Cataluña, en la actualidad
Desde cuatro especialidades académicas se pueden derivar cuatro análisis que a su vez permiten cuatro reflexiones, conexas pero diferenciables. Me refiero a la sociología, la ciencia política, el derecho y la ciencia económica. Y no voy a realizar planteamientos sobre futuribles, sino sobre el presente.
Desde la sociología se constata una fractura social que observamos en todas las encuestas, sean del CIS o de empresas privadas, una fractura que, afectando a toda la sociedad catalana, si es observada con más detalle la encontramos en las familias, los grupos de amigos, los centros educativos y que, sin duda, afecta a miles de personas que no pueden hablar de lo que piensan con absoluta libertad, pues el costo es con frecuencia la discusión más allá de lo razonable y/o la exclusión. Esa fractura es real, y el que no quiera reconocerla que viaje y pruebe. Además, se produce un problema social entre "los catalanes" y "los españoles", y digo lo mismo: el que no esté de acuerdo que viaje por la península y pruebe.
Desde la politología se produce un fenómeno peculiar por su artificialidad y absurdo que no encaja en ningún modelo de los que se manejan o se están estudiando en el mundo universitario. El modelo político actual en Cataluña es tan raro que es ininteligible, y me refiero al planteado por los independentistas. Es un modelo sin liderazgos claros, sin programa político, a excepción de la propuesta independentista, un modelo que se basa en elementos falsos o incorrectos, y que se aleja peligrosamente de los modelos democráticos, un modelo en el que curiosamente los extremos de un espectro político se tocan, desde la extrema izquierda hasta sectores burgueses tradicionales y muy conservadores unidos por la utópica idea de un Estado independiente. Será motivo de muchos estudios y muchas tesis doctorales.
Desde la perspectiva del Derecho se ha creado una situación de alegalidad que afecta no solamente al correcto uso de las legislaciones vigentes, sino que lleva a una gran distorsión de las mismas, y me refiero en concreto a la Constitución de 1978, al Estatuto de Autonomía y a los tratados firmados con la Unión Europea y con otras instituciones en todo el mundo. Esta distorsión provoca automática e inevitablemente inseguridad jurídica y confusión en el empleo de las oportunas medidas correctoras de las que el sistema está dotado. No quiero ni pensar qué ocurriría si al final fuese necesaria la utilización del artículo 155 CE. La tergiversación del empleo de las leyes es peligrosísima, porque su no correcto cumplimiento destruye el principio de igualdad, y desmonta el sistema democrático.
Desde la perspectiva económica ya podemos observar que se ha generado una fuga de empresas, según el Círculo de Economía de Cataluña más de un millar en los dos últimos años. Esa fuga de empresas ha aumentado en proporción directa al incremento de la tensión independentista, pero no es lo más grave que ya está ocurriendo, es más preocupante que cada vez más empresas se lo están pensando, y aún no es lo más grave, porque lo más grave, y relacionado con la inseguridad jurídica, es que se constata que se está paralizando la inversión, algo muy lógico porque ¿usted invertiría hoy en Cataluña? ¿O lo haría en una de las miles de opciones que tiene en el mercado? Además la calificación de la deuda pública catalana ha alcanzado la categoría de "bono basura", y actualmente solo obtiene financiación del conjunto del Estado y, en mucha menor medida, de Europa.
La conjunción de estas cuatro perspectivas dibuja un panorama desalentador, indistintamente de lo que ocurra el día 27 y al día siguiente. Son fenómenos que ya están ocurriendo y que no tienen visos de mejorar ni en el corto ni en el largo plazo. Pase lo que pase, el daño ya está hecho y su reversibilidad se antoja difícil. Es muy complicado saber ahora cuál de estos cuatro puntos de vista es más importante, pero a mí me parece que lo de la fractura social no es que sea grave, es que es horrible, porque las cuestiones políticas, jurídicas o económicas, quizá algún día tengan solución, pero lo social...
Desde cuatro especialidades académicas se pueden derivar cuatro análisis que a su vez permiten cuatro reflexiones, conexas pero diferenciables. Me refiero a la sociología, la ciencia política, el derecho y la ciencia económica. Y no voy a realizar planteamientos sobre futuribles, sino sobre el presente.
Desde la sociología se constata una fractura social que observamos en todas las encuestas, sean del CIS o de empresas privadas, una fractura que, afectando a toda la sociedad catalana, si es observada con más detalle la encontramos en las familias, los grupos de amigos, los centros educativos y que, sin duda, afecta a miles de personas que no pueden hablar de lo que piensan con absoluta libertad, pues el costo es con frecuencia la discusión más allá de lo razonable y/o la exclusión. Esa fractura es real, y el que no quiera reconocerla que viaje y pruebe. Además, se produce un problema social entre "los catalanes" y "los españoles", y digo lo mismo: el que no esté de acuerdo que viaje por la península y pruebe.
Desde la politología se produce un fenómeno peculiar por su artificialidad y absurdo que no encaja en ningún modelo de los que se manejan o se están estudiando en el mundo universitario. El modelo político actual en Cataluña es tan raro que es ininteligible, y me refiero al planteado por los independentistas. Es un modelo sin liderazgos claros, sin programa político, a excepción de la propuesta independentista, un modelo que se basa en elementos falsos o incorrectos, y que se aleja peligrosamente de los modelos democráticos, un modelo en el que curiosamente los extremos de un espectro político se tocan, desde la extrema izquierda hasta sectores burgueses tradicionales y muy conservadores unidos por la utópica idea de un Estado independiente. Será motivo de muchos estudios y muchas tesis doctorales.
Desde la perspectiva del Derecho se ha creado una situación de alegalidad que afecta no solamente al correcto uso de las legislaciones vigentes, sino que lleva a una gran distorsión de las mismas, y me refiero en concreto a la Constitución de 1978, al Estatuto de Autonomía y a los tratados firmados con la Unión Europea y con otras instituciones en todo el mundo. Esta distorsión provoca automática e inevitablemente inseguridad jurídica y confusión en el empleo de las oportunas medidas correctoras de las que el sistema está dotado. No quiero ni pensar qué ocurriría si al final fuese necesaria la utilización del artículo 155 CE. La tergiversación del empleo de las leyes es peligrosísima, porque su no correcto cumplimiento destruye el principio de igualdad, y desmonta el sistema democrático.
Desde la perspectiva económica ya podemos observar que se ha generado una fuga de empresas, según el Círculo de Economía de Cataluña más de un millar en los dos últimos años. Esa fuga de empresas ha aumentado en proporción directa al incremento de la tensión independentista, pero no es lo más grave que ya está ocurriendo, es más preocupante que cada vez más empresas se lo están pensando, y aún no es lo más grave, porque lo más grave, y relacionado con la inseguridad jurídica, es que se constata que se está paralizando la inversión, algo muy lógico porque ¿usted invertiría hoy en Cataluña? ¿O lo haría en una de las miles de opciones que tiene en el mercado? Además la calificación de la deuda pública catalana ha alcanzado la categoría de "bono basura", y actualmente solo obtiene financiación del conjunto del Estado y, en mucha menor medida, de Europa.
La conjunción de estas cuatro perspectivas dibuja un panorama desalentador, indistintamente de lo que ocurra el día 27 y al día siguiente. Son fenómenos que ya están ocurriendo y que no tienen visos de mejorar ni en el corto ni en el largo plazo. Pase lo que pase, el daño ya está hecho y su reversibilidad se antoja difícil. Es muy complicado saber ahora cuál de estos cuatro puntos de vista es más importante, pero a mí me parece que lo de la fractura social no es que sea grave, es que es horrible, porque las cuestiones políticas, jurídicas o económicas, quizá algún día tengan solución, pero lo social...