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David R
Jueves, 30 de Abril de 2015 Tiempo de lectura:

Estamos en guerra

[Img #6120]Este artículo es un breve análisis de lo que está haciendo el autodenominado Estado Islámico –EI- (al-dawla al-islamiya) y de lo que va a hacer. Vaya por delante mi máximo respeto a la religión musulmana y a los musulmanes, colectivo que es sin duda alguna el que más está sufriendo las actuaciones del E.I., tanto cuantitativamente como cualitativamente.
 

La organización terrorista E.I. a cuya cabeza se encontraba Abu Bakr al-Bagdadi, que parece haber sido herido de gravedad o incluso podría haber muerto, según la agencia de noticias iraquí Waradana, tras un ataque aéreo en Raqqa (Siria), ya tiene sustituto. El nuevo líder sería Abu Alaa al Afri (ex-profesor de física) y conocido como Abu Hasan, aunque su verdadero nombre es Abdelrahaman Moustaf al Qurdashi.
 

El autodefinido E.I. no está creando un estado al uso, sino un califato, que reclama autoridad absoluta sobre todos los musulmanes y que pretende extenderse casi a un tercio del planeta, ocupando territorios que van desde Indonesia a la península Ibérica; en este último caso, y así lo enseñan los imanes más radicales, se parte de la premisa de que no se trata de un conquista, sino de una reconquista, pues Al-Andalus siempre fue suya.
 

Este califato se rige por la Ley Sharia, que en este caso es un interpretación ultraradical del Corán (Alcoran, Qurán o Koran) conocido como "El Libro", y esa interpretación radical lleva a la esclavitud a más del 50% de la población: las mujeres, que tienen prohibido incluso aprender a leer, y cuyo derecho a la vida es una quimera, ya que en esa interpretación ultraradical no existe justicia, sino dictados.
 

Como observamos día a día, el autodenominado E.I. (Estado Islámico de Irak y del Levante, cuyo acrónimo traducido del árabe al inglés es DAESH) se está extendiendo territorialmente y esto implica que su capacidad militar aumenta, al incrementar el control territorial crecen sus miembros voluntarios (los no voluntarios son exterminados), pero también crecen sus recursos naturales, financieros y tecnológicos, con lo que se están convirtiendo en una potencia mundial, porque es monocultural,  pero multinacional, no tiene fronteras espaciales y las temporales quedan lejos. Según ellos, la yihad que practican en formato "guerra santa" durará hasta el Apocalipsis, el fin del mundo.
 

Sus acciones son conocidas y van en aumento, en cantidad, en intensidad y en horror; y tengo la sensación de que en Occidente no estamos calibrando correctamente la magnitud de la amenaza, porque se trata de una amenaza a la civilización occidental y a la democracia, y no lo digo yo, sino ellos. Para ellos somos infieles (Kafir) y al infiel o se le convierte o se le mata, que es lo que están haciendo. No pararán hasta conseguirlo y para ello actuarán con más fuerza y eficacia como consecuencia de la mencionada y progresiva expansión.
 

Entre 2013 y 2014 rompieron relaciones con Al Qaeda, y el 29 de junio de 2014 cuando declaran la creación del califato. Están en progresión y además tenemos elementos suyos en Occidente, cada vez más; el Sahel está perdido, pero el Magreb también, en zonas rurales de Marruecos ya se ven banderas negras (su emblema) y ellos consideran a su monarca un infiel.
 

En su progresión será cuestión de tiempo que consoliden territorios muy grandes y que su potencia militar sea extraordinaria, por supuesto que deben tener en mente conseguir armamento nuclear (lo tienen cerca y en cantidad) y si lo consiguen, lo usaran, para ellos una bomba atómica no es un elemento disuasorio, porque no quieren disuadir.
 

La única posibilidad para Occidente, para la supervivencia de la civilización occidental, la democracia y los derechos humanos, es combatirles. No se les puede convencer que desistan de sus propósitos, lo único que se puede hacer es combatirlos en nuestros países y, sobre todo, en sus territorios; no estoy sugiriendo iniciar una guerra, sino contratacar a la guerra que ellos han iniciado y declarado, pero si no lo hacemos con rapidez, coordinación multinacional y contundencia total, estamos perdidos. Es tiempo de llamar a las cosas por su nombre, aprender de la historia y actuar, y si no preparémonos para el peor escenario posible.

 

Tiempo al tiempo.

 

Querámoslo o no, estamos en guerra.

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