Terroristas fanatizados y narcotizados
Yihadistas drogados con Captagón
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Según los informes policiales, los supervivientes de los atentados de París del pasado viernes describen a los terroristas islamistas que asesinaron a 129 personas como individuos fríos que mataban con una calma absoluta y sin dudar. Con la misma tranquilidad, posteriormente se inmolaron. Estas descripciones, junto al hecho de que las fuerzas de seguridad hallaran un juego de jeringuillas en el hotel utilizado por los yihadistas, hace pensar a los investigadores de los atentados de París que los autores de las matanzas iban drogados cuando llevaron a cabo los ataques. De hecho, y según el semanario parisino Le Point, la policía gala investiga si los asesinos habían consumido Captagon, una mezcla de anfetaminas (clorhidrato de fentilina) y cafeína que, consumida junto a otras sustancias, inhibe el dolor y la sensación de miedo.
El pasado mes de junio, el autor del atentado de Susa en Túnez se encontraba bajo la influencia de este estupefaciente que contiene fenetilina, una anfetamina inscrita en la lista de sustancias psicotrópicas de la Organización Mundial de la Salud desde hace 30 años. Es conocido por dar a quien lo ingiera o se lo inyecte un sentimiento de fuerza absoluta, de invencibilidad. Cuando los efectos del Captagón disminuyen, se instala en el sujeto una forma de psicosis, con la alteración de las funciones mentales y una euforia seguida de depresión. Un estado físico durante el cual dolor y miedo no existen.
Le Figaro publica el testimonio de un hombre que contó haber visto a los asaltantes aparcando el automóvil de marca Polo cerca del Bataclan: "Estacionaron justo frente a mí pero no había mucho espacio. Me pareció raro. Le costaba al conductor girar el volante, como si apenas supiera manejar. Fui a decirles que estaban mal aparcados. No abrieron la ventana y me miraron mal. Parecían zombis, como si estuvieran drogados".
Hoy en día, los traficantes de drogas hacen su agosto en Oriente Medio, donde el Captagón se vende tanto a los combatientes del Ejército Sirio Libre como a los del Frente al-Nusra o del grupo Estado Islámico. Si bien el Captagón se ha vuelto de uso común entre los yihadistas, esta droga se utiliza desde hace mucho tiempo en el mundo árabe. Según un informe de la UNODC (United Nation Office on Drugs and Crime), la píldora cuesta unos céntimos en Líbano y se vende por decenas de dólares en los países del Golfo Pérsico. El pasado 2 de noviembre, la justicia libanesa inculpó por tráfico de droga a diez personas, entre ellas a un príncipe saudí, por haber intentado mandar a Riad cerca de dos toneladas de píldoras, a bordo de un avión privado.
Las autoridades saudíes encargadas de la lucha contra la droga anunciaron este 15 de noviembre haber incautado en un año 22,4 millones de píldoras de anfetamina.
Según los informes policiales, los supervivientes de los atentados de París del pasado viernes describen a los terroristas islamistas que asesinaron a 129 personas como individuos fríos que mataban con una calma absoluta y sin dudar. Con la misma tranquilidad, posteriormente se inmolaron. Estas descripciones, junto al hecho de que las fuerzas de seguridad hallaran un juego de jeringuillas en el hotel utilizado por los yihadistas, hace pensar a los investigadores de los atentados de París que los autores de las matanzas iban drogados cuando llevaron a cabo los ataques. De hecho, y según el semanario parisino Le Point, la policía gala investiga si los asesinos habían consumido Captagon, una mezcla de anfetaminas (clorhidrato de fentilina) y cafeína que, consumida junto a otras sustancias, inhibe el dolor y la sensación de miedo.
El pasado mes de junio, el autor del atentado de Susa en Túnez se encontraba bajo la influencia de este estupefaciente que contiene fenetilina, una anfetamina inscrita en la lista de sustancias psicotrópicas de la Organización Mundial de la Salud desde hace 30 años. Es conocido por dar a quien lo ingiera o se lo inyecte un sentimiento de fuerza absoluta, de invencibilidad. Cuando los efectos del Captagón disminuyen, se instala en el sujeto una forma de psicosis, con la alteración de las funciones mentales y una euforia seguida de depresión. Un estado físico durante el cual dolor y miedo no existen.
Le Figaro publica el testimonio de un hombre que contó haber visto a los asaltantes aparcando el automóvil de marca Polo cerca del Bataclan: "Estacionaron justo frente a mí pero no había mucho espacio. Me pareció raro. Le costaba al conductor girar el volante, como si apenas supiera manejar. Fui a decirles que estaban mal aparcados. No abrieron la ventana y me miraron mal. Parecían zombis, como si estuvieran drogados".
Hoy en día, los traficantes de drogas hacen su agosto en Oriente Medio, donde el Captagón se vende tanto a los combatientes del Ejército Sirio Libre como a los del Frente al-Nusra o del grupo Estado Islámico. Si bien el Captagón se ha vuelto de uso común entre los yihadistas, esta droga se utiliza desde hace mucho tiempo en el mundo árabe. Según un informe de la UNODC (United Nation Office on Drugs and Crime), la píldora cuesta unos céntimos en Líbano y se vende por decenas de dólares en los países del Golfo Pérsico. El pasado 2 de noviembre, la justicia libanesa inculpó por tráfico de droga a diez personas, entre ellas a un príncipe saudí, por haber intentado mandar a Riad cerca de dos toneladas de píldoras, a bordo de un avión privado.
Las autoridades saudíes encargadas de la lucha contra la droga anunciaron este 15 de noviembre haber incautado en un año 22,4 millones de píldoras de anfetamina.