Súplica
Ante la inminencia de las elecciones del 26-J, dígame señor Pablo Iglesias, oigo hablar de usted pero no me queda claro si viene o va, si evoca los círculos de poder o si ejerce todo el poder sin círculos, si quiere a Errejón o darle por el costado como a Sergio Pascual. Si cree que tiene más o menos ambición de poder que Pedro Sánchez, si le apoya para que gobierne España o quiere gobernarle y asfixiarle. Si se ríe realmente o es que se mofa de los adversarios, si habla de democracia o es un impostor. Si presenta proyectos embriagadores o intenta emborrachar, si es el Cesar libertador o el impositor y liquidador. Si quiere un Gobierno de progreso o una Nueva Internacional, si un Gobierno a la valenciana, la greciana o benezolana. Si es un asambleísta encantador o un revolucionario moderno, si cuando le vitorean se sublima o prefiere el aparentar, el poder y el dinero. Si es un comunista revolucionario o populista autoritario. Si recibe dinero de Caracas, Teherán y la Habana o lo reparte entre los necesitados. Si sus besos propulsan la belleza y muestran lo que se quieren en familia o son el preludio de purgas fulminantes.
Dígame señor Pablo Manuel Iglesias si habló con Tsipras pidiéndole que convenciera a Sánchez para formar un gobierno a la griega en España o si se adelantó Pedro en Bruselas suplicándole que pidiera a Podemos el apoyo para gobernar. Dígamelo porque al estar la situación tan enmarañada y viendo que puede surgir “una nueva etapa” de besos y belleza, con tanto paso a paso, golpe a golpe y tic, tac, tic, tac… estoy perdiendo hasta el sentido de la orientación.
Ante la inminencia de las elecciones del 26-J, dígame señor Pablo Iglesias, oigo hablar de usted pero no me queda claro si viene o va, si evoca los círculos de poder o si ejerce todo el poder sin círculos, si quiere a Errejón o darle por el costado como a Sergio Pascual. Si cree que tiene más o menos ambición de poder que Pedro Sánchez, si le apoya para que gobierne España o quiere gobernarle y asfixiarle. Si se ríe realmente o es que se mofa de los adversarios, si habla de democracia o es un impostor. Si presenta proyectos embriagadores o intenta emborrachar, si es el Cesar libertador o el impositor y liquidador. Si quiere un Gobierno de progreso o una Nueva Internacional, si un Gobierno a la valenciana, la greciana o benezolana. Si es un asambleísta encantador o un revolucionario moderno, si cuando le vitorean se sublima o prefiere el aparentar, el poder y el dinero. Si es un comunista revolucionario o populista autoritario. Si recibe dinero de Caracas, Teherán y la Habana o lo reparte entre los necesitados. Si sus besos propulsan la belleza y muestran lo que se quieren en familia o son el preludio de purgas fulminantes.
Dígame señor Pablo Manuel Iglesias si habló con Tsipras pidiéndole que convenciera a Sánchez para formar un gobierno a la griega en España o si se adelantó Pedro en Bruselas suplicándole que pidiera a Podemos el apoyo para gobernar. Dígamelo porque al estar la situación tan enmarañada y viendo que puede surgir “una nueva etapa” de besos y belleza, con tanto paso a paso, golpe a golpe y tic, tac, tic, tac… estoy perdiendo hasta el sentido de la orientación.