Insólito caso
Si van al Parque Güell de Barcelona, olvídense de dar explicaciones a familiares o amigos; les echarán del recinto
Si usted visita el Parque Güell de Barcelona, absténgase de dar ningún tipo de explicación aclaratoria a sus acompañantes, aun cuando éstos sean familiares o camaradas. Está prohibido.
Así lo explica un jubilado de la ciudad condal que, en una carta remitida a un periódico local, explica que, mientras visitaba el Parque Güell con tres amigos de la familia e iba explicándoles cosas del lugar, se le acercó un vigilante del parque para preguntarle si era un guía oficial del mismo.
“Confundido, le digo que no y pregunto por qué. Me contesta que no puedo explicar nada del parque si no soy guía oficial, que los guías oficiales se pueden sentir molestos. Yo, quitándole importancia, le digo que no los molestaré y seguimos la visita. Unos instantes después aparece de nuevo el vigilante acompañado por otro y una mujer con el uniforme del parque, que me dice que es una de las responsables y que debo dejar inmediatamente de dar explicaciones sobre el lugar”.
El hombre explica en su texto la incredulidad que le produjo la exigencia y narra cómo preguntó qué problema había en que a unos amigos les hiciera comentarios sobre el parque. “Insisten en que no puedo hacerlo y que, si persisto, me invitará a salir del recinto, que deben proteger los derechos de los guías. A mi vez le pregunto que dónde están mis derechos como ciudadano. Nos fuimos para no generar más conflicto y nos siguieron hasta la salida como si fuéramos delincuentes”.
Si usted visita el Parque Güell de Barcelona, absténgase de dar ningún tipo de explicación aclaratoria a sus acompañantes, aun cuando éstos sean familiares o camaradas. Está prohibido.
Así lo explica un jubilado de la ciudad condal que, en una carta remitida a un periódico local, explica que, mientras visitaba el Parque Güell con tres amigos de la familia e iba explicándoles cosas del lugar, se le acercó un vigilante del parque para preguntarle si era un guía oficial del mismo.
“Confundido, le digo que no y pregunto por qué. Me contesta que no puedo explicar nada del parque si no soy guía oficial, que los guías oficiales se pueden sentir molestos. Yo, quitándole importancia, le digo que no los molestaré y seguimos la visita. Unos instantes después aparece de nuevo el vigilante acompañado por otro y una mujer con el uniforme del parque, que me dice que es una de las responsables y que debo dejar inmediatamente de dar explicaciones sobre el lugar”.
El hombre explica en su texto la incredulidad que le produjo la exigencia y narra cómo preguntó qué problema había en que a unos amigos les hiciera comentarios sobre el parque. “Insisten en que no puedo hacerlo y que, si persisto, me invitará a salir del recinto, que deben proteger los derechos de los guías. A mi vez le pregunto que dónde están mis derechos como ciudadano. Nos fuimos para no generar más conflicto y nos siguieron hasta la salida como si fuéramos delincuentes”.