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Javier Salaberria
Sábado, 14 de Noviembre de 2015 Tiempo de lectura:
La guerra se ha hecho visible, pero no en toda su dimensión. ¿Es esto una guerra?

¡Viva Francia!

[Img #7407]Fijamos la mirada defensiva en un colectivo concreto, pero nos equivocamos. Por muy terrible que nos parezca la amenaza del terrorismo islamista, que ahora tiene un territorio sometido bajo su control y es capaz de enviar comandos infiltrados a otros territorios, lo más duro está aún por llegar y es lo mismo de siempre. Asesinos desalmados que quieren destruir lo que otros amamos, como hacen por estos lares los etarras y demás positivos y constructivos seres. Y el escenario del terrorismo no es Oriente Medio es Europa, la tierra de la democracia y la prosperidad donde alimentamos y damos cobijo a los asesinos.

 

Las proyecciones estadísticas estiman que para 2020 habrá en Europa una población musulmana de 50 millones de personas, lo que representará aproximadamente un 7% de europeos. Pero hay muchos más millones de conciudadanos que odian nuestras queridas, prósperas y libres patrias. Solo en España hay cientos de miles de personas que sueñan con su destrucción, y en el País Vasco y Cataluña sabemos mucho de esto.

 

En un estudio realizado por distintas fuentes de prestigio, España figura a la cabeza de un listado de 9 países que piensan que el Islam es incompatible con Occidente.  En concreto el 65% de la población española piensa eso. Por delante incluso de Israel, que es el segundo de la lista. Pero creo que el 99% de los españoles de pro pensarán que no hay nada más incompatible con España que los enemigos de España. Por ejemplo, cómo es posible que la gente de la extrema izquierda vasca y catalana estén contentos cada vez que un terrorista ataca a un español. Los antisistema se entienden y los asesinos se juntan.

 

Francia, con aproximadamente cinco millones de musulmanes en su territorio, es el país europeo con mayor porcentaje de población musulmana: 8%. Y creciendo aceleradamente. Le sigue Alemania, con otros 5 millones que representan un 6%. En Inglaterra no llegan a los 3 millones que representan el 5% de su población. Pero ¿Cuántos millones de gente de extrema izquierda o de izquierda complaciente se hacen amigos de los enemigos de la patria francesa? Le cortaron la cabeza a su Rey, expulsaron a Dios de Francia y ahora crían jóvenes dispuestos a acabar con la Patria.  Ni Dios, Ni Rey, Ni Patria. Ahí lo tenemos. ¡Viva la República! El terrorismo lo inventaron los revolucionarios republicanos de izquierdas franceses. Y de eso también sabemos mucho en España.

 

Hay un perfil espantosamente peligroso en nuestras entrañas que no responde al típico retrato robot del terrorista islamista, porque no entiende ni de religión, ni de raza, ni siquiera de estrato social. Es un joven ateo, sin fidelidades, sin esperanza, nihilista, que odia a sus padres, que odia a su país, que odia al sistema educativo, que alimenta el odio a la sociedad en la soledad de su habitación conectando con un mundo virtual de ideas extremas y falsas amistades en redes sociales, que descarga su impotencia con experiencias de violencia virtual y que tiene a su disposición un arsenal destructivo en una colmena frágil y fácil de atacar. Griten “Dios es el más Grande” o “Gora Euskadi Askatuta”, no nos van a engañar. Ni son buenos creyentes, ni son buenos vascos. Porque no tienen honor.

 

Lo que debería poner en guardia a Europa no es un grupo de fanáticos intentando establecer un reino de terror en Siria e Irak, a los que puede borrar del mapa -si quiere- con su fuerza militar. Hay que cuestionarse el compromiso de Europa para hacerlo cuando a la vez se reconoce que es ella la que los arma y tolera por intereses geoestratégicos confusos, igual que tolera la existencia y desarrollo de enemigos de la patria a miles, como lo tenemos muy claro en País Vasco y Cataluña.

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