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Viernes, 26 de Febrero de 2016 Tiempo de lectura:

La altura de Pedro

[Img #8227]Pedro Sánchez es alto, 1,90 metros, bastante por encima de la media española, y su carácter está marcado por esa cualidad que le hace sentir superior; obsérvese cómo camina contoneándose, como los exhibicionistas de playa, mirándonos por encima.

 

Es imperativo, aunque para conseguir apoyos externos se pliega a los deseos de otros más pequeños, como Albert Rivera; y hará igual si lo ve necesario con Pablo Manuel Iglesias.

 

Jugó algún tiempo baloncesto en el Estudiantes, y adquirió allí el carácter ambicioso y desmedido del que tiene que ganar, o marcharse fracasado y cambiar de actividad, como hizo él.

 

Ahora, quien fue un obediente diputado en la segunda legislatura de Zapatero, 2008-finales de 2011, oculta haber errado al participar en decisiones indeseables, según él, culpa de otros.

 

Fue un entusiasta defensor de la enmienda zapaterista al artículo 135 de la Constitución que impone el equilibrio presupuestario y consejero de Cajamadrid-Bankia cuando se producían allí todos los desmanes; incluso llegó a obtener una ventajista hipoteca reservada a los directivos de la entidad.

 

Pero actúa como si no hubiera ocurrido. Y pide que, frente al criterio de los demás socialistas de la Unión, se olvide su orden a los eurodiputados españoles para que votaran contra de Jean-Claude Juncker durante la elección del actual presidente de la Comisión Europea.

 

Trata de halagarlo ahora, con poco éxito: el luxemburgués, al que llamó corrupto derechista, lo detesta, igual que importantes socialistas europeos.

 

Mientras exigía primarias en otros partidos, destituía a quien las había ganado en Madrid, Tomás Gómez, otro hombre que rivalizaba en altura con él, igual que Mariano Rajoy.

 

Su agresividad hacia el primer ministro en funciones obedece a que no puede mirarlo por encima del hombro, como a los demás: también mide 1,90.

 

Sánchez es alto, pero no da la talla.

 

 

 

 

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