La necesidad de nuevos análisis electorales
El análisis de los resultados de las futuras elecciones en España, y me refiero especialmente a las inmediatas elecciones municipales y autonómicas, a las supuestas elecciones catalanas en septiembre y a las previsibles generales en noviembre, no deberá tener en cuenta únicamente cuestiones económicas y cuestiones de corrupción. Estos, lo hemos visto en las elecciones europeas y en las andaluzas, son factores que influyen relativamente, pero que, en ningún caso, son determinantes.
Es revelador que todas las encuestas, independientemente de la metodología empleada, estén anticipando un cambio en el espectro político del país; es posible que se equivoquen todas a la vez, pero estadísticamente es muy improbable. Es muy cierto que la estadística no es una ciencia exacta, pero también es muy cierto que se aproxima mucho a la realidad, y cada vez más, sobre todo desde hace dos décadas, con la utilización de la computación. Si no fuese así no tendría sentido que todos los partidos políticos gastasen enormes cantidades de dinero en contratar encuestas particulares y secretas, igual que lo hacen los medios de comunicación, y que ambos grupos se estén fijando permanentemente en los resultados y actúen en función de los mismos.
Se acerca el día de las próximas elecciones y los responsables de los partidos políticos están despistados, pero es normal. Sociológicamente, también estamos despistados, pero menos que los políticos. Me explico.
1) La evolución de los cálculos matemáticos que se desarrollan en el análisis estadístico cambian en función directa de una experiencia que se acumula en sistemas informáticos cuyo potencial crece exponencialmente, no aritméticamente; esta información permite nuevos modelos de análisis y de interpretación de unos fenómenos sociales que también cambian rápidamente. Nuevos sistemas sociales y de análisis.
2) Los cambios sociales que reflejan el análisis de la sociedad tienen que ver con cambios culturales, con cambios en las costumbres y en los vicios, y, por supuesto, en las adicciones y en los gustos.
3) Si nos referimos a la modificación que se produce en el espectro político del país, debemos tener en cuenta necesariamente tres factores:
- El espectro no es infinito, es limitado; uno puede ser más de derechas o de izquierdas, puede ser de ultraderecha o de ultraizquierda, incluso puede ser antisistema, pero los extremos entran en la totalidad del espectro.
- No es posible olvidar los fenómenos que están ocurriendo en el cambio de la pirámide de población, que indican un conjunto de población cada vez más envejecido, pero más preparado e informado, y una juventud que interviene en la sociedad desde una plano dimensional diferente; se trata de un plano dimensional que les ha proporcionado la revolución informática desde prácticamente su nacimiento (no conciben un mundo sin la Red y sin los instrumentos pertinentes para conectarse a ella).
- La evolución de estas cuestiones tampoco es aritmética, es exponencial e imparable. En todo el planeta.
En este sentido, los próximos resultados electorales tiene que ser analizados desde una perspectiva no solamente politológica o económica, sino también sociológica, psicológica y tecnológica. Partidos emergentes juegan esa baza y los tradicionales actúan con retraso. El juego se torna peligroso porque permite, en muy poco tiempo, que en una realidad casi virtual surjan opciones de poder con capacidad de gestión de consecuencias imprevisibles.
Los próximos resultados electorales (no únicamente los de mayo) serán dignos de un análisis especial y complejo, pero la metodología del mismo tendrá que ser diferente y más amplia, o fracasará. Se está produciendo un cambio social que condiciona el cambio político; es inevitable y el que no quiera verlo (aunque es omnipresente) cometerá errores de calado. El orden es: cambio tecnológico > cambio social > cambio político.
No se puede invertir ni siquiera en modo dictadura.
El análisis de los resultados de las futuras elecciones en España, y me refiero especialmente a las inmediatas elecciones municipales y autonómicas, a las supuestas elecciones catalanas en septiembre y a las previsibles generales en noviembre, no deberá tener en cuenta únicamente cuestiones económicas y cuestiones de corrupción. Estos, lo hemos visto en las elecciones europeas y en las andaluzas, son factores que influyen relativamente, pero que, en ningún caso, son determinantes.
Es revelador que todas las encuestas, independientemente de la metodología empleada, estén anticipando un cambio en el espectro político del país; es posible que se equivoquen todas a la vez, pero estadísticamente es muy improbable. Es muy cierto que la estadística no es una ciencia exacta, pero también es muy cierto que se aproxima mucho a la realidad, y cada vez más, sobre todo desde hace dos décadas, con la utilización de la computación. Si no fuese así no tendría sentido que todos los partidos políticos gastasen enormes cantidades de dinero en contratar encuestas particulares y secretas, igual que lo hacen los medios de comunicación, y que ambos grupos se estén fijando permanentemente en los resultados y actúen en función de los mismos.
Se acerca el día de las próximas elecciones y los responsables de los partidos políticos están despistados, pero es normal. Sociológicamente, también estamos despistados, pero menos que los políticos. Me explico.
1) La evolución de los cálculos matemáticos que se desarrollan en el análisis estadístico cambian en función directa de una experiencia que se acumula en sistemas informáticos cuyo potencial crece exponencialmente, no aritméticamente; esta información permite nuevos modelos de análisis y de interpretación de unos fenómenos sociales que también cambian rápidamente. Nuevos sistemas sociales y de análisis.
2) Los cambios sociales que reflejan el análisis de la sociedad tienen que ver con cambios culturales, con cambios en las costumbres y en los vicios, y, por supuesto, en las adicciones y en los gustos.
3) Si nos referimos a la modificación que se produce en el espectro político del país, debemos tener en cuenta necesariamente tres factores:
- El espectro no es infinito, es limitado; uno puede ser más de derechas o de izquierdas, puede ser de ultraderecha o de ultraizquierda, incluso puede ser antisistema, pero los extremos entran en la totalidad del espectro.
- No es posible olvidar los fenómenos que están ocurriendo en el cambio de la pirámide de población, que indican un conjunto de población cada vez más envejecido, pero más preparado e informado, y una juventud que interviene en la sociedad desde una plano dimensional diferente; se trata de un plano dimensional que les ha proporcionado la revolución informática desde prácticamente su nacimiento (no conciben un mundo sin la Red y sin los instrumentos pertinentes para conectarse a ella).
- La evolución de estas cuestiones tampoco es aritmética, es exponencial e imparable. En todo el planeta.
En este sentido, los próximos resultados electorales tiene que ser analizados desde una perspectiva no solamente politológica o económica, sino también sociológica, psicológica y tecnológica. Partidos emergentes juegan esa baza y los tradicionales actúan con retraso. El juego se torna peligroso porque permite, en muy poco tiempo, que en una realidad casi virtual surjan opciones de poder con capacidad de gestión de consecuencias imprevisibles.
Los próximos resultados electorales (no únicamente los de mayo) serán dignos de un análisis especial y complejo, pero la metodología del mismo tendrá que ser diferente y más amplia, o fracasará. Se está produciendo un cambio social que condiciona el cambio político; es inevitable y el que no quiera verlo (aunque es omnipresente) cometerá errores de calado. El orden es: cambio tecnológico > cambio social > cambio político.
No se puede invertir ni siquiera en modo dictadura.