Nuevo escándalo en las Naciones Unidas
La ONU coloca a Arabia Saudí, cloaca mundial de los Derechos Humanos, en la presidencia de su Grupo Consultivo sobre este tema
Arabia Saudita, una de las cloacas más grandes del mundo en lo que se refiere al respeto a los derechos humanos (DD.HH.), lidera desde hace unos días el Grupo Consultivo del Consejo de DD.HH. de la ONU. El nombramiento, realizado sin ruido y casi en secreto, fue firmado hace unos meses, y ha tenido que ser un documento público de Naciones Unidas, fechado el pasado 17 de septiembre, el que ha revelado la designación de Faisal Trad como presidente de esta importante oficina, también formada por otros cuatro representantes de Grecia, Argelia, Chile y Lituania.
El Grupo Consultivo de Derechos Humanos de la ONU, presidido ahora por Arabia Saudí, elige a casi un centenar de los altos cargos que establecen los estándares internacionales de derechos humanos, y debe informar de las violaciones de derechos humanos en todo el mundo.
Arabia Saudí, un reino totalitario, medieval y tiránico, gobernado desde hace décadas por la Casa de Saud, castiga habitualmente a sus ciudadanos con penas de decapitación, lapidación y latigazos, margina a las mujeres hasta límites intolerables y mantiene férreas restricciones de las libertades políticas y religiosas.
Hiller Neuer, responsable de UN Watch, una de las organizaciones que más rápidamente ha denunciado este nombramiento, ha explicado que “Arabia Saudita tiene el peor registro en el mundo cuando se trata de libertad de religión y derechos de las mujeres, y, por ejemplo, sigue encarcelando al bloguero inocente Raif Badawi”. “Es una tristeza –añadió– que el petróleo siga superando los principios básicos de derechos humanos”. En su opinión, el nombramiento de Faisal Trad es un premio de consolación para los saudíes, después de que éstos retiraran su candidatura para presidir el consejo de 47 naciones tras la condena internacional por los problemas de derechos humanos en el reino.
Alexandra El Khazen, responsable del departamento de Oriente Medio y África del Norte de Reporteros Sin Fronteras, ha resumido la situación muy gráficamente: “Este nombramiento es indignante y grotesco”.
Arabia Saudita, una de las cloacas más grandes del mundo en lo que se refiere al respeto a los derechos humanos (DD.HH.), lidera desde hace unos días el Grupo Consultivo del Consejo de DD.HH. de la ONU. El nombramiento, realizado sin ruido y casi en secreto, fue firmado hace unos meses, y ha tenido que ser un documento público de Naciones Unidas, fechado el pasado 17 de septiembre, el que ha revelado la designación de Faisal Trad como presidente de esta importante oficina, también formada por otros cuatro representantes de Grecia, Argelia, Chile y Lituania.
El Grupo Consultivo de Derechos Humanos de la ONU, presidido ahora por Arabia Saudí, elige a casi un centenar de los altos cargos que establecen los estándares internacionales de derechos humanos, y debe informar de las violaciones de derechos humanos en todo el mundo.
Arabia Saudí, un reino totalitario, medieval y tiránico, gobernado desde hace décadas por la Casa de Saud, castiga habitualmente a sus ciudadanos con penas de decapitación, lapidación y latigazos, margina a las mujeres hasta límites intolerables y mantiene férreas restricciones de las libertades políticas y religiosas.
Hiller Neuer, responsable de UN Watch, una de las organizaciones que más rápidamente ha denunciado este nombramiento, ha explicado que “Arabia Saudita tiene el peor registro en el mundo cuando se trata de libertad de religión y derechos de las mujeres, y, por ejemplo, sigue encarcelando al bloguero inocente Raif Badawi”. “Es una tristeza –añadió– que el petróleo siga superando los principios básicos de derechos humanos”. En su opinión, el nombramiento de Faisal Trad es un premio de consolación para los saudíes, después de que éstos retiraran su candidatura para presidir el consejo de 47 naciones tras la condena internacional por los problemas de derechos humanos en el reino.
Alexandra El Khazen, responsable del departamento de Oriente Medio y África del Norte de Reporteros Sin Fronteras, ha resumido la situación muy gráficamente: “Este nombramiento es indignante y grotesco”.