuye a la Real Sociedad una cualificada ventaja respecto a cualquier otra empresa potencialmente interesada en la adjudicación del contrato, [la cual] podría habilitar a la Real Sociedad para opinar sobre los proyectos de sus posibles rivales en la licitación, algo totalmente contrario al principio de igualdad de trato".
Y, por si no fuera poco, el OARC afirma que “el convenio en liza configura una situación en la que la mayor parte de la explotación del estadio está blindada en favor de la Real Sociedad hasta 2033, sin que ninguna otra empresa pueda acceder a este negocio".
Dicho en otras palabras, el OARC alerta de posible chanchullo y de la existencia de un trato de favor por parte del consistorio donostiarra hacia la Real Sociedad en los pliegos del concurso en cuestión.
Sin embargo, Izaguirre lo ve de otro modo. En vez optar por el silencio o la rectificación, el de Bildu se desmelena con unas declaraciones realizadas –cómo no- a “El Diario Vasco”. En las páginas del decano de la prensa guipuzcoana, Izaguirre insinúa que la resolución del OARC “no es normal” e, incluso, va más allá afirmando que “nos genera dudas que un órgano dependiente de la institución que ha estado al corriente de todos los pasos -en alusión al Gobierno Vasco- y otro como el OARC sea el que resuelva".
Lo que “no es normal” y “general dudas” es que una corporación municipal como la de Bildu, que va de anticapitalista, antisistema, antilibremercado, antinegocio, antioccidente y todo lo ‘anti’ que sea necesario –menos anti ETA, claro está-, tenga como objetivo gastar más de 40 millones de euros confiscados del contribuyente en ampliar un estadio de fútbol –el deporte/negocio rey absoluto- mediante un proyecto en el que se constata, recordemos, “una cualificada ventaja respecto a cualquier otra empresa potencialmente interesada en la adjudicación del contrato”.
Habrá que seguir con atención este asunto. Huele a gato encerrado.