Tras una reunión que han mantenido en Santander, el lehendakari Íñigo Urkullu (PNV) y el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, analizando los atentados terroristas que tuvieron lugar hace unos días en París, han dudado de que la respuesta adecuada contra el autodenominado Estado Islámico sean los bombardeos y la guerra, aunque ésta sea "selectiva".

Ambos presidentes autonómicos se han declarado “contrarios a la guerra” y, como vías alternativas, han planteado otros caminos, como son cortar la financiación a los países que apoyan el terrorismo, “limitar sus posibilidades de acceso al petróleo” y “a otras fuentes” que les permitan comprar armas.

Urkullu, de hecho, ha ido un poco más allá al reconocer que no sabe quiénes son “ellos” y “quiénes somos nosotros”. Y ha añadido: "¿Los que han muerto en París solamente son cristianos católicos?". En este sentido, el lehendakari ha instado en que hay que replantearse no solo las causas de los fanatismos religiosos, “sino también los intereses geopolíticos, geoestratégicos y económicos, un análisis que la UE tiene la responsabilidad de hacer”. Para Urkullu, no se debe dejar que se pierdan valores de la UE, como el respeto o la tolerancia, y cree que debe hacerse un ejercicio "interno de inclusión y cohesión" y también uno externo para “ayudar a profundizar en la democracia a países donde no tienen esa cultura”.