ETA sigue vendiendo humo
Con ocasión del último “Aberri Eguna” (“Día de la patria vasca”), ETA publicó su tradicional comunicado analizando políticamente la actual situación. La lectura global nos permite corroborar que ETA ni desaparece ni tiene la menor voluntad de hacerlo y por tanto se mantiene como el poder fáctico en la sombra, ejerciendo un cierto grado de coacción y asegurando las purezas ideológicas del entorno político abertzale. Los vigilantes de ese auténtico pisto donde se mezcla un ideario nacionalpatriótico de marcado tono identitario ultra junto al más rancio izquierdismo, son incapaces de comprender los vertiginosos cambios que se están produciendo en los últimos años en la política, la tecnología, la economía y la sociedad. ETA sigue presente y está para quedarse. El guiño a ciertos sectores buenistas, haciendo la referencia a la falta de un proceso negociador, queda en nada cuando se constata que sigue abusando de eufemismos que pueden significar muchas cosas, con tal de no reconocer de modo expreso la necesidad urgente de la disolución.
El comunicado recoge todos los mantras habituales de la izquierda vasca, incluida la representada por Podemos. La identificación primitiva, burda, tosca, pero electoralmente eficaz, de una secesión que por sí sola representará una mejora social. ¿Cómo? ¡Ahhhh! Da igual que los economistas adviertan de que tras un proceso secesionista se producirían graves problemas económicos, producto del incremento de gastos para una estructura estatal que hasta ahora había ido con gastos compartidos y una caída de ingresos por el "efecto frontera". Después de leer y releer los planteamientos de ETA, al final todo se resume en magia. Económica y socialmente hablamos de un programa magufo.
No falta el buenismo de la "construcción entre todos" de un nuevo país, en el que dan por sentado que todo el mundo, empezando por los inmigrantes de otras culturas, van a aceptar acríticamente y con entusiasmo el marco identitario que ellos imponen. Con los hijos y nietos de la inmigración del resto de España funcionó, pero con los nietos de otras inmigraciones, ¿funcionara? El mundo patriótico vasco sigue sin asumir que si muchos ciudadanos procedentes del resto de España y sus descendientes aceptaron de modo sumiso y servil del modelo identitario ultranacionalista "abertzale" fue porque todos eran españoles, los que imponían y los que lo aceptaban, y por tanto había un sustrato cultural compartido. Esto no se produce con la creciente inmigración musulmana, africana y china que está acudiendo al País Vasco y Navarra en avalancha al calor de las disparatadas rentas de inserción. Nuevamente, pensamiento magufo... o directamente falso a la espera del "día después", cuando tengan las manos libres para una "noche de los cristales rotos". Con los precedentes criminales de esta gente, nada se puede descartar. Al fin y al cabo, la izquierda, cuando le interesa, no tiene el menor problema para expulsar por las bravas a refugiados e inmigrantes no deseados, como hizo este verano su admirado Nicolás Maduro
Si en unas cosas venden humo, el campo de la "memoria" lo utilizan como camuflaje, para seguir falseando y blanqueando su pasado. Llama la atención que afirmen que no se pueden aceptar matanzas "que tienen como objetivos a simples ciudadanos". Viniendo esto de ETA, es la enésima prueba de cinismo. No quieren asumir su pasado y por ahora no lo van hacer, toda vez que expresamente lo dejan para un futuro, cuando lo "afrontarán con sinceridad, por la vía de la autocrítica y la convivencia", con lo que tendremos que recordarles como sin ser teóricamente un objetivo buscado, al final el colectivo en el que más crímenes han realizado fue el de los "simples ciudadanos".
Sobre los 858 muertos, un cálculo realizado por Florencio Domínguez Iribarren establecía que más de un tercio fueron "víctimas colaterales". Y esto es un mínimo, dado que tenemos la constancia de que hubo civiles asesinados en base a acusaciones falsas de tráfico de drogas o "chivatos".
También eran "simples ciudadanos" los militares y miembros de las fuerzas de seguridad que estaban retirados. Este es uno de los grupos de víctimas más injustamente olvidados. Jamás de modo expreso ETA los calificó como objetivo legítimo, ni fueron amenazados expresamente y mucho menos se justificó su persecución durante décadas. No lo hizo porque no podían: eran venerables ancianos que, a efectos prácticos, habían recuperado su condición de civiles y, por lo tanto, no eran miembros de lo que llaman "las fuerzas de ocupación". Es doloroso comprobar cómo nadie ha resaltado este hecho e, incluso, se ha colaborado inconscientemente con los criminales al asimilarlos en estadísticas a los agentes y militares en activo, cuando su situación ya era diferente.
¿Y los familiares de los miembros de las fuerzas del orden? Ellos también eran "simples ciudadanos". No está mal recordar algunas cosas. Si bien a partir de un cierto momento se advierte a los que viven en las casas cuarteles, la mayor masacre de este tipo fue la realizada en Zaragoza, en una época en que no se había realizado tal advertencia a los establecimientos fuera del País Vasco. Ni sus hipócritas formas guardaron.
El asesinato de "simples ciudadanos" tenía lugar durante atentados contra otros objetivos. Cada muerte era seguida de un hipócrita comunicado donde asumían el error y prometían poner los medios para que no volviera a ocurrir. Nunca pusieron los medios. Mientras las fuerzas del orden introdujeron cambios organizativos que entre 1979 y 1982 acabaron con los muertos en manifestaciones y controles, los "errores" de ETA lejos de disminuir fueron incrementándose paulatinamente.
Nunca abrieron una investigación interna. Nunca depuraron responsabilidades. Nunca tomaron medidas contra los incompetentes. Y eso que tuvieron oportunidades para demostrar un mínimo de sensibilidad, como el escandaloso atentado de Hipercor, donde la cadena de incompetencias ha sido desgranada magistralmente por María José Grech en “Libertad Digital”. Tras una carnicería que nada tiene que envidiar a las cometidas en los atentados yihaidistas, todos los miembros del comando Barcelona fueron ratificados en su puesto y respaldados plenamente y sin fisuras por la dirección de ETA.
Ya que hablan de "autocritica" tienen más campos en los que actuar. Por ejemplo, la campaña contra los intereses franceses que fundamentalmente no afectó a intereses franceses sino a pequeños empresarios vascos. El uso de malos tratos y torturas con personas secuestradas y/o asesinadas. La campaña de represión contra la ciudadanía que denominaron "Socialización del sufrimiento". La pertinaz negativa a asumir que muchas de las acusaciones a víctimas eran falsas. Es tanto lo que tienen que explicar que no es admisible esa promesa que hacen de ser autocríticos a futuro.
El movimiento se demuestra andando y lo cierto es que este comunicado demuestra más allá de toda duda razonable que ETA y sus apoyos políticos mantienen su pertinaz inmovilismo. Claro que ellos no tienen toda la culpa: salvo contadas excepciones ni partidos ni medios tienen mucho interés en contar con detalle cual ha sido la verdadera dimensión del terrorismo vasco.
Con ocasión del último “Aberri Eguna” (“Día de la patria vasca”), ETA publicó su tradicional comunicado analizando políticamente la actual situación. La lectura global nos permite corroborar que ETA ni desaparece ni tiene la menor voluntad de hacerlo y por tanto se mantiene como el poder fáctico en la sombra, ejerciendo un cierto grado de coacción y asegurando las purezas ideológicas del entorno político abertzale. Los vigilantes de ese auténtico pisto donde se mezcla un ideario nacionalpatriótico de marcado tono identitario ultra junto al más rancio izquierdismo, son incapaces de comprender los vertiginosos cambios que se están produciendo en los últimos años en la política, la tecnología, la economía y la sociedad. ETA sigue presente y está para quedarse. El guiño a ciertos sectores buenistas, haciendo la referencia a la falta de un proceso negociador, queda en nada cuando se constata que sigue abusando de eufemismos que pueden significar muchas cosas, con tal de no reconocer de modo expreso la necesidad urgente de la disolución.
El comunicado recoge todos los mantras habituales de la izquierda vasca, incluida la representada por Podemos. La identificación primitiva, burda, tosca, pero electoralmente eficaz, de una secesión que por sí sola representará una mejora social. ¿Cómo? ¡Ahhhh! Da igual que los economistas adviertan de que tras un proceso secesionista se producirían graves problemas económicos, producto del incremento de gastos para una estructura estatal que hasta ahora había ido con gastos compartidos y una caída de ingresos por el "efecto frontera". Después de leer y releer los planteamientos de ETA, al final todo se resume en magia. Económica y socialmente hablamos de un programa magufo.
No falta el buenismo de la "construcción entre todos" de un nuevo país, en el que dan por sentado que todo el mundo, empezando por los inmigrantes de otras culturas, van a aceptar acríticamente y con entusiasmo el marco identitario que ellos imponen. Con los hijos y nietos de la inmigración del resto de España funcionó, pero con los nietos de otras inmigraciones, ¿funcionara? El mundo patriótico vasco sigue sin asumir que si muchos ciudadanos procedentes del resto de España y sus descendientes aceptaron de modo sumiso y servil del modelo identitario ultranacionalista "abertzale" fue porque todos eran españoles, los que imponían y los que lo aceptaban, y por tanto había un sustrato cultural compartido. Esto no se produce con la creciente inmigración musulmana, africana y china que está acudiendo al País Vasco y Navarra en avalancha al calor de las disparatadas rentas de inserción. Nuevamente, pensamiento magufo... o directamente falso a la espera del "día después", cuando tengan las manos libres para una "noche de los cristales rotos". Con los precedentes criminales de esta gente, nada se puede descartar. Al fin y al cabo, la izquierda, cuando le interesa, no tiene el menor problema para expulsar por las bravas a refugiados e inmigrantes no deseados, como hizo este verano su admirado Nicolás Maduro
Si en unas cosas venden humo, el campo de la "memoria" lo utilizan como camuflaje, para seguir falseando y blanqueando su pasado. Llama la atención que afirmen que no se pueden aceptar matanzas "que tienen como objetivos a simples ciudadanos". Viniendo esto de ETA, es la enésima prueba de cinismo. No quieren asumir su pasado y por ahora no lo van hacer, toda vez que expresamente lo dejan para un futuro, cuando lo "afrontarán con sinceridad, por la vía de la autocrítica y la convivencia", con lo que tendremos que recordarles como sin ser teóricamente un objetivo buscado, al final el colectivo en el que más crímenes han realizado fue el de los "simples ciudadanos".
Sobre los 858 muertos, un cálculo realizado por Florencio Domínguez Iribarren establecía que más de un tercio fueron "víctimas colaterales". Y esto es un mínimo, dado que tenemos la constancia de que hubo civiles asesinados en base a acusaciones falsas de tráfico de drogas o "chivatos".
También eran "simples ciudadanos" los militares y miembros de las fuerzas de seguridad que estaban retirados. Este es uno de los grupos de víctimas más injustamente olvidados. Jamás de modo expreso ETA los calificó como objetivo legítimo, ni fueron amenazados expresamente y mucho menos se justificó su persecución durante décadas. No lo hizo porque no podían: eran venerables ancianos que, a efectos prácticos, habían recuperado su condición de civiles y, por lo tanto, no eran miembros de lo que llaman "las fuerzas de ocupación". Es doloroso comprobar cómo nadie ha resaltado este hecho e, incluso, se ha colaborado inconscientemente con los criminales al asimilarlos en estadísticas a los agentes y militares en activo, cuando su situación ya era diferente.
¿Y los familiares de los miembros de las fuerzas del orden? Ellos también eran "simples ciudadanos". No está mal recordar algunas cosas. Si bien a partir de un cierto momento se advierte a los que viven en las casas cuarteles, la mayor masacre de este tipo fue la realizada en Zaragoza, en una época en que no se había realizado tal advertencia a los establecimientos fuera del País Vasco. Ni sus hipócritas formas guardaron.
El asesinato de "simples ciudadanos" tenía lugar durante atentados contra otros objetivos. Cada muerte era seguida de un hipócrita comunicado donde asumían el error y prometían poner los medios para que no volviera a ocurrir. Nunca pusieron los medios. Mientras las fuerzas del orden introdujeron cambios organizativos que entre 1979 y 1982 acabaron con los muertos en manifestaciones y controles, los "errores" de ETA lejos de disminuir fueron incrementándose paulatinamente.
Nunca abrieron una investigación interna. Nunca depuraron responsabilidades. Nunca tomaron medidas contra los incompetentes. Y eso que tuvieron oportunidades para demostrar un mínimo de sensibilidad, como el escandaloso atentado de Hipercor, donde la cadena de incompetencias ha sido desgranada magistralmente por María José Grech en “Libertad Digital”. Tras una carnicería que nada tiene que envidiar a las cometidas en los atentados yihaidistas, todos los miembros del comando Barcelona fueron ratificados en su puesto y respaldados plenamente y sin fisuras por la dirección de ETA.
Ya que hablan de "autocritica" tienen más campos en los que actuar. Por ejemplo, la campaña contra los intereses franceses que fundamentalmente no afectó a intereses franceses sino a pequeños empresarios vascos. El uso de malos tratos y torturas con personas secuestradas y/o asesinadas. La campaña de represión contra la ciudadanía que denominaron "Socialización del sufrimiento". La pertinaz negativa a asumir que muchas de las acusaciones a víctimas eran falsas. Es tanto lo que tienen que explicar que no es admisible esa promesa que hacen de ser autocríticos a futuro.
El movimiento se demuestra andando y lo cierto es que este comunicado demuestra más allá de toda duda razonable que ETA y sus apoyos políticos mantienen su pertinaz inmovilismo. Claro que ellos no tienen toda la culpa: salvo contadas excepciones ni partidos ni medios tienen mucho interés en contar con detalle cual ha sido la verdadera dimensión del terrorismo vasco.