Google se lanza a apoyar el totalitarismo transexual
El buscador Google aparece hoy con un lema “Sé como quieras”, que posiciona a la compañía norteamericana junto a las voces más activas en apoyo de la más grosera ideología de género. Pero el eslogan de Google, en realidad un enlace que proporciona información sobre el “Día del Orgullo” y que, por lo tanto, quiere sumarse a la poderosa corriente de fatuo progresismo “políticamente correcto” que inunda las administraciones y los medios de comunicación, es, en el fondo, un insulto ignorante a los estudios científicos más serios y reputados.
Fue el pasado mes de marzo, en un comunicado histórico por su contundencia, cuando el Colegio Americano de Pediatras (ACP, en sus siglas en inglés) instaba a los educadores, medios de comunicación y legisladores de Estados Unidos a rechazar la implantación de cualquier tipo de política que apele a considerar como “aceptable y normal” la transformación química o quirúrgica del sexo de un individuo. “Son los datos, y no la ideología”, dicían los pediatras norteamericanos, “los que han de determinar la realidad sexual" de las personas.
El “Sé como quieras” abanderado por Google y por la izquierda totalitaria occidental nada tiene que ver con la realidad, que es la que se construye sobre los fundamentos científicos. “La sexualidad humana es un rasgo binario biológico objetivo: ‘XY’ y ‘XX’ son marcadores genéticos de la salud y la norma para que un ser humano sea hombre o mujer”, dice el Colegio Americano de Pediatras, y añade: “La sexualidad humana tiene este carácter binario por su diseño intencional evidente dirigido a la reproducción y el florecimiento de nuestra especie. Este principio es evidente por sí mismo”.
Lo que hace la ideología de género, bandera en la que se ha envuelto la progresía europea y norteamericana cuando el resto de sus reivindicaciones clásicas han sido enterradas en el baúl de los despropósitos históricos, es licuar de una forma sistemática y organizada, a través de la política, la educación, la sanidad y los medios de comunicación, la realidad más elemental establecida por los rasgos genéticos y biológicos. La ideología de género, el totalitarismo transexual que se cuela a través del “Sé como quieras” de Google, otorga soberanía absoluta a la voluntad humana sobre cualquier otra consideración física y, además, trata de imponer coercitivamente a los demás individuos, y al resto de la sociedad, esa soberanía absoluta de carácter individual.
Google, y tantos y tantos abanderados de la falsaria y disgregadora ideología de género, hace caso omiso de la literatura científica más seria, convalidada y unánime, que reconoce la disforia de género (trastorno de la identidad sexual) como un trastorno de la salud. Por mucho ruido que se haga a su alrededor y por muchos focos que la alumbren, la transexualidad no está reconocida por la literatura científica como una manifestación de la libertad individual, sino que está reconocida como un padecimiento, entrando a forma parte de todas las clasificaciones de enfermedades usadas mundialmente (entre ellas la Clasificación Internacional de Enfermedades CIE-IO de la OMS).
El buscador Google aparece hoy con un lema “Sé como quieras”, que posiciona a la compañía norteamericana junto a las voces más activas en apoyo de la más grosera ideología de género. Pero el eslogan de Google, en realidad un enlace que proporciona información sobre el “Día del Orgullo” y que, por lo tanto, quiere sumarse a la poderosa corriente de fatuo progresismo “políticamente correcto” que inunda las administraciones y los medios de comunicación, es, en el fondo, un insulto ignorante a los estudios científicos más serios y reputados.
Fue el pasado mes de marzo, en un comunicado histórico por su contundencia, cuando el Colegio Americano de Pediatras (ACP, en sus siglas en inglés) instaba a los educadores, medios de comunicación y legisladores de Estados Unidos a rechazar la implantación de cualquier tipo de política que apele a considerar como “aceptable y normal” la transformación química o quirúrgica del sexo de un individuo. “Son los datos, y no la ideología”, dicían los pediatras norteamericanos, “los que han de determinar la realidad sexual" de las personas.
El “Sé como quieras” abanderado por Google y por la izquierda totalitaria occidental nada tiene que ver con la realidad, que es la que se construye sobre los fundamentos científicos. “La sexualidad humana es un rasgo binario biológico objetivo: ‘XY’ y ‘XX’ son marcadores genéticos de la salud y la norma para que un ser humano sea hombre o mujer”, dice el Colegio Americano de Pediatras, y añade: “La sexualidad humana tiene este carácter binario por su diseño intencional evidente dirigido a la reproducción y el florecimiento de nuestra especie. Este principio es evidente por sí mismo”.
Lo que hace la ideología de género, bandera en la que se ha envuelto la progresía europea y norteamericana cuando el resto de sus reivindicaciones clásicas han sido enterradas en el baúl de los despropósitos históricos, es licuar de una forma sistemática y organizada, a través de la política, la educación, la sanidad y los medios de comunicación, la realidad más elemental establecida por los rasgos genéticos y biológicos. La ideología de género, el totalitarismo transexual que se cuela a través del “Sé como quieras” de Google, otorga soberanía absoluta a la voluntad humana sobre cualquier otra consideración física y, además, trata de imponer coercitivamente a los demás individuos, y al resto de la sociedad, esa soberanía absoluta de carácter individual.
Google, y tantos y tantos abanderados de la falsaria y disgregadora ideología de género, hace caso omiso de la literatura científica más seria, convalidada y unánime, que reconoce la disforia de género (trastorno de la identidad sexual) como un trastorno de la salud. Por mucho ruido que se haga a su alrededor y por muchos focos que la alumbren, la transexualidad no está reconocida por la literatura científica como una manifestación de la libertad individual, sino que está reconocida como un padecimiento, entrando a forma parte de todas las clasificaciones de enfermedades usadas mundialmente (entre ellas la Clasificación Internacional de Enfermedades CIE-IO de la OMS).











