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Martes, 28 de Abril de 2015 Tiempo de lectura:

Convivir en libertad

Me preocupan, como a toda la gente normal, las pésimas noticias que estamos conociendo sobre los casos de corrupción de personas que pertenecen o han pertenecido a mi partido, casos que no son exclusiva del PP sino de todas aquellas formaciones políticas que han tenido la oportunidad de gobernar alguna institución. Pero hoy, después de tanto tiempo ausente del blog, quiero hablar de la falta de libertad que todavía hoy seguimos padeciendo en el País Vasco aunque ETA ya no asesine y pueda existir la idea de que somos una arcadia feliz. Desgraciadamente no es así y quería ilustrarlo con un ejemplo que me parece significativo.

 

La semana pasada recibí carta manuscrita de un funcionario de la Diputación Foral de Guipúzcoa en la que me da cuenta de su interés porpresentarse a una plaza de promoción interna para acceder a una plaza de técnico superior de hacienda. Pese a tener el perfil 3 de conocimiento del euskera, considera que su nivel de exigencia en las bases del concurso y el modo de acreditarlo, es contrario a derecho. Me lo comunica a efectos de que las estudiemos y presentemos, caso de considerarlo oportuno, el correspondiente recurso contencioso-administrativo.

 

Me disponía a contestar a la carta cuando al dar la vuelta al sobre observo que no tiene remite. Desgraciadamente no es la primera vez que me ocurre un caso similar. Ciudadanos asfixiados por las imposiciones o hartos de que se incumpla la ley se dirigen a la Administración General del Estado como último recurso para ver defendidos sus derechos. La razón del anonimato, resulta evidente, no es otra que el temor a ser identificados y castigados por su “rebeldía”.

 

Mientras ocurren casos como el que acabo de relatar, altos cargos de las instituciones gobernadas por partidos nacionalistas siguen presumiendo de lo magníficamente que se ha construido nuestra normalización lingüística y de lo maravillosamente bien que se vive en el País Vasco. La carta del ciudadano que acabo de mencionar es una evidencia de que todavía deberán pasar muchos años y cambiar muchas actitudes para que en nuestra tierra la libertad se abra paso de manera definitiva. Hasta entonces, a pesar de la crítica y la descalificación permanente, algunos seguiremos poniendo nuestro grano de arena para conseguirlo.

 

(*) Artículo publicado inicialmente por Carlos Urquijo en su blog “El Microscopio vasco”

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