Martes, 04 de Noviembre de 2025

Actualizada Lunes, 03 de Noviembre de 2025 a las 18:13:41 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Ernesto Ladrón de Guevara
Lunes, 06 de Julio de 2015 Tiempo de lectura:

¿Y quién vigila al vigilante?

[Img #6638]Acaba de consumarse una nueva edición del pasteleo para preservar los privilegios de la casta, de la partitocracia suplantadora de la democracia.

 

El pastel que se ha cocinado es, de nuevo, el acuerdo entre los partidos con opción de gobierno para tener la apariencia de control de las cuentas con un Tribunal amaestrado en este caso al servicio de los intereses del PNV; pero me da igual, pues otras veces ha sido a favor de los partidos del espectro político dominante. Es igual que sea el PNV u otros.  Como ustedes se pueden suponer me refiero al Tribunal Vasco de Cuentas.

 

Ha sido elegido para presidente José Luis Bilbao, el que fue Diputado General de Vizcaya por el PNV entre 2003 y 2015. Ya no guardan ni las apariencias. Les da igual lo que diga la gente, a sabiendas de que la mayor parte es ignorante y no se da por enterada.

 

¿Cómo va a vigilar las cuentas el vigilado? Es como si pusiéramos a supervisar una cárcel al preso con más antecedentes penales. Es como si para guardar una joyería colocáramos con uniforme y pistola al más afamado de los atracadores. ¿Lo puede entender alguien?

 

El desprestigio de las instituciones ya no puede ser mayor. Lo saben, pues el ciclo político está en proceso de cambio, no se sabe si a mejor o a peor. Es la máxima expresión de irresponsabilidad. Se demostró hace unos días cuando el PNV se erigió con el bastón de mando de la alcaldía de Vitoria teniendo solamente 5 de los 27 concejales de la Corporación, sin rubor ni vergüenza de ningún género, siendo el tercer partido, con el apoyo de la oposición al PP. “Todos contra el PP”. Da lo mismo que sea con bochorno y desvergüenza, el caso es que Maroto cayera.  Y sin embargo, sin recato de ningún género no tienen la más mínima reserva de llevar al Diputado General saliente de Vizcaya a la presidencia del Tribunal Vasco de Cuentas.

 

En este desmán desarrollado durante décadas, donde el vigilante forma consorcio con el vigilado, queda a salvo José Ignacio Martínez Churiaque, el anterior Presidente del Tribunal Vasco de Cuentas, que ha desarrollado una gestión caracterizada por la dignidad y la resistencia a las componendas para impedir el control de las cuentas de los gestores del poder vasco. El profesor Churiaque, ha demostrado ser ante todo un profesional, un científico de la economía desde su cátedra de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad del País Vasco y miembro de la Comisión de “Economistas Expertos en Contabilidad e Información Financiera” (ECIF) del Consejo General de Colegios de Economistas de España.

 

A diferencia de los otros presidentes de la Institución fiscalizadora de las cuentas públicas, Churiaque es un experto, y un prestigioso conocedor de lo que ha hecho al frente del Tribunal Vasco de Cuentas. Todo lo contrario que el que ha sido elegido ahora, con los apaños característicos para tener a salvo cualquier control a los tejemanejes del poder nacionalista.

 

Me da pena y tristeza. Y me recuerda cuando en 2007, culminada mi gestión en la representación de un puñado de miles de alaveses que me votaron en las Juntas Generales de Álava, pregunté al Tribunal qué hacía con 90.000 euros que sobraron por la financiación del Grupo Mixto al que pertenecía como miembro único, una vez desaparecido el partido que me auspició como representante. La respuesta fue “Si usted cree que le sobra el dinero, devuélvalo”.  Es decir, que si a mí me hubiera parecido que ese dinero no me sobraba, sino que me venía bien para parchear unos cuantos agujeros en mis cuentas, me lo hubiera quedado tranquilamente, y no hubiera pasado nada, pese a que esa consignación no era de naturaleza personal. Sin embargo, estimé que ese dinero no me pertenecía y lo reintegré a las Juntas Generales de Álava. Pero si hubiera sido por esa supuestamente digna Institución, me lo hubiera quedado sin ningún problema, como, por cierto, hicieron otros dos personajes que anteriormente a mí tuvieron la misma oportunidad y la aprovecharon.

 

Ya es hora de que las instituciones se prestigien, y que los partidos coadyuven a hacerlo. De lo contrario, lo que venga en un futuro próximo no será controlable. Y esos mismos partidos políticos que tienen el deber moral de legitimizar la democracia se cargarán un sistema sobre el que dudo que crean.

 

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.