El Ejecutivo de Íñigo Urkullu dice que en Euskadi se hablan "un centenar de idiomas", pero no cita al español
El Gobierno del PNV calla y oculta que la lengua materna de casi el 90% de los vascos es el castellano
Bajo un título perverso y manipulador, “El euskera, lugar de acogida y unión”, el Gobierno vasco y el Club Euskal PEN han elaborado conjuntamente una patética declaración para el Día Internacional de la Lengua Materna.
El texto, que ha sido presentado por el viceconsejero de Política Lingüística, el inefable esquilmador de recursos públicos Patxi Baztarrika, y el presidente del Club Euskal PEN, Urtzi Urrutikoetxea, y en cuya redacción ha intervenido activamente la ex parlamentaria de Bildu Laura Mintegi, define a la lengua materna como “nuestro instrumento predilecto para comprender el mundo y expresar las más profundas vivencias y sentimientos” y recuerda, sin venir demasiado a cuento, que “las lenguas que conviven en la totalidad del territorio del euskera superan la centena”. Asimismo, el manifiesto muestra “la consideración del euskera a todas esas lenguas”, al considerarlas “enriquecedoras”.
A partir de este planteamiento, el documento elaborado por el Gobierno de Íñigo Urkullu pasará a la historia de la más infame manipulación política de la cultura y del idioma, pues en todo momento presenta al euskera como si éste fuera mayoritariamente el idioma materno de los ciudadanos vascos. Nada más lejos de la realidad. Según los más recientes estudios, en el mejor de los casos solamente el 13% de los ciudadanos vascos mantiene el vascuence como su lengua materna y lo utiliza habitualmente en su hogar. La auténtica lengua materna de los vascos, por mucho que el Ejecutivo de Íñigo Urkullu trate de ocultar esta información y por mucho que se ofendan quienes no cesan de inventarse un país que nunca existió, es el castellano, que es hablado desde la cuna por prácticamente la totalidad de los ciudadanos del País Vasco.
Así las cosas, ¿a qué ensoñación lingüística calenturienta se refiere el Gobierno vasco cuando señala que “desde el euskera, y también en euskera, reconocemos el valor de todas las lenguas?
Lo que debería hacer el Gobierno vasco es aplicarse lo que dice en su propio manifiesto cuando, ladina e impostadamente, lanza la siguiente perorata sobre la lengua materna:
“Lengua materna. Primera lengua. La lengua que todos recibimos junto con los primeros cuidados, con el primer aliento. La que siempre habitará en nuestro corazón. La lengua más nuestra, la que nos conmoverá a lo largo de toda la vida. Nuestro instrumento predilecto para comprender el mundo y expresar las más profundas vivencias y sentimientos”.
“Todo eso y mucho más es la lengua materna, la primera lengua, para cada uno de nosotros y nosotras. Y la lengua materna merece y precisa el mismo respeto que todos y cada uno de nosotros y nosotras merecemos y precisamos. Porque es un elemento esencial en nuestra configuración”.
Pues bien,
¿Cómo respeta el Gobierno del PNV la lengua materna de la mayoría de los vascos, el español, cuando actualmente es imposible que ningún niño de Euskadi se eduque en este idioma en la enseñanza pública?
¿Cómo respeta el Gobierno del PNV la lengua materna de la mayoría de los vascos, el español, cuando ha convertido al euskera, un idioma residual e inservible en la práctica, en un arfefacto político sumamente efectivo de control ideológico y de acceso a la función pública?
¿Cómo respeta el Gobierno del PNV la lengua materna de la mayoría de los vascos, el español, cuando este idioma es sistemática, permanente y persistentemente maltratado en toda subvención y ayuda a proyectos culturales impulsados por las instituciones autonómicas?
En fin, ¿cómo respeta el Gobierno del PNV la lengua materna de la mayoría de los vascos, el español, si trata espuriamente de esconder, camuflar y olvidar la importancia radical y estratégica que este idioma tiene para todos los ciudadanos al hablar torticeramente del “largo centenar de lenguas que se hablan en los hogares de los territorios del euskera, incluidos los de las personas recientemente incorporadas a nuestra sociedad”? ¿Es el español, para el Lehendakari y sus adláteres, simplemente, una más del “largo centenar de lenguas” que se “hablan en los territorios del euskera”? Sí es así, como así parece, deberían preguntarse en qué país inventado viven.
Bajo un título perverso y manipulador, “El euskera, lugar de acogida y unión”, el Gobierno vasco y el Club Euskal PEN han elaborado conjuntamente una patética declaración para el Día Internacional de la Lengua Materna.
El texto, que ha sido presentado por el viceconsejero de Política Lingüística, el inefable esquilmador de recursos públicos Patxi Baztarrika, y el presidente del Club Euskal PEN, Urtzi Urrutikoetxea, y en cuya redacción ha intervenido activamente la ex parlamentaria de Bildu Laura Mintegi, define a la lengua materna como “nuestro instrumento predilecto para comprender el mundo y expresar las más profundas vivencias y sentimientos” y recuerda, sin venir demasiado a cuento, que “las lenguas que conviven en la totalidad del territorio del euskera superan la centena”. Asimismo, el manifiesto muestra “la consideración del euskera a todas esas lenguas”, al considerarlas “enriquecedoras”.
A partir de este planteamiento, el documento elaborado por el Gobierno de Íñigo Urkullu pasará a la historia de la más infame manipulación política de la cultura y del idioma, pues en todo momento presenta al euskera como si éste fuera mayoritariamente el idioma materno de los ciudadanos vascos. Nada más lejos de la realidad. Según los más recientes estudios, en el mejor de los casos solamente el 13% de los ciudadanos vascos mantiene el vascuence como su lengua materna y lo utiliza habitualmente en su hogar. La auténtica lengua materna de los vascos, por mucho que el Ejecutivo de Íñigo Urkullu trate de ocultar esta información y por mucho que se ofendan quienes no cesan de inventarse un país que nunca existió, es el castellano, que es hablado desde la cuna por prácticamente la totalidad de los ciudadanos del País Vasco.
Así las cosas, ¿a qué ensoñación lingüística calenturienta se refiere el Gobierno vasco cuando señala que “desde el euskera, y también en euskera, reconocemos el valor de todas las lenguas?
Lo que debería hacer el Gobierno vasco es aplicarse lo que dice en su propio manifiesto cuando, ladina e impostadamente, lanza la siguiente perorata sobre la lengua materna:
“Lengua materna. Primera lengua. La lengua que todos recibimos junto con los primeros cuidados, con el primer aliento. La que siempre habitará en nuestro corazón. La lengua más nuestra, la que nos conmoverá a lo largo de toda la vida. Nuestro instrumento predilecto para comprender el mundo y expresar las más profundas vivencias y sentimientos”.
“Todo eso y mucho más es la lengua materna, la primera lengua, para cada uno de nosotros y nosotras. Y la lengua materna merece y precisa el mismo respeto que todos y cada uno de nosotros y nosotras merecemos y precisamos. Porque es un elemento esencial en nuestra configuración”.
Pues bien,
¿Cómo respeta el Gobierno del PNV la lengua materna de la mayoría de los vascos, el español, cuando actualmente es imposible que ningún niño de Euskadi se eduque en este idioma en la enseñanza pública?
¿Cómo respeta el Gobierno del PNV la lengua materna de la mayoría de los vascos, el español, cuando ha convertido al euskera, un idioma residual e inservible en la práctica, en un arfefacto político sumamente efectivo de control ideológico y de acceso a la función pública?
¿Cómo respeta el Gobierno del PNV la lengua materna de la mayoría de los vascos, el español, cuando este idioma es sistemática, permanente y persistentemente maltratado en toda subvención y ayuda a proyectos culturales impulsados por las instituciones autonómicas?
En fin, ¿cómo respeta el Gobierno del PNV la lengua materna de la mayoría de los vascos, el español, si trata espuriamente de esconder, camuflar y olvidar la importancia radical y estratégica que este idioma tiene para todos los ciudadanos al hablar torticeramente del “largo centenar de lenguas que se hablan en los hogares de los territorios del euskera, incluidos los de las personas recientemente incorporadas a nuestra sociedad”? ¿Es el español, para el Lehendakari y sus adláteres, simplemente, una más del “largo centenar de lenguas” que se “hablan en los territorios del euskera”? Sí es así, como así parece, deberían preguntarse en qué país inventado viven.