
Análisis
El fin del “centrismo”
El resultado de las elecciones generales de diciembre de 2015 marca el fin del “centrismo”. Hasta ahora, se decía que las elecciones se ganaban por el “centro”. El ascenso de Podemos demuestra todo lo contrario. No en vano sus miembros han sido asesorados por la politóloga Chantal Mouffe, teórica de la democracia radical o agonista. Para esta autora, el “centrismo”, al impedir una distinción clara entre derecha e izquierda, socava la creación de identidades colectivas en torno a posturas claramente diferenciadas, así como la posibilidad de escoger auténticas alternativas. En el fondo, el centrismo es la consagración del oportunismo político.
Es lo que le ha pasado al Partido Popular y, sobre todo, a Ciudadanos. En concreto, el Partido Popular ha traicionado claramente a su electorado, consolidando, en gran medida, la política de Rodríguez Zapatero: ley del aborto, ley de Memoria Histórica, ausencia de políticas natalistas, nulo proyecto cultural ante las izquierdas, etc. Es decir, centrismo puro. Por otra parte, como ya pronostiqué hace un año, la extrema izquierda –Podemos- se ha aliado con los nacionalistas para destruir el Estado español. En conclusión: o la derecha lleva a cabo una profunda reforma intelectual y moral, o desaparece del mapa. Y, con ella, España.
El resultado de las elecciones generales de diciembre de 2015 marca el fin del “centrismo”. Hasta ahora, se decía que las elecciones se ganaban por el “centro”. El ascenso de Podemos demuestra todo lo contrario. No en vano sus miembros han sido asesorados por la politóloga Chantal Mouffe, teórica de la democracia radical o agonista. Para esta autora, el “centrismo”, al impedir una distinción clara entre derecha e izquierda, socava la creación de identidades colectivas en torno a posturas claramente diferenciadas, así como la posibilidad de escoger auténticas alternativas. En el fondo, el centrismo es la consagración del oportunismo político.
Es lo que le ha pasado al Partido Popular y, sobre todo, a Ciudadanos. En concreto, el Partido Popular ha traicionado claramente a su electorado, consolidando, en gran medida, la política de Rodríguez Zapatero: ley del aborto, ley de Memoria Histórica, ausencia de políticas natalistas, nulo proyecto cultural ante las izquierdas, etc. Es decir, centrismo puro. Por otra parte, como ya pronostiqué hace un año, la extrema izquierda –Podemos- se ha aliado con los nacionalistas para destruir el Estado español. En conclusión: o la derecha lleva a cabo una profunda reforma intelectual y moral, o desaparece del mapa. Y, con ella, España.