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Jueves, 26 de Noviembre de 2015 Tiempo de lectura:
“El enemigo común es aquel que mata y, sobre todo, el que construye un manto de honorabilidad alrededor de acciones terroristas execrables y brutales”

Consuelo Ordóñez: “No puede ser que haya partidos políticos que ensalcen a los terroristas como ejemplo de vida”

El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) ha urgido hoy a las formaciones políticas españolas a reeditar el pacto antiterrorista para detener la promoción de valores antidemocráticos por parte de quienes justifican a ETA. Lo ha hecho ante la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ante quien ha recordado que es imposible abogar por la unión contra el Daesh y al mismo tiempo mantener una actitud pasiva ante la presencia en las instituciones de quienes justifican el terrorismo de ETA. El Colectivo se ha pronunciado así por boca de su presidenta, Consuelo Ordóñez, durante las XIV Jornadas de COVITE, que han comenzado hoy en San Sebastián y que han sido inauguradas por Sáenz de Santamaría.

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Discurso íntegro de Consuelo Ordóñez

 

Estimada vicepresidenta del Gobierno, ministro de Sanidad, subdelegado del Gobierno en el País Vasco, Ararteko. Estimados amigos y compañeros, Os doy la bienvenida a la edición número 14 de las Jornadas anuales de COVITE, este año en colaboración con nuestro Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo. Para quienes integramos esta familia, hoy es un día muy importante.  Quienes me conozcan sabrán que para mi es una obligación comenzar esta intervención cumpliendo con algo que me prometí el momento exacto que me anunciaron que el terrorismo había colocado una bala en la cabeza de mi hermano.   Desde ese instante no ha pasado un solo día en el que no haya insistido con vehemencia en algo que a priori parece una obviedad: el terrorismo es un cáncer que debe ser combatido en todas y cada una de sus vertientes. Con la ley y, sobre todo, desde el mundo de las ideas. Desde ese instante, me obligo a recordar cómo vivieron y cómo fueron asesinadas las víctimas del terrorismo en este país. Hoy se cumplen 38 años. Aquel día Joaquín Imaz había estado jugando a las cartas hasta bien entrada la noche. Pasadas las 10 y 10 se despidió de sus amigos, los mismos que le decían a diario que por qué no llevaba escolta. “¿Para qué?, solía responder él. “Si me han de matar, lo harán por la espalda”, comentó más de una vez. Aquella noche les dijo adiós y caminó un poco, justo hasta el aparcamiento de la Plaza de Toros de Pamplona. Allí se le acercaron. Se le acercaron por detrás, como él había imaginado tantas veces. Y le dieron nueve tiros. Se desplomó, probablemente muerto. Ya en el suelo, le remataron de un tiro en la cabeza.  

 

En la casa de la víctima, de forma inconsciente, casi todos esperaban un desenlace así. Hasta una niña de siete años, Carmen. Esto le preguntó Carmen a un compañero de su padre: “¿De verdad han matado a mi papá?”. Tras el funeral de la víctima que se celebró en Pamplona, cerca de 1.500 personas iniciaron una marcha por la ciudad. Frente a la manifestación, una bandera española con el lema “Navarra sí, Euskadi no”.

 

Ese es el triunfo del terrorismo. El triunfo del terrorismo no es un tiro en la cabeza. No es una lágrima por un ser querido o el dolor de la pérdida. El éxito del terrorismo es generar división entre demócratas, entre comunidades, para lograr objetivos políticos o religiosos. La victoria del terrorismo se fundamenta en instaurar odio no solo en las bases de la organización criminal, sino también en el lado de los demócratas. La victoria o derrota del terrorismo no se evidenciará en las cárceles, se verá reflejada en las mentes de nuestros jóvenes, mentes que hoy los fanáticos buscan contaminar para que las nuevas generaciones vean compromiso en el odio y fortaleza en la división. Ese será su éxito si no intervenimos ya, si no dejamos de mantener una actitud pasiva ante la radicalización. La batalla contra esta terrible enfermedad se lidia fuera y dentro de nuestras fronteras. En Siria, en Irak, en Francia… También en España.

 

Hoy ponemos sumo interés en los procesos de radicalización mediante los cuales ciudadanos cualquiera, jóvenes comunes, acaban abrazando la versión más integrista del salafismo. Aunque quizá, como país, estemos olvidando los peligros del culto al odio que aun hoy inundan las calles del País Vasco y Navarra, y hasta instituciones tan solemnes como el Senado, el Congreso de los Diputados y el Parlamento Vasco.  Hace escasas semanas, un experto español compareció en el Consejo de Seguridad de la ONU para hablar de radicalización y redes sociales. Allí, en Nueva York, expuso algunos vídeos del Daesh. Pero también aprovechó para mostrar vídeos promovidos por la izquierda abertzale en internet, vídeos en los que se quemaban siluetas de guardias civiles. Algunos de los presentes se llevaron las manos a la cabeza al ver que aquello pasaba en España. “Parece Raqqa”, se llegó a comentar en voz baja.

 

No, no era Siria. Era Navarra.  Hoy en esta mesa, en esta sala, está representado el Gobierno de España. También el Partido Popular. Os lo digo con cariño, pero también con la firmeza inquebrantable que caracteriza a COVITE: habéis cometido muchos errores. Muchos. Hemos visto y oído cosas que nos han helado la sangre, que han minado la unidad no entre partidos de todo signo y víctimas del terrorismo, sino entre demócratas. Desde Bolinaga hasta la aplicación extensiva y por decreto de la sentencia Inés del Río, pasando por la legalización del brazo político de ETA, hoy en nuestras instituciones. 

 

Siempre ejercemos y ejerceremos la crítica responsable. De hecho, alguien no precisamente afín a COVITE dijo una vez sobre nosotros que si no existiéramos, habría que inventarnos. Quienes busquen atajos o promuevan renuncias nos tendrán enfrente. Y no un día ni dos. Nos tendrán enfrente diariamente, recordándoles cuál es su responsabilidad para con las nuevas generaciones, para con un Estado de derecho que no puede ni debe arrodillarse ante quienes asolaron este país a golpe de fuego y sangre, antes quienes quieren convertir nuestro país en un refugio de planteamientos antidemocráticos. 

 

Con todo, hoy no estamos aquí para censurar aquello que consideramos que ha sido una renuncia ante enemigos de la democracia. Pese a todo, en COVITE estamos convencidos de que solo hay una única manera de vencer al terrorismo, al fanatismo y, por supuesto, a las ideas que buscan convertir el asesinato en algo noble. Hoy es más necesario que nunca que los partidos que más han sufrido en sus carnes la embestida del terrorismo se unan. Se unan, de verdad, contra el enemigo común. Y el enemigo común no está en la izquierda o en la derecha, en el azul o en el rojo. El enemigo común es aquel que mata y, sobre todo, el que construye un manto de honorabilidad alrededor de acciones execrables y brutales. El enemigo común es el Daesh, pero también los promotores de la radicalización violenta en el País Vasco o en Navarra.

 

En COVITE estamos convencidos de que ha llegado el momento de reeditar el pacto contra el terrorismo en este país para que partidos de todo signo planten cara a la justificación de la barbarie, a la promoción de valores antidemocráticos. Hoy reclamamos la unión de los demócratas frente a quienes promueven el negacionismo, frente a quienes justifican o disculpan cualquier tipo de terrorismo, desde el ejercido por el Daesh hasta el que practicó ETA, pasando por el del Batallón Vasco Español, los GAL o la Triple A. 

 

No puede ser que después de lo que hemos pasado haya partidos políticos que ensalcen como ejemplo de vida a criminales. No puede ser que haber militado en organización terrorista sea aval necesario para integrar una lista electoral. No puede ser que hoy la radicalización violenta no sea un peligro, sino un punto del programa electoral de formaciones que justifican el asesinato selectivo de seres humanos. No puede ser que haya partidos políticos que estén dispuestos a ir de la mano en listas electorales de formaciones que no condenan tiros en las nucas desnudas de concejales y diputados. No puede ser que queramos encarar la actual amenaza yihadista obviando al monstruo que tenemos en casa porque los del hacha y la serpiente ya no muerden. No puede ser porque se lo debemos a nuestros hijos y nietos. No puede ser y la actitud ante todo ello debe ser activa, no pasiva. 

 

En COVITE estamos convencidos de que solo hay dos caminos que respetarán la dignidad de este país, de sus ciudadanos. O los amigos del terrorismo rompen de forma expresa con justificaciones que corrompen a las nuevas generaciones, o habrá que seguir sin ellos. Nada tiene que aportar quien no coloca por encima de todo el derecho a la vida de los ciudadanos de este país. Nada tiene que aportar quien jalea a asesinos, critica la detención de terroristas perseguidos por terribles crímenes y pervierte así las instituciones públicas de este país. Hoy nos jugamos el futuro de nuestros hijos. Y no, no podemos construir una contranarrativa eficaz uniéndonos contra el Daesh y abriendo las puertas de nuestras instituciones a quienes justifican el terrorismo de ETA.

 

Al terrorismo se le combate desde el mundo de las ideas. La prevención de la radicalización comienza en el mundo de las ideas. Y si nuestras ideas albergan brutales contradicciones, como la que acabo de mencionar, esas contradicciones serán la munición con la que los radicales del futuro contaminarán las mentes de los españoles. Digamos a los españoles que la empatía no basta, que los homenajes no sirven si no van acompañados de activismo en la calle. Lo dije hace unas semanas y lo vuelvo a decir hoy: el enemigo de las víctimas no está en las formaciones democráticas de este país, no está en el Partido Popular o en el Partido Socialista. El enemigo de las víctimas y de toda la ciudadanía es el terrorismo y todo lo que gira en torno a él, está en quienes honran a asesinos y buscan construir país contaminando las mentes de nuestros jóvenes.  Hoy, vicepresidenta, le digo: vayamos juntos. Estamos aquí para trabajar. Cuenten con nosotros para trabajar, siempre para trabajar y solo para trabajar. Juntos somos más fuertes.  

 

Muchas gracias a todos 

 

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