La Capitalidad Cultural Europea hace aguas a tres días de su apertura
Cae otro de los proyectos estrella de San Sebastián 2016: la apertura de la nueva estación de autobuses, retrasada “sine die”
A pesar de que es una importante ciudad de paso entre el sur y el centro de Europa, San Sebastián es la única capital española que no cuenta con una estación de autobuses que merezca este nombre. Desde hace décadas, los intentos para crear una infraestructura acorde con las necesidades de la capital guipuzcoana se han estrellado contra la falta de voluntad política, contra las estrecheces económicas y contra la fuerte corriente anti-infraestructuras que, liderada por la extrema izquierda de Bildu-Sortu-Batasuna, existe en el País Vasco.
La Capitalidad Cultural Europea se constituyó de este modo en la “excusa” perfecta para emprender, de una vez por todas, una obra importante y necesaria para la gran mayoría de los ciudadanos. Pero la nominación de San Sebastián 2016 como capital cultural europea, que nació en medio de una fuerte polémica política, solamente sirvió para impulsar un proyecto vacío, carente de ideas, falto de liderazgo, privado de todo tipo de apoyos y, sobre todo, desprovisto de recursos económicos, tantio públicos como privados.
Tanto es así que la nueva estación de autobuses de Atocha, que iba a inaugurarse el pasado 15 de enero, no ha podido abrirse porque, en el último momento, y apenas unas horas antes del inicio de la Capitalidad Cultural, un informe técnico elaborado por el cuerpo de bomberos de la ciudad desaconsejaba la puesta en marcha de la misma. Al parecer, y según ha informado en alcalde donostiarra, Eneko Goia (PNV), el sistema de evacuación de humos, esencial en una infraestructura de este tipo, no cumple con los requisitos de seguridad.
La estación de autobuses de Atocha, cuando esté finalizada en su dotación interior y en su urbanización exterior, constará de una entreplanta y tres plantas, con 21 dársenas para la entrada y salida de autobuses.
A pesar de que es una importante ciudad de paso entre el sur y el centro de Europa, San Sebastián es la única capital española que no cuenta con una estación de autobuses que merezca este nombre. Desde hace décadas, los intentos para crear una infraestructura acorde con las necesidades de la capital guipuzcoana se han estrellado contra la falta de voluntad política, contra las estrecheces económicas y contra la fuerte corriente anti-infraestructuras que, liderada por la extrema izquierda de Bildu-Sortu-Batasuna, existe en el País Vasco.
La Capitalidad Cultural Europea se constituyó de este modo en la “excusa” perfecta para emprender, de una vez por todas, una obra importante y necesaria para la gran mayoría de los ciudadanos. Pero la nominación de San Sebastián 2016 como capital cultural europea, que nació en medio de una fuerte polémica política, solamente sirvió para impulsar un proyecto vacío, carente de ideas, falto de liderazgo, privado de todo tipo de apoyos y, sobre todo, desprovisto de recursos económicos, tantio públicos como privados.
Tanto es así que la nueva estación de autobuses de Atocha, que iba a inaugurarse el pasado 15 de enero, no ha podido abrirse porque, en el último momento, y apenas unas horas antes del inicio de la Capitalidad Cultural, un informe técnico elaborado por el cuerpo de bomberos de la ciudad desaconsejaba la puesta en marcha de la misma. Al parecer, y según ha informado en alcalde donostiarra, Eneko Goia (PNV), el sistema de evacuación de humos, esencial en una infraestructura de este tipo, no cumple con los requisitos de seguridad.
La estación de autobuses de Atocha, cuando esté finalizada en su dotación interior y en su urbanización exterior, constará de una entreplanta y tres plantas, con 21 dársenas para la entrada y salida de autobuses.