Suprimir el Ararteko
Hace tres años, el ararteko Lamarca (Defensor del Pueblo vasco) prometió reflexionar sobre la estructura de la institución que preside porque según la mayoría de los representantes políticos, está sobredimensionada, pero pasa el tiempo y seguimos igual.
Estos días se ven en diferentes centros públicos “pilas” de la revista “Ararteko, Defensoría del Pueblo” y el cabreo ciudadano por la lujosa revista y sobre todo por el exceso de consejeros, la ineficacia y por el sobre costo del funcionamiento de la institución, se aprecia que el malestar se incrementa.
Malestar porque el Ararteko o la Defensa del Pueblo, ha venido siendo y es eso: “Defensoría de la casta política del Pueblo vasco”; defensoría de colocados a dedo bien pagados (a pesar de la crisis y los parados), malestar porque el funcionamiento de la Defensoría cuesta a los ciudadanos del orden de 2,2 millones de euros que se reparten entre el Ararteko, (con coche, chófer, secretarias y traductora) con sueldo superior al del presidente del Gobierno central, y sus consejeros que además de doblar en número a los funcionarios, cobran suculentos salarios, malestar porque aunque los parlamentarios vascos “recelen” de tanto personal de confianza, siguen apoyando los presupuestos, (hoy por ti y mañana por mi) y cabreados-indignados porque el Ararteko, no hace la “reflexión” no se va, ni le despachan.
Como se puede apreciar, la costosa revista, no es ni más ni menos que un adiós triunfal al Ararteko y una loa a la Defensoría del Pueblo, que no de los Ciudadanos. ¿Cuándo uno y la otra han denunciado los desahucios, la arrogancia y altanería de unos y la falta de libertad de otros, el adoctrinamiento y la discriminación, la instrumentalización, hegemonización, la supervaloración y la imposición democrática del euskera, los homenajes a terroristas, las corruptelas vascas, la persistencia de ETA, la ausencia de los exiliados y la dificultad de estudiar en la lengua materna?
La Defensoría del Ararteko debería de clausurarse porque es “costosa”, porque sobran instituciones, consejeros y hombres de confianza y porque son los representantes políticos quienes deben de comprometerse y gobernar apoyando a los ciudadanos más necesitados.
Hace tres años, el ararteko Lamarca (Defensor del Pueblo vasco) prometió reflexionar sobre la estructura de la institución que preside porque según la mayoría de los representantes políticos, está sobredimensionada, pero pasa el tiempo y seguimos igual.
Estos días se ven en diferentes centros públicos “pilas” de la revista “Ararteko, Defensoría del Pueblo” y el cabreo ciudadano por la lujosa revista y sobre todo por el exceso de consejeros, la ineficacia y por el sobre costo del funcionamiento de la institución, se aprecia que el malestar se incrementa.
Malestar porque el Ararteko o la Defensa del Pueblo, ha venido siendo y es eso: “Defensoría de la casta política del Pueblo vasco”; defensoría de colocados a dedo bien pagados (a pesar de la crisis y los parados), malestar porque el funcionamiento de la Defensoría cuesta a los ciudadanos del orden de 2,2 millones de euros que se reparten entre el Ararteko, (con coche, chófer, secretarias y traductora) con sueldo superior al del presidente del Gobierno central, y sus consejeros que además de doblar en número a los funcionarios, cobran suculentos salarios, malestar porque aunque los parlamentarios vascos “recelen” de tanto personal de confianza, siguen apoyando los presupuestos, (hoy por ti y mañana por mi) y cabreados-indignados porque el Ararteko, no hace la “reflexión” no se va, ni le despachan.
Como se puede apreciar, la costosa revista, no es ni más ni menos que un adiós triunfal al Ararteko y una loa a la Defensoría del Pueblo, que no de los Ciudadanos. ¿Cuándo uno y la otra han denunciado los desahucios, la arrogancia y altanería de unos y la falta de libertad de otros, el adoctrinamiento y la discriminación, la instrumentalización, hegemonización, la supervaloración y la imposición democrática del euskera, los homenajes a terroristas, las corruptelas vascas, la persistencia de ETA, la ausencia de los exiliados y la dificultad de estudiar en la lengua materna?
La Defensoría del Ararteko debería de clausurarse porque es “costosa”, porque sobran instituciones, consejeros y hombres de confianza y porque son los representantes políticos quienes deben de comprometerse y gobernar apoyando a los ciudadanos más necesitados.