Malos tiempos para la democracia representativa
Los resultados de las elecciones generales y de las elecciones autonómicas en Cataluña han desembocado en situaciones inestables que son muy negativas para cualquier cosa que se nos pueda ocurrir, salvo que seamos "pescadores en río revuelto" o utilicemos explosivos para pescar. Debería preocuparnos.
Ambos procesos tiene denominadores comunes:
1) - Fragmentación del espectro político hasta el punto de que no solo peligra la gobernabilidad actual sino también la futura, porque esa fragmentación es una máquina de convocar elecciones por imperativo de la legislación vigente, con el costo social, económico y político directamente asociado, y en la actual coyuntura nuevas elecciones no proporcionarán estabilidad.
2) - En ambos casos, se consolidan nuevas fuerzas políticas de izquierda de diseño (los "neo-pijos") que van desde el populismo más chavista y vulgar hasta una nueva interpretación del marxismo (pero sin Karl Marx) con ribetes anarquistas ultra-modernos; fuerzas que quieren cambiar o destruir el sistema desde dentro del mismo para controlarlo y vivir mejor de lo que ya viven, son personas que tienen su origen y educación en la clase media, quieren más y mejor por menos y con el mínimo esfuerzo, caiga quien caiga. Son depredadores de dos patas, los más peligrosos que existen sobre la superficie del planeta desde hace siglos. También ocurre que descubren la seducción del poder y la fama y eso "les pone". Pablo Manuel Iglesias recoge su acta de diputado en el Congreso ante un montón de cámaras y una sonrisa tan esplendida que se pudo ver desde Caracas, nos muestra el maletín de piel que le han entregado y dice con naturalidad: "dentro de cuatro años nosotros no entregaremos maletines, entregaremos mochilas". Impresionante.
3) - En los dos casos también encontramos el tremendo lastre de la corrupción que es sistémica, que afecta a todas las fuerzas políticas con más o menos intensidad, excepto a aquellas que todavía no han tenido tiempo de "trincar", y es una corrupción sistémica porque forma parte de una cultura y de una tradición, como en muchos países del mundo.
En este país, el “turnismo” ha desaparecido, pero el caciquismo no, y Cataluña es un ejemplo modélico, y los cortijos tampoco han desaparecido solo que como consecuencia de la globalización y las nuevas tecnologías ahora ocupan superficies más grandes (tenemos uno con casi la misma superficie que Grecia entera).
4) - Pero el denominador común más grave es que en ambos procesos electorales y post-electorales priman descaradamente cuestiones personales sobre cuestiones programáticas para atender al funcionamiento de una sociedad que necesita soluciones para enfrentar los problemas cotidianos. Eso lo dejamos para después que no es lo prioritario, primero me aseguro la poltrona, no vaya a ocurrir que llegue uno de estos depredadores más listo que yo y me la quite.
Pero no nos autoengañemos, esto está ocurriendo porque los electores han elegido a quien han elegido, y somos nosotros los responsable de lo que ocurre y ocurra en primera, segunda o tercera instancia, tanto si se ha ido a votar como si no. Un observador extraterrestre de inteligencia extraordinaria probablemente no entendería nada, pensaría, "jolines, con lo bien que podrían vivir y con las capacidades que tienen para sobrevivir, ¿cómo es posible que se coman crudos unos a otros?, si les sobra comida". Pero no hace falta imaginar tanto, porque el espectáculo que hemos organizado ha conseguido la atención de todos los países, todas las empresas y todos los medios de comunicación. Un éxito de audiencia que no se producía desde la Transición.
En Cataluña, muchos iluminados han votado a los "pasados de revoluciones" que se quieren ir de Europa, y muchos más a Arturo Mas, y todos sabemos que si su mentor y padrino, el supercorrupto Jorge Pujol se hubiese presentado a las elecciones muchos catalanes le habrían votado e incluso es posible que en competencia personal y directa hubiese obtenido más votos que su pupilo.
Nuestra capacidad de asombro se pone a prueba este año, porqué más allá de la cantidad de elecciones que acumulemos y de disparates que observemos o escuchemos, la cascada de vistas orales que se avecinan, al margen de turbo-alimentar a los medios de comunicación, van a deparar sorpresas de grueso calibre, entre ellas las de comprobar que el nivel de corrupción sistémico es mucho mayor del que hemos soñado en nuestra peor pesadilla, y si los magistrados aguantan el tirón, se van a llevar por delante a muchos elegidos por los electores.
La inestabilidad inducida por el conjunto de estos acontecimientos es acumulativa y tendrá consecuencias en forma de complicaciones sociales y económicas, de polarización de ideas y posturas, y devendrá en manifestaciones violentas de varios tipos. Malos tiempos para la democracia representativa y para la paz social. Es impresionante, pero lo serán más.
Los resultados de las elecciones generales y de las elecciones autonómicas en Cataluña han desembocado en situaciones inestables que son muy negativas para cualquier cosa que se nos pueda ocurrir, salvo que seamos "pescadores en río revuelto" o utilicemos explosivos para pescar. Debería preocuparnos.
Ambos procesos tiene denominadores comunes:
1) - Fragmentación del espectro político hasta el punto de que no solo peligra la gobernabilidad actual sino también la futura, porque esa fragmentación es una máquina de convocar elecciones por imperativo de la legislación vigente, con el costo social, económico y político directamente asociado, y en la actual coyuntura nuevas elecciones no proporcionarán estabilidad.
2) - En ambos casos, se consolidan nuevas fuerzas políticas de izquierda de diseño (los "neo-pijos") que van desde el populismo más chavista y vulgar hasta una nueva interpretación del marxismo (pero sin Karl Marx) con ribetes anarquistas ultra-modernos; fuerzas que quieren cambiar o destruir el sistema desde dentro del mismo para controlarlo y vivir mejor de lo que ya viven, son personas que tienen su origen y educación en la clase media, quieren más y mejor por menos y con el mínimo esfuerzo, caiga quien caiga. Son depredadores de dos patas, los más peligrosos que existen sobre la superficie del planeta desde hace siglos. También ocurre que descubren la seducción del poder y la fama y eso "les pone". Pablo Manuel Iglesias recoge su acta de diputado en el Congreso ante un montón de cámaras y una sonrisa tan esplendida que se pudo ver desde Caracas, nos muestra el maletín de piel que le han entregado y dice con naturalidad: "dentro de cuatro años nosotros no entregaremos maletines, entregaremos mochilas". Impresionante.
3) - En los dos casos también encontramos el tremendo lastre de la corrupción que es sistémica, que afecta a todas las fuerzas políticas con más o menos intensidad, excepto a aquellas que todavía no han tenido tiempo de "trincar", y es una corrupción sistémica porque forma parte de una cultura y de una tradición, como en muchos países del mundo.
En este país, el “turnismo” ha desaparecido, pero el caciquismo no, y Cataluña es un ejemplo modélico, y los cortijos tampoco han desaparecido solo que como consecuencia de la globalización y las nuevas tecnologías ahora ocupan superficies más grandes (tenemos uno con casi la misma superficie que Grecia entera).
4) - Pero el denominador común más grave es que en ambos procesos electorales y post-electorales priman descaradamente cuestiones personales sobre cuestiones programáticas para atender al funcionamiento de una sociedad que necesita soluciones para enfrentar los problemas cotidianos. Eso lo dejamos para después que no es lo prioritario, primero me aseguro la poltrona, no vaya a ocurrir que llegue uno de estos depredadores más listo que yo y me la quite.
Pero no nos autoengañemos, esto está ocurriendo porque los electores han elegido a quien han elegido, y somos nosotros los responsable de lo que ocurre y ocurra en primera, segunda o tercera instancia, tanto si se ha ido a votar como si no. Un observador extraterrestre de inteligencia extraordinaria probablemente no entendería nada, pensaría, "jolines, con lo bien que podrían vivir y con las capacidades que tienen para sobrevivir, ¿cómo es posible que se coman crudos unos a otros?, si les sobra comida". Pero no hace falta imaginar tanto, porque el espectáculo que hemos organizado ha conseguido la atención de todos los países, todas las empresas y todos los medios de comunicación. Un éxito de audiencia que no se producía desde la Transición.
En Cataluña, muchos iluminados han votado a los "pasados de revoluciones" que se quieren ir de Europa, y muchos más a Arturo Mas, y todos sabemos que si su mentor y padrino, el supercorrupto Jorge Pujol se hubiese presentado a las elecciones muchos catalanes le habrían votado e incluso es posible que en competencia personal y directa hubiese obtenido más votos que su pupilo.
Nuestra capacidad de asombro se pone a prueba este año, porqué más allá de la cantidad de elecciones que acumulemos y de disparates que observemos o escuchemos, la cascada de vistas orales que se avecinan, al margen de turbo-alimentar a los medios de comunicación, van a deparar sorpresas de grueso calibre, entre ellas las de comprobar que el nivel de corrupción sistémico es mucho mayor del que hemos soñado en nuestra peor pesadilla, y si los magistrados aguantan el tirón, se van a llevar por delante a muchos elegidos por los electores.
La inestabilidad inducida por el conjunto de estos acontecimientos es acumulativa y tendrá consecuencias en forma de complicaciones sociales y económicas, de polarización de ideas y posturas, y devendrá en manifestaciones violentas de varios tipos. Malos tiempos para la democracia representativa y para la paz social. Es impresionante, pero lo serán más.











