Publica una “Guía de atención integral a las personas en situación de transexualidad”
El Gobierno Vasco afirma que las personas pueden autodeterminarse en su identidad sexual
“Entendemos el respeto a la dignidad de las personas como un derecho humano fundamental que pasa por la libre autodeterminación personal que a su vez incluye la identidad sexual de cada persona, aunque esta no coincida con el sexo asignado al nacer”.
Con esta afirmación, que engarza de la forma más abrupta y acientífica con los fundamentos más radicales defendidos por la ideología de género, el Ejecutivo del PNV presenta su “Guía de atención integral a las personas en situación de transexualidad”, una publicación que responde, según el Gabinete de Iñigo Urkullu, “a un deber ético y al mandato de la Ley 14/2012, de 28 de junio, de no discriminación por motivos de identidad de género y de reconocimiento de los derechos de las personas transexuales, también al compromiso adquirido por el Gobierno Vasco con las personas”.
El trabajo hecho público por la Administración de Vitoria está dirigido a orientar de una forma coordinada sobre qué tipo de atención educativa, social y sanitaria prestar a las personas que se encuentran en “una situación de transexualidad”. Para el Ejecutivo autonómico, “la transexualidad no es un trastorno, ni una enfermedad mental, ni una sociopatía, es un hecho de diversidad, una variante más de la diversidad humana, que se puede manifestar desde la más tierna infancia y que, en muchos casos, necesita de una atención coordinada desde los ámbitos educativo, social y sanitario”.
El “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” o DSM IV de la Asociación Psiquiátrica Americana clasifica la transexualidad dentro de los Trastornos de la Identidad Sexual. La Organización Mundial de la Salud también la incluyó como síndrome médico en 1977 en una resolución adoptada en la XXIX Asamblea Mundial de la Salud. Más recientemente, y en un comunicado histórico por su contundencia, el Colegio Americano de Pediatras (ACP, en sus siglas en inglés) instaba a los educadores y legisladores de Estados Unidos a rechazar la implantación de cualquier tipo de política que apele a considerar como “aceptable y normal” la transformación química o quirúrgica el sexo de un individuo. “Son los datos, y no la ideología”, dicen los pediatras norteamericanos, “los que han de determinar la realidad sexual" de las personas.
A pesar de esto, el Gobierno nacionalista vasco, afirma con rotundidad que “la transexualidad no es un trastorno, ni una enfermedad mental, ni una sociopatía, es un hecho de diversidad, una variante más de la diversidad humana, que se puede manifestar desde la más tierna infancia y que, en muchos casos, necesita de una atención coordinada desde los ámbitos educativo, social y sanitario”.
“Entendemos el respeto a la dignidad de las personas como un derecho humano fundamental que pasa por la libre autodeterminación personal que a su vez incluye la identidad sexual de cada persona, aunque esta no coincida con el sexo asignado al nacer”.
Con esta afirmación, que engarza de la forma más abrupta y acientífica con los fundamentos más radicales defendidos por la ideología de género, el Ejecutivo del PNV presenta su “Guía de atención integral a las personas en situación de transexualidad”, una publicación que responde, según el Gabinete de Iñigo Urkullu, “a un deber ético y al mandato de la Ley 14/2012, de 28 de junio, de no discriminación por motivos de identidad de género y de reconocimiento de los derechos de las personas transexuales, también al compromiso adquirido por el Gobierno Vasco con las personas”.
El trabajo hecho público por la Administración de Vitoria está dirigido a orientar de una forma coordinada sobre qué tipo de atención educativa, social y sanitaria prestar a las personas que se encuentran en “una situación de transexualidad”. Para el Ejecutivo autonómico, “la transexualidad no es un trastorno, ni una enfermedad mental, ni una sociopatía, es un hecho de diversidad, una variante más de la diversidad humana, que se puede manifestar desde la más tierna infancia y que, en muchos casos, necesita de una atención coordinada desde los ámbitos educativo, social y sanitario”.
El “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” o DSM IV de la Asociación Psiquiátrica Americana clasifica la transexualidad dentro de los Trastornos de la Identidad Sexual. La Organización Mundial de la Salud también la incluyó como síndrome médico en 1977 en una resolución adoptada en la XXIX Asamblea Mundial de la Salud. Más recientemente, y en un comunicado histórico por su contundencia, el Colegio Americano de Pediatras (ACP, en sus siglas en inglés) instaba a los educadores y legisladores de Estados Unidos a rechazar la implantación de cualquier tipo de política que apele a considerar como “aceptable y normal” la transformación química o quirúrgica el sexo de un individuo. “Son los datos, y no la ideología”, dicen los pediatras norteamericanos, “los que han de determinar la realidad sexual" de las personas.
A pesar de esto, el Gobierno nacionalista vasco, afirma con rotundidad que “la transexualidad no es un trastorno, ni una enfermedad mental, ni una sociopatía, es un hecho de diversidad, una variante más de la diversidad humana, que se puede manifestar desde la más tierna infancia y que, en muchos casos, necesita de una atención coordinada desde los ámbitos educativo, social y sanitario”.