Vergüenza y alarma nacional
Señor Director:
El debate televisado el lunes pasado (20D) entre el presidente en funciones del Gobierno y el presidente del PSOE, no lo ganó Mariano Rajoy, lo perdió Pedro Sánchez y la inmensa mayoría de españoles, ya que de principio a fin fue un espectáculo deprimente. Desastre porque no se comprende que un aspirante a gobernar España, saliera no a ganar o incluso a vencer a su contrincante, sino que lo hiciera tratando de machacarle o aniquilarle, de manera indiscriminada, insolente y marrullera, faltando al respeto y ofendiendo al oponente, a los televidentes y a la nación.
En el debate se fulminó hasta el Código Penal y fue un desastre porque además de resultar crispado, ofensivo y estar condicionado, no se trató de lo que se tenía que tratar, no se respetaron las normas y porque el moderador no moderó. Sánchez a medio y quizás a largo plazo, ha quedado inhabilitado para gobernar y el presidente Rajoy, sin prisa ni pausa, ha de buscar sustituto. ¡Hasta aquí hemos llegado!
Hasta aquí hemos llegado o vamos a llegar a las elecciones después de una legislatura vergonzosa, de enfrentamientos y crispación y con las relaciones entre los dos y los cuatro aspirantes a gobernar muy dañadas. Toca por tanto exigir a los representantes políticos que sigan y a los nuevos que salgan elegidos, unidad, concordia y responsabilidad, para salir de esta situación vergonzante y alarmante. Toca exigirles honradez y ética, enderezar el rumbo, regenerarse y regenerar la política, desterrar la crispación, la agresividad verbal generadora del enfrentamiento y de la agresividad física y comprometerse a sacar al país adelante. Toca que todos los políticos concernidos le devuelvan las gafas a Rajoy y que él se las coloque bien.
Señor Director:
El debate televisado el lunes pasado (20D) entre el presidente en funciones del Gobierno y el presidente del PSOE, no lo ganó Mariano Rajoy, lo perdió Pedro Sánchez y la inmensa mayoría de españoles, ya que de principio a fin fue un espectáculo deprimente. Desastre porque no se comprende que un aspirante a gobernar España, saliera no a ganar o incluso a vencer a su contrincante, sino que lo hiciera tratando de machacarle o aniquilarle, de manera indiscriminada, insolente y marrullera, faltando al respeto y ofendiendo al oponente, a los televidentes y a la nación.
En el debate se fulminó hasta el Código Penal y fue un desastre porque además de resultar crispado, ofensivo y estar condicionado, no se trató de lo que se tenía que tratar, no se respetaron las normas y porque el moderador no moderó. Sánchez a medio y quizás a largo plazo, ha quedado inhabilitado para gobernar y el presidente Rajoy, sin prisa ni pausa, ha de buscar sustituto. ¡Hasta aquí hemos llegado!
Hasta aquí hemos llegado o vamos a llegar a las elecciones después de una legislatura vergonzosa, de enfrentamientos y crispación y con las relaciones entre los dos y los cuatro aspirantes a gobernar muy dañadas. Toca por tanto exigir a los representantes políticos que sigan y a los nuevos que salgan elegidos, unidad, concordia y responsabilidad, para salir de esta situación vergonzante y alarmante. Toca exigirles honradez y ética, enderezar el rumbo, regenerarse y regenerar la política, desterrar la crispación, la agresividad verbal generadora del enfrentamiento y de la agresividad física y comprometerse a sacar al país adelante. Toca que todos los políticos concernidos le devuelvan las gafas a Rajoy y que él se las coloque bien.